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viernes, 8 de mayo de 2020

Tiempo de Pascua: Oración del atardecer- Viernes


Viernes de la cuarta semana de Pascua



(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya



Himno:              Resucitó el Señor




Llorando en silencio de soledad
Se escucha el viento cantar
El alba y su luz tocan mi dolor
Mi Señor ya duerme en paz
El que hubo amado la vida dio
Abrazándose a una cruz
El sepulcro es un lugar sin luz
Mi Señor ya despertará
Llegando al final de mi caminar
Sentí resonar su voz
Me llamó a vivir, me llamó a anunciar
Mi Señor ya resucitó
Resucitó, resucitó el Señor, aleluya
Una luz se ha encendido en la oscuridad
Una luz que no se apagará
Resucitó, resucitó el Señor, aleluya
Hoy la muerte se queda clavada en la cruz
Es vencida por el amor
Con mucho sentido de gratitud
Te alabo yo, mi Señor
Por haber cambiado mi corazón
Por haberme devuelto la paz
La gracia es un don de Dios que está en ti
La puedes ya despertar
Con él llegarás hasta el Padre Dios
Con él viviremos en paz
Salmodia
    Salmo 144 - A                      Himno a la grandeza de Dios.

Ant.: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único. Aleluya.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad..

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único. Aleluya.

         Salmo 144 - B     
                                                          
Ant.: Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, todo honor y gloria. Aleluya.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, todo honor y gloria. Aleluya.

     Cántico: Ap 15, 3-4                   Himno de adoración

Ant.: Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Aleluya.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las acciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, todo honor y gloria. Aleluya.

LECTURAS
Primera lectura     Hechos de los Apóstoles 13, 26 - 33.
Dios ha cumplido la promesa resucitando a Jesús.

En aquellos días, habiendo llegado Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga:
- “Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las profecías que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo:
‘Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy’”.
                             Canto                      Yo soy el camino


1.    Yo soy la luz del mundo, no hay tinieblas junto a Mí.
Tendrán la luz de la vida por la Palabra que les di.

Yo soy el Camino firme, yo soy la Vida y la Verdad,
por Mí llegarán al Padre y al Santo Espíritu tendrán.

2.    Yo soy el Pan de Vida y con ustedes me quedé.
Me entrego como alimento, soy el misterio de la fe.

3.    Yo soy el Buen Pastor, y por amor mi vida doy;
yo quiero un solo rebaño, soy para todos salvador.

4.    Yo soy la vid verdadera, mi Padre Dios, el viñador;
produzcan fruto abundante permaneciendo en mi amor.

 Evangelio                                Juan 14, 1 – 6.
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- “Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y a donde yo voy, ya sabéis el camino”.
Tomás le dice:
- “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”.
Jesús le responde:
- “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí”.
Reflexión:
Sólo habían convivido con él dos años y unos meses, pero junto a él habían aprendido a vivir con confianza. Ahora, al separarse, Jesús lo quiere dejar bien grabado en sus corazones: «No os turbéis. Creed en Dios. Creed también en mí». Es su gran deseo.
Jesús comienza entonces a decirles palabras que nunca han sido pronunciadas así en la tierra por nadie: «Voy a prepararos sitio en la casa de mi Padre». La muerte no va a destruir nuestros lazos de amor. Un día estaremos de nuevo juntos. «Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Los discípulos le escuchan desconcertados. ¿Cómo no van a tener miedo? Si hasta Jesús que había despertado en ellos tanta confianza les va a ser arrebatado enseguida de manera injusta y cruel. Al final, ¿en quién podemos poner nuestra esperanza última?
Tomás interviene para poner realismo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?». Jesús le contesta sin dudar: «Yo soy el camino que lleva al Padre». El camino que conduce desde ahora a experimentar a Dios como Padre. Los demás no son caminos. Son evasiones que nos alejan de la verdad y de la vida. Esto es lo fundamental: seguir los pasos de Jesús hasta llegar al Padre.
Felipe intuye que Jesús no está hablando de cualquier experiencia religiosa. No basta confesar a un Dios demasiado poderoso para sentir su bondad, demasiado grande y lejano para experimentar su misericordia. Lo que Jesús les quiere infundir es diferente. Por eso dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
La respuesta de Jesús es inesperada y grandiosa: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre». La vida de Jesús: su bondad, su libertad para hacer el bien, su perdón, su amor a los últimos... hacen visible y creíble al Padre. Su vida nos revela que en lo más hondo de la realidad hay un misterio último de bondad y de amor. Él lo llama Padre.
Los cristianos vivimos de estas dos palabras de Jesús: «No tengáis miedo porque yo voy a prepararos un sitio en la casa de mi Padre», «Quien me ve a mí, está viendo al Padre». Siempre que nos atrevemos a vivir algo de la bondad, la libertad, la compasión... que Jesús introdujo en el mundo, estamos haciendo más creíble a un Dios Padre, último fundamento de nuestra esperanza.

(Guardamos unos minutos de silencio y reflexionamos sobre lo leido)

Responsorio breve:
Ant.: Yo soy el camino y la verdad y la vida. Aleluya, aleluya.
          nadie va a padre si no es por Mí. Aleluya, aleluya.
          Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
          Yo soy el camino y la verdad y la vida. Aleluya, aleluya.


Magníficat.
Taizé - Magnificat Anima Mea Dominum
Ant.: El buen Pastor dio su vida por las ovejas. Aleluya.. Aleluya.


(Con el video de fondo, hacemos la señal de la cruz y recitamos el canto de María)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava. 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación. 
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: El buen Pastor dio su vida por las ovejas. Aleluya.. Aleluya.

Preces
 Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle:
-   Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo.
Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al no poder partir con sus hermanos el pan de vida en estos días,
- sintiéndose unidos a ellos encuentren paz, ánimo y fortaleza.
Te pedimos por todo el pueblo cristiano, atacado hoy por esta enfermedad que amenaza con distanciarnos,
- Que no esforcemos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz a pesar de nuestras separaciones forzosas.
Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su misión de servicio con espíritu de compasión y con amor;
- para que se restablezca pronto la salud en todos los pueblos.
Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles y tus santos, y que nuestros hermanos difuntos, que encomendamos a tu bondad,
- se alegren también en tu reino.
Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro


Padre nuestro, Padre de todos,
La No eres nuestro si no eres de todos. 
Padre de la vida, Padre del amor,
por eso, los niños, contigo son Dios.

Padre nuestro que estás en la tierra.
Todos te vemos y creemos en ti cuando juntos somos como un solo niño.
Santificamos tu nombre porque así somos tú y así vivimos tu Reino en nosotros.
¿Cómo vamos a hablar de tu Reino en la tierra si no lo sentimos dentro de nosotros?
Tu voluntad la hacemos cuando todas las niñas y todos los niños,
los chinos, los indios, los chiapanecos, los esquimales, los ucranianos, los pigmeos...
los sentimos a todos en nuestro corazón.
El pan que cada día nos regalas, te lo agradecemos de verdad
cuando nosotros vivimos para que lo tengan todos los niños,
porque igual que tú nos lo das a nosotros, nosotros se lo damos a ellos.
Así todos entienden eso de que tú eres un Dios bueno,
que nos perdonas todas las cosas que no hacemos como tú quieres...
No permitas que olvidemos estas cosas,
y recuérdanos que las tenemos que vivir siempre aquí en la tierra,
igual que cuando estemos contigo en el cielo. Amén.

Final

Señor Dios, origen de nuestra libertad y de nuestra salvación, escucha las súplicas de quienes te invocamos, y, pues nos has salvado por la sangre de tu Hijo, haz que vivamos siempre en ti, y en ti encontremos la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

Canto a María.
Mirarte a ti - Romina González R.


Mirarte a ti es sentir
a Dios muy cerca de mí.
Mirarte a ti es volar.
Mirarte a ti es soñar
Que puedo volar sobre el mar.
Mirarte a ti es encontrar la paz.

Mirarte a ti es perder la razón
Y enloquecerse con tanto amor
Al ver en tus ojos a tu hijo, Cristo Jesús.

María, dame un poco de tu serenidad,
Un poco de tu paciencia, un poco de tu fidelidad.
María, enciende mi fuego, enciéndeme con tu luz,
Yo quiero arder por cristo con el fervor que tienes tú.

Mirarte a ti es tener
el alma dispuesta a creer,
Mirarte a ti es orar.
Mirarte a ti es cantar
Que amo a dios sin dudar,
Mirarte a ti es no tener final.

Mirarte a ti es vencer el temor
Y entregarse en un “si” de amor
Al ver tus ojos la calma de un cielo azul.

María, dame un poco de tu serenidad...

Me alcance tu corazón,
Inmaculado y puro en amor,
Me llene de tu ternura,
Eterna dulzura, madre de dios.

María, dame un poco de tu serenidad....

¡quédate en casa!

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