Viernes de la Sexta Semana de Pascua
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y
al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de
los siglos. Amén. Aleluya
Himno: Nuestra Pascua inmolada
Nuestra Pascua inmolada,
aleluya,
es Cristo el Señor,
aleluya, aleluya.
1. Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!,
despierta,
tú que duermes,
y el Señor
te alumbrará.
2. Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,
el mundo
renovado
canta un
himno a su Señor.
3. Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!
La muerte,
derrotada,
ha perdido
su aguijón.
Salmodia
Salmo
114
Acción
de gracias
Ant: El Señor ha salvado mi vida de los
lazos del abismo. Aleluya.
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me
envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos
del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es
compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno
contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant: El Señor ha salvado mi vida de los
lazos del abismo. Aleluya.
Salmo
120 El guardián
del pueblo
Ant: El Señor guarda a su pueblo como a las niñas de sus ojos. Aleluya.
Levanto mis ojos a los
montes:
¿de dónde me vendrá el
auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de
todo mal,
Él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant: El Señor guarda a su pueblo como a las niñas de sus ojos. Aleluya.
Cántico:
Ap 15, 3-4 Himno de adoración
Ant: Mi fuerza y mi poder es el Señor, Él fue mi salvación.
Aleluya.
Grandes y
maravillosas son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y verdaderos tus
caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu
nombre?
Porque tú solo eres
santo,
porque vendrán todas
las acciones
y se postrarán en tu
acatamiento,
porque tus juicios se
hicieron manifiestos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant: El Señor guarda a su pueblo como a las niñas de sus ojos. Aleluya.
Lecturas
Primera lectura Libro de los Hechos de los Apóstoles 18, 9 - 18.
Muchos de esta ciudad son pueblo
mío.
Estando Pablo en Corinto, una noche
le dijo el Señor en una visión:
- “No temas, sigue hablando y no te calles,
que yo estoy contigo, y nadie se atreverá a hacerte daño; muchos de esta ciudad
son pueblo mío”.
Pablo se quedó allí un año y medio,
explicándoles la palabra de Dios.
Pero, siendo Galión procónsul de
Acaya, los judíos se abalanzaron en masa contra Pablo, lo condujeron al
tribunal y lo acusaron:
- “Éste induce a la gente a dar a
Dios un culto contrario a la Ley”.
Iba Pablo a tomar la palabra, cuando
Galión dijo a los judíos:
- “Judíos, si se tratara de un
crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si
discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, arreglaos vosotros. Yo no
quiero meterme a juez de esos asuntos”.
Y ordenó despejar el tribunal.
Entonces agarraron a Sóstenes, jefe
de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal. Galión no hizo
caso.
Pablo se quedó allí algún tiempo;
luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y
Áquila. En Cencreas se afeitó la cabeza, porque había hecho un voto.
Canto Pueblos todos batid palmas (salmo 46)
Aleluya, aleluya, aleluya
1. Pueblos todos batid palmas,
aclamad a
Dios con gritos de júbilo,
porque el
Señor es sublime y terrible,
emperador
de toda la tierra.
2. Él nos somete los pueblos
y nos
sojuzga las naciones,
Él nos
escogió por heredad suya,
gloria de
Jacob, su amado.
3. Dios asciende entre aclamaciones,
el Señor al
son de trompetas,
tocad para
Dios, todad,
tocad para
nuestro Rey, tocad.
4. Porque Dios es el rey del mundo,
tocad con
maestría,
Dios reina
sobre las naciones,
Dios se
sienta en su trono sagrado.
Evangelio Juan 16,
20 – 23
Nadie os quitará vuestra alegría.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
- “Os aseguro que lloraréis y os
lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis
tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
La mujer, cuando va a dar a luz,
siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño,
ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre.
También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará
vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis
nada”.
Reflexión:
1. El gozo de la vida que nace. La proclamación
evangélica de hoy comienza repitiendo la última frase de Jesús a sus discípulos
en el evangelio de ayer al anunciarles, una vez más, su partida: "Vosotros
estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría”. Se trata de
una alegría que surge triunfante del dolor. Para expresarla se sirve Jesús de
una breve parábola, sacada de la experiencia del nacimiento de un ser humano.
"La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza porque ha llegado su
hora; pero en cuanto da a luz al niño ni se acuerda del apuro, por la alegría
de que al mundo le ha nacido un hombre”.
Este lenguaje
figurativo referente a los dolores del parto tiene sus raíces en el Antiguo
Testamento, en que se aplica al día del Señor y a la venida del mesías. Según
la mentalidad judía, al día final del Señor precederá una gran tribulación para
los elegidos, preludio de la alegría por la victoria final, lo mismo que los
dolores del parto dan paso al gozo de una nueva vida.
La tristeza de los
discípulos tendrá un doble motivo de dolor: la partida de Jesús en su muerte y
las tribulaciones que él les ha predicho. Igualmente la alegría que seguirá
tiene una doble causa: la victoria de Cristo sobre la muerte en su resurrección
y la presencia duradera del Señor por medio de su Espíritu, si bien esta
alegría no excluye el dolor impuesto por el odio del mundo.
Exactamente ésa fue la
situación del apóstol Pablo al servicio del evangelio. En la primera lectura le
vemos hoy acusado por los judíos de Corinto ante el tribunal de Galión,
procónsul de Acaya; pero salió bien parado al declararse el romano incompetente
en asuntos religiosos.
La muerte de Cristo
supuso el doloroso parto de una humanidad nueva mediante la resurrección de
quien es el hombre nuevo. Jesús fue el grano de trigo que, muriendo en el
surco, dio espléndida cosecha de vida nueva según el proyecto de Dios.
Precisamente en esa vida nueva reside la alegría que nadie podrá arrebatar a
los que son de Cristo. Un gozo que ya se les concedió en las apariciones
pascuales del resucitado y que se continuará en la asistencia del Paráclito,
que hace presente a Jesús.
Responsorio Breve
Ant.: Os aseguro que lloraréis y os
lamentaréis. Aleluya, aleluya.
Pero
vuestra tristeza se volverá alegría. Aleluya, aleluya
Gloria
al Padre y al Hijo, y al espíritu Santo. Aleluya, aleluya.
Os
aseguro que lloraréis y os lamentaréis. Aleluya, aleluya.
Magníficat. Cielo abierto
(Kairy Marquez)
Ant.: Vuestro Padre celestial dará el
Espíritu Santo a los que se lo pidan. Aleluya.
† (Hacemos la
señal de la cruz y recitamos el canto de María)
Mi
alma alaba al Señor
Y mi
espíritu se alegra
En
Dios mi salvador
Grandes
maravilla ha hecho en mi
Eres
poderoso, poderoso, poderoso Dios
Eres
poderoso, poderoso, poderoso Dios
Su nombre es santo, santo
Su nombre es santo, santo
Su nombre es santo, santo
Su nombre es santo, santo
Tu
misericordia a mi vida llegó
Maravillas
has hecho en mi corazón
Tu
misericordia a mi vida llegó
Puedo
ver tus promesas
Puedo
sentir tu amor
Ant.: Vuestro Padre celestial dará el
Espíritu Santo a los que se lo pidan. Aleluya.
Preces
Oremos a Cristo, fuente de toda vida y
principio de todo bien, y digámosle confiadamente:
- Instaura, Señor,
tu reino en el mundo
Jesús salvador, tú que, muerto en la
carne, fuiste devuelto a la vida por el Espíritu,
- haz que nosotros,
muertos al pecado, vivamos también de tu Espíritu.
Tú que enviaste a tus discípulos al
mundo entero para que proclamaran el Evangelio a toda la creación,
- haz que cuantos
anuncian el Evangelio a los hombres vivan de tu Espíritu.
Tú que recibiste pleno poder en el cielo
y en la tierra para ser testigo de la verdad,
- guarda en tu
verdad a quienes nos gobiernan.
Tú que todo lo haces nuevo y nos mandas
esperar anhelantes la llegada de tu reino,
- haz que, cuanto
más esperamos el cielo nuevo y la tierra nueva que nos prometes, con tanto
mayor empeño trabajemos por la edificación del mundo presente.
Tú que descendiste al abismo para
anunciar el gozo del Evangelio a los muertos,
- sé tú mismo la
eterna alegría de nuestros difuntos.
Con el gozo que nos da el saber que
somos hijos de Dios, digamos con plena confianza:
Padre nuestro ¿por qué
yo, Señor? (Elvis Presley)
(Por qué yo Señor? ¿Qué he hecho yo
para merecer siquiera uno de los placeres que he conocido?
Dime señor ¿Qué hice para merecer el amor y la bondad que has mostrado)
Señor celestial Jesús
le alabaré
Así que ayúdame Jesús yo sé lo que soy
Ahora que yo sé que te
necesito
Ayúdame Jesús, mi alma
está en tus manos
(Pruébame Señor, si Tú piensas que hay una manera que yo pueda pagar
Todo lo que he recibido de ti
Perdóname, Señor, yo puedo enseñar a alguien más
Lo que yo ha pasado conmigo En mi camino de regreso a Ti)
Señor celestial Jesús
le alabaré
Así que ayúdame Jesús yo sé lo que soy, ¡Oh sí!
Ahora que sé que te
necesito
Ayúdame Jesús, mi alma
en tus manos
Jesús, mi alma está en
tus manos
Final
Dios
Padre nuestro, Dios fiel a tus promesas, escucha el grito ardiente de nuestra
plegaria; y, según la promesa de Cristo en su despedida, cambia nuestra
tristeza en gozo indestructible. Reconocemos, Señor, que no sabemos orar en
profundidad. Danos el Espíritu de Jesús que nos enseñe a rezarte.
Te presentamos nuestro
mundo que gime bajo el peso de la increencia y de la desesperanza. Cuando el
cansancio y el desánimo nos ronden, danos tu fuerza, tu luz, tu verdad y tu
alegría para seguir firmes en la fe hasta el día de Cristo. Amén.
Canto
a María. Ave María.
Raphael
Es
verdad,
que
hace tiempo que te tengo en el olvido,
que ni
rezo, ni me acuerdo,
de
llevarte rosas rojas a tu altar.
Es
verdad,
que tu
nombre yo no lo digo desde niño,
pero
ahora,
yo, yo
necesito
que me
ayudes
y te
olvides lo que he sido.
Ave
María,
escúchame,
Ave
María, Ave María,
tú
sabes,
tú
sabes que yo la quiero
y es
todo lo que tengo.
Ave
María,
Ave
María escúchame,
Ave
María, Ave María,
te
pido,
yo te
pido que no termine,
nuestro
amor, nuestro amor. (Ave María).
Celebramos, ya la Eucaristía, sólo en la iglesia parroquial:
Parroquia Covadonga:
martes, jueves y sábado a las 7:30 P.M.
domingo y festivos 12:30
Parroquia San Miguel de Campuzano:
sábados: a las 6:30 de la tarde
domingos y fiestas: 11:30 de la mañana
No podremos ser más de 90 en Covadonga, ni de 45 en Campuzano
y hemos de respetar las normas:
- venir con mascarilla
- desinfectarse a la entrada
- ocupar sólo los sitios marcados
- la paz: un gesto desde el sitio
- evitar saludos de entrada y salida
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