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viernes, 5 de junio de 2020

San Bonifacio, Obispo y mártir


Bonifacio, 
patrón de la Iglesia alemana


(Se hace la señal de la cruz y se dice:)

- Dios mío, ven en mi auxilio.
- Señor, date prisa en socorrerme.
- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya


HIMNO    Venían del desierto (Víctor Jara)

Venían del desierto, de los cerros y del mar.

El corazón se desató y largó a caminar.
Sabían de la muerte, lo duro que es el pan.
Venían del desierto, de los cerros y del mar

El camarada les habló de nuestra humanidad:
la historia de la mina, del campo y la ciudad.
Vibró en el alma tanta humillación;
y toda aquella multitud comprendió la hermandad

Volvieron al trabajo, minero y pescador,
cantando la esperanza, labrando la unión,
Con cañas y tambores y flautas de metal,
sembrando las semillas que todos gozarán

Salmodia
       Salmo 40       Oración de un enfermo

Ant. 1: Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.

Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»

Mis enemigos me desean lo peor:
«A ver si se muere, y se acaba su apellido.»

El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y, cuando sale afuera, la dice.

Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»

Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.

Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.

En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.

A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.

Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1: Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

           Salmo 45        Dios, refugio y fortaleza de su pueblo

Ant. 2:   El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2:   El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

          Cántico: Ap 15, 3-4                   Himno de adoración

Ant. 3: Vendrán todas las naciones y se postraran en tu acatamiento, Señor

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las acciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3: Vendrán todas las naciones y se postraran en tu acatamiento, Señor

Lecturas
Primera lectura         Carta del apóstol Pablo a Timoteo 3, 10 - 17.
El que se proponga vivir piadosamente en Cristo Jesús será perseguido.

Querido hermano:
Tú seguiste paso a paso mi doctrina y mi conducta, mis planes, fe y paciencia, mi amor fraterno y mi aguante en las persecuciones y sufrimientos, como aquellos que me ocurrieron en Antioquía, Iconio y Listra.
¡Qué persecuciones padecí! Pero de todas me libró el Señor.
Por otra parte, todo el que se proponga vivir piadosamente en Cristo Jesús será perseguido.
En cambio, esos perversos embaucadores irán de mal en peor, extraviando a los demás y extraviándose ellos mismos.
Pero tú permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste y que desde niño conoces la sagrada Escritura; ella puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación.
Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud; así el hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena.
Canto                        Ortiga - Canción de la esperanza
Salmo 33(32),4-5.18-19.20.22.
Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia.

Nuestra alma espera en el Señor;
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.
Salmo 33(32),4-5.18-19.20.22.
Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia.

Nuestra alma espera en el Señor;
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.


Creo que detrás de la bruma el sol espera.
Creo que en esta noche oscura duermen estrellas.
Creo en los ocultos volcanes sin ver sus fuegos.
Creo que esta nave perdida llega a su puerto.

No me robaran la esperanza, no me la romperán.
Vengan a cantarla conmigo, vengan a cantar.

Creo en el hombre razonable y no en la fuerza.
Pienso que la paz es simiente bajo la tierra.
Creo en la nobleza del hombre de Dios imagen.
Y en la voluntad de los hombres que se levantan.

    Evangelio                                                                Marcos 12, 35 - 37
 ¿ Cómo dicen que el Mesías es Hijo de David?

En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:
- “¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, dice:
‘Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies. Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo? ’.
La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo.

Reflexión:

Permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado

San Pablo se dirige a su discípulo Timoteo comenzando con un elogio. Elogia la conducta de Timoteo porque siguió todo lo que le enseñó y conoce toda la conducta de Pablo, incluyendo sus persecuciones.
Le recuerda, como a él le ha ocurrido, que todo “el que se proponga vivir como buen cristiano será perseguido”. El evangelio será siempre “un signo de contradicción”. Algunos, en cualquier época, lo aceptarán con emoción y profunda alegría y otros, en cambio, lo rechazarán de diversas maneras, desde la persecución al evangelizador o desde la intensa indiferencia  y menosprecio. La recomendación de Pablo a Timoteo, y a todos nosotros, es la de permanecer en “lo que has aprendido y se te ha confiado”. Este debe ser siempre nuestro punto fuerte, permanecer en el seguimiento de Jesús, permanecer en vivir el evangelio que él nos enseñó. Es el camino “que conduce a la salvación”, a encontrar el sentido y la alegría de vivir. Para esto nada mejor que leer cada día y adentrase en la Escritura donde ni más ni menos nos habla el mismo Dios. Es palabra “inspirada por Dios” para “enseñar, reprender, corregir, educar en la virtud”.

La gente disfrutaba escuchándolo

En la línea de lo que acabamos de decir al comentar la primera lectura de hoy, Jesús en su tiempo fue aceptado por unos y rechazado por otros. Según nos relatan los evangelios, los escribas, fariseos, herodianos, saduceos, letrados… no solamente no le hacían caso, sino que buscaban desprestigiarle para que no le siguiese nadie. Para ello, le hacían preguntas capciosas para que en sus posibles respuestas quedase mal ante los que le escuchaban con atención. Pero nunca  lo consiguieron. Al contrario, Jesús con sus respuestas quedaba mejor que ellos y su fama crecía delante de sus oyentes. “La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo”.
Como seguidores de Jesús, los que vivimos en el siglo XXI, podemos dirigirnos a él y preguntarle aquello que no veamos claro, pero siempre con buena intención y el deseo de que nos regale su luz, ilumine más nuestra vida, porque para nosotros es el Hijo de Dios, el que nos ama hasta el extremo y el que desea disipar nuestras tinieblas. Y hemos de pedirle también las fuerzas suficientes para hacerle siempre caso: “Dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan”

                   
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

 (Guardamos unos minutos de silencio y reflexionamos sobre las lecturas y el canto):

Responsorio breve:
Ant.: Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado un respiro.
Nos refinaste como refinan la plata.  
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
         Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado un respiro.
Magníficat.                                      Mi alma glorifica al Señor mi Dios
Madre de los creyentes (Francisco Palazón)

Ant.:    Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno.





(Con el video de fondo, hacemos la señal de la cruz y seguimos el canto)
Bendita tú entre las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre.
1.      Glorifica mi alma al Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador,
porque ha puesto los ojos en su esclava,
y dichosa me dirán todos los pueblos.
2.      Su clemencia se derrama por los siglos
sobre aquellos que le temen y le aman,
desplegó el gran poder de su derecha,
confundiendo el corazón de los soberbios.
3.      Derribó a los poderosos de sus tronos
y ensalzó a los humildes y a los pobres,
los hambrientos se sacieron de sus bienes
y alejó de sí vacíos a los ricos.
4.      Acogió a Israel, su humilde siervo
acordándose de su misericordia,
como había prometido a nuestros padres,
a Abraham y descendencia para siempre.

Ant.:    Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno.

Preces

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida, en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
- Te glorificamos, Señor
Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
- Te glorificamos, Señor
Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
- Te glorificamos, Señor
Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
- Te glorificamos, Señor
Porque, con tu gracia, nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
- Te glorificamos, Señor
Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
- Te glorificamos, Señor
Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro
Kairoi


1.   
Padre Nuestro que estás en el cielo
santificado sea tu Nombre y tu Reino
hágase tu Voluntad
así en la tierra como se hace también en el cielo.

Padre Nuestro te rezamos. Cielo y tierra escucharán
que tu pueblo está cantando, con sus voces, tu bondad.
Padre Nuestro te rezamos. Cielo y tierra escucharán
que tu pueblo está cantando, con sus voces, tu bondad.

2.    Y danos hoy el pan
ganado con nuestro trabajo
ganado con nuestro sudor
ganado con estas mis manos./2
Y perdona nuestras ofensas
como nosotros intentamos perdonar.

Y no nos dejes caer en tentación
y líbranos de cualquier mal. Amén.
Y líbranos de cualquier mal. Ah
Y grito amén. eh. Y grito amén.
(improvisando).

Final


Dios misericordioso, refugio en todo peligro, vuelve tu mirada hacia nosotros que con fe te imploramos en la tribulación y concede el alivio a los que lloran, la salud a los enfermos, la paz a los que mueren, la fuerza a los trabajadores de la salud, el espíritu de sabiduría a los gobernantes y el ánimo de acercarse a todos con amor para glorificar juntos tu santo nombre
 Canto a María.
María, mujer fuerte. (Salomé Arricibita)


1.      Esperando siempre
con la sonrisa iluminando sus quehaceres.
Con la esperanza empapando sus quereres,
con una plegaria entre sus labios sin que cese
la confianza en un Dios Padre que nos quiere

Mujer fuerte, con o sin miedo.
Mujer que hace crecer sus talentos.
Mujer atenta, mujer que entiende.
Mujer que elige mirar de frente.
Mujer que espera, mujer que anhela.
Mujer que no hace pequeña ninguna entrega.
Mujer que calla, mujer que habla
con las palabras que guarda en su alma,
que guarda en su alma

2.      Esperando siempre,
manos activas que acarician y convierten
en vida nueva sus cuidados y deberes
con la palabra precisa cual simiente
que aguarda el día de crecer y hacerse fuerte

3.      Mujer en vela, mujer que siente
el miedo hiriente y el amor que envuelve
Mujer que mira agradecida
las huellas que dios deja en su vida
Mujer que espera, mujer que anhela,
mujer que no hace pequeña ninguna entrega
mujer que calla, mujer que habla
con las palabras que guarda en su alma


Bonifacio apóstol de Alemania


Llamado el "Apóstol de Alemania" por haber evangelizado sistemáticamente las grandes regiones centrales, por haber fundado y organizado iglesias y por haber creado una jerarquía bajo la jurisdicción directa de la Santa Sede. Sus dones de misionero y reformador generaron importantes frutos.
Winfrido (su nombre de bautizo) nació en el año 680 en Wessex - Inglaterra. Se trasladó de muy joven a la abadía de Nursling, en la diócesis de Winchester, donde se le nombró director de la escuela. Ahí escribió la primera gramática latina que se haya hecho en Inglaterra.
A la edad de 30 años recibió las órdenes sacerdotales y se dedicó al estudio de la Biblia. En el año 718 el Papa San Gregorio II otorgó a Winfrido un mandato directo para llevar la Palabra de Dios a los herejes en general. Éste lo escuchó complacido y le dijo: "Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio". Este nombre significa "bienhechor". El Santo partió inmediatamente con destino a Alemania, cruzó los Alpes, atravesó Baviera y llegó al Hesse.
En poco tiempo, pudo enviar a la Santa Sede un informe tan satisfactorio que el Papa hizo venir al misionero con miras a confiarle el obispado. El día de San Andrés del año 722, fue consagrado obispo regional con jurisdicción general sobre Alemania. Bonifacio regresó a Hesse y como primera medida, se propuso arrancar de raíz las supersticiones paganas que eran el principal obstáculo para la evangelización.
En el año 731, el Papa Gregorio III, sucesor de Gregorio II, mandó a San Bonifacio el nombramiento de metropolitano para toda Alemania más allá del Rhin, con autoridad para crear obispados donde lo creyera conveniente. En su tercer viaje a Roma fue nombrado también delegado de la Sede Apostólica. San Bonifacio y su discípulo San Sturmi fundaron en el año de 741 la abadía de Fulda, que con el tiempo se convirtió en el Monte Cassino de Alemania.
El 5 de Junio del año 754, cuando el Santo se disponía a realizar una confirmación en masa, en la víspera de Pentecostés, apareció una horda de paganos hostiles que atacó al grupo brutalmente con lanzas y espadas. "Dios salvará nuestras almas" se escuchó gritar a Bonifacio y alzó el evangelio a modo de protección. La espada partió el libro y la espalda del Santo.
El cuerpo del Santo fue trasladado al monasterio de Fulda, donde aún reposa.




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