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miércoles, 13 de mayo de 2020

Tiempo de Pascua: Oración del atardecer- Miércoles




Quinta Semana de Pascua


(Se hace la señal de la cruz y se dice:)
- Dios mío, ven en mi auxilio.
- Señor, date prisa en socorrerme.

- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya




Himno:                Me has seducido, Señor

1.    Señor, no soy nada, ¿Por qué me has llamado?
Has pasado por mi puerta y bien sabes
Que soy pobre y soy débil. ¿Por qué te has fijado en mí?
Me has seducido, Señor, con tu mirada
Me has hablado al corazón y me has querido
Es imposible conocerte y no amarte
Es imposible amarte y no seguirte. Me has seducido, Señor

2.    Señor, yo te sigo y quiero darte lo que pides
Aunque hay veces que me cuesta darlo todo
Tú lo sabes, yo soy tuyo. Camina, Señor, junto a mi
3.    Señor hoy tu nombre es más que una palabras
Es tu voz que resuena en mi interior
y me habla en el silencio. ¡Qué quieres que haga por Ti?
Salmodia:
            Salmo 26  I             Confianza ante el peligro

Ant.: La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador. Aleluya.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.

Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.

Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;

y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador. Aleluya.

                        Salmo 26 II                                                                    

Ant.: Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Aleluya.

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.

Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.

Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.

No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Aleluya.

  Cántico: Colosenses 1, 12-20           Himno a Cristo

Ant.: Él es el origen, guía y meta del universo. A Él la gloria por los siglos. Aleluya.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de Él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por Él y para Él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: Él es el origen, guía y meta del universo. A Él la gloria por los siglos. Aleluya.

Lecturas
Primera lectura        Libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 1-10.
Se decidió que subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaría, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo:
- “Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés”.
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
Canto                                      Jesús está vivo
1.   Tanto amó Dios al mundo

Que a su único Hijo, el entregó,
Para que todo aquel que crea en el
No muera mas tenga vida eterna.
¡Jesús está vivo! ¡Jesús está vivo!
Es el Pan de Vida, bajado del Cielo.
¡Jesús está vivo! ¡Jesús está vivo!
Su Sangre me sana y sacia mi alma.
Está vivo, está presente,
Mi Dios es real,
Y yo le adoro reverente.
¡Vivo! ¡Vivo!
¡Jesús está vivo! ¡Jesús está vivo! Es el…

 Evangelio                            Juan 15, 1 - 8
El que permanece en Mí y Yo en él, ese dará fruto abundante.


Reflexión:

La vida cotidiana ocupa, con gran diferencia, la mayor parte de nuestra vida. Por otra parte, aunque pensamos que lo importante de nuestra existencia sucede en los momentos excepcionales, fuera de lo cotidiano, lo cierto es que la persona va creciendo o se va empobreciendo en esa vida aparentemente pequeña de cada día. Podemos «soñar» grandes cosas, pero en el fondo no somos sino lo que somos en el vivir diario.
José Luis Aranguren en su libro “Moral de la vida cotidiana”. afirma que no es nada fácil vivir con cierta autenticidad en nuestro pequeño mundo de cada día. De entrada, querámoslo o no, casi todos hemos de desempeñar un papel, muchas veces, impuesto; hay que ajustarse al “guión” y representarlo bien. Pero, ¿se tratará sólo de ser un buen «actor»? ¿Cómo ser el «director» de la propia vida?
Está, luego, la presión social; hay que estar atentos a “lo que se hace”, “lo que se dice”, “lo que se lleva”. Muchas personas perciben su vida como algo monótono y rutinario, sin aliciente alguno. Se puede deber, en parte, a esta ciega sumisión al comportamiento establecido por la mayoría. Pero, ¿cómo ser más libres frente a tanta alienación colectiva?
Hay, hoy, formas muy frecuentes de vivir la cotidianeidad. Hay quienes viven procurando en todo momento dominar la situación y sacar el mayor partido de lo que sea. Para otros lo importante es aparentar, quedar bien, dar buena imagen; no les interesa “ser”, sino “parecer”. Muchos viven pensando sólo en lo inmediato; esclavos del reloj, la agenda y el calendario, sólo viven para trabajar y “hacer cosas”. Así se les pasa la vida.
Pero la vida cotidiana puede ser mucho más. Hay un “cómo hacemos lo que hacemos y un para qué lo hacemos”, es decir, un proyecto. Cada uno de nosotros está llamado a apropiarse personalmente de la vida penetrándola de sentido. El problema está en cómo elaborar y vivir ese proyecto de persona que queremos ser.
Para el cristiano, la fe en Jesucristo se convierte en la fuente más decisiva de su vivir diario. De su mensaje y su espíritu extrae sentido, orientación, confianza, estímulo para vivir y crecer como ser humano. La llamada de Jesús que escucha en su interior no es una llamada entre otras, sino la que da sentido último a su vida. Quien se toma en serio el evangelio y sigue de cerca a Cristo, cree en sus palabras: “El que permanece en mí y yo en él ése da fruto abundante.”
(Guardamos unos minutos de silencio y reflexionamos sobre lo leído)
Responsorio breve:
Ant.: Permaneced en mí, y yo en vosotros - dice el Señor -. Aleluya, aleluya.
El que permanece en mí da fruto abundante. Aleluya, aleluya.
          Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
          Permaneced en mí, y yo en vosotros - dice el Señor -. Aleluya, aleluya.
Magníficat.                                                                              Proclama Mi Alma
Ant.:     Sí permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizar Aleluya.



(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a cantar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor
se alegra mi Espíritu en Dios mi Salvador.

1. Porque ha mirado la humillación de su esclava
desde ahora me felicitarán todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí
su nombre es Santo.

2. Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación
Él hace proezas con su brazo
dispersa a los soberbios de corazón.

3. Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

4. Auxilia a Israel su siervo
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

5. Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo
como era en un principio
ahora y siempre por los siglos de los siglos amén.

Ant.:    Sí permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizar Aleluya.
Preces
Oremos a Cristo, que resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre, y digámosle:
-    Oh Cristo, siempre vivo para interceder por nosotros, escucha nuestra oración.
Tú, Señor, que por tu resurrección nos das la vida y la salud,
-    concede salud y fortaleza a los que cuidan de nosotros y a sus familias.
Acuérdate, Señor, de los que se han consagrado al ministerio pastoral y sirven como laicos en tu Iglesia;
-    que sean, en este tiempo de prueba por la pandemia que nos aqueja ejemplo de ánimo y paciencia para tu  pueblo.
Concede, Señor, el espíritu de justicia y de paz a los que gobiernan las naciones
-    y haz que, olvidando sus luchas partidistas, se esfuercen por hacer más llevadera a tus hijos esta difícil situación.
Concede paz y solidaridad a nuestros días
-    haz que compartamos nuestros bienes de la tierra, para que los pobres puedan tener los alimentos y bienes que necesitan.
Oh Cristo, que con tu triunfo has iluminado el mundo entero y has llamado a la vida a toda la creación, que estaba sometida a la frustración,
-    concede la luz eterna a nuestros hermanos que han muerto a causa del Coronavirus y da paz a sus familias.   
Padre nuestro
Cesareo Gabarain (versión original)

Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día, dánosle hoy,
perdónanos nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal.

Final
Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia ti el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que han sido librados de las tinieblas del error.
Por nuestro Señor Jesús, tu Hijo y hermano nuestro que, resucitado, vive entre nosotros y contigo y el Espíritu es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Canto a María.
Ave María de Fátima


La letra del Ave María de Fátima en castellano
El trece de mayo, la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iría
Ave, ave, ave, María (bis)
A tres pastorcitos, la Madre de Dios descubre el misterio de su corazón.
Haced penitencia, haced oración por los pecadores, implorad perdón.
El Santo Rosario, constantes rezad y la paz del mundo el Señor dará.
De vuestros hijitos ¡oh Madre! escuchad la tierna plegaria y dadnos la paz.
¡Qué llena de encantos se ofrece María! ¡qué bella y qué pura en Cova de Iría!

El sábado, día 16,
volveremos a celebrar la Eucaristía
sólo en la iglesia parroquial:
Parroquia Covadonga:
de lunes a sábado a las 7:30 de la tarde
domingo y festivos 9:30 y 12:30
Parroquia San Miguel de Campuzano:
sábados: a las 6:30 de la tarde
domingos y fiestas: 11:30 de la mañana 
No podremos ser más de noventa
y hemos de respetar las normas:
Ø venir con mascarilla
Ø ponerse guantes a la entrada
Ø ocupar sólo los sitios marcados
Ø no comulgaremos
Ø desinfección de las manos al salir
Ø evitar saludos de entrada y salida 



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