Quinta semana de Pascua
Lunes
(Se hace la señal de la cruz y se dice:)
- Dios mío, ven
en mi auxilio.
- Señor, date
prisa en socorrerme.
- Gloria al
Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno: El alzar de mis manos
El alzar de mis
manos, Señor,
suba a Ti, como
ofrenda de la tarde.
Y el clamor de mi
humilde oración
suba a ti, como
incienso en tu presencia.
1.
Coloca,
Señor, una guardia en mi boca,
un
centinela a la puerta de mis labios
y
no dejes, Señor, que se incline
a
la maldad mi corazón.
2.
Mis
ojos, Señor, están vueltos a ti.
En
ti me refugio, no me abandones.
Guárdame
del lazo que me han tendido,
líbrame de la trampa del
malhechor
Salmodia:
Salmo
10: El Señor,
esperanza del justo.
Ant.: Tened valor: yo he vencido al mundo. Aleluya.
Al Señor me acojo, ¿por qué me
decís:
"Escapa como un pájaro al
monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra
los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?"
Pero el Señor está en su templo
santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y
culpables,
y al que ama la violencia él lo
odia.
Hará llover sobre los malvados
ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento
huracanado.
Porque el Señor es justo y ama la
justicia:
los buenos verán su rostro.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.: Tened valor: yo he vencido al mundo. Aleluya.
Salmo
14: ¿Quién es
justo ante el Señor?.
Ant.: Se hospedará en tu tienda, habitará en tu monte santo.
Aleluya.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu
tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al
impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el
inocente.
El que así obra nunca fallará.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.: Se hospedará en tu tienda, habitará en tu monte santo.
Aleluya.
Cántico:
Efesios 1, 3-10: El Dios
Salvador.
Ant.: Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos
hacia mí. Aleluya.
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona
de Cristo
con toda clase de bienes
espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de
Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el
amor.
Él nos ha destinado en la persona de
Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha
concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y
prudencia
ha sido un derroche para con
nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su
voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por
Cristo
cuando llegase el momento
culminante:
recapitular en Cristo todas las
cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.: Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos
hacia mí. Aleluya.
Lecturas
Primera
lectura Hechos
de los Apóstoles 14, 5 - 18.
Os predicamos el Evangelio, para
que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo.
En aquellos días, se
produjeron en Iconio conatos de parte de los gentiles y de los judíos, a
sabiendas de las autoridades, para maltratar y apedrear a Pablo y a Bernabé;
ellos se dieron cuenta de la situación y se escaparon a Licaonia, a las
ciudades de Listra y Derbe y alrededores, donde predicaron el Evangelio.
Había en Listra un
hombre lisiado y cojo de nacimiento, que nunca había podido andar. Escuchaba
las palabras de Pablo, y Pablo, viendo que tenía una fe capaz de curarlo, le
gritó, mirándolo:
- “Levántate, ponte
derecho”.
El hombre dio un salto
y echó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua
de Licaonia:
- “Dioses en figura de
hombres han bajado a visitarnos“.
A Bernabé lo llamaban
Zeus y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote del templo
de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad, trajo a las puertas toros y
guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio.
Al darse cuenta los
apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del
gentío, gritando:
- “Hombres, ¿qué
hacéis? Nosotros somos mortales igual que vosotros; os predicamos el Evangelio,
para que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo que hizo el
cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen. En el pasado, dejó que cada
pueblo siguiera su camino; aunque siempre se dio a conocer por sus beneficios,
mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoos
comida y alegría en abundancia”.
Con estas palabras
disuadieron al gentío, aunque a duras penas, de que les ofrecieran sacrificio.
Canto Abandónate
- Romina González
1.
La
vida, la muerte y la paz
El mundo,
el futuro y la tranquilidad
Todo esto
te pertenece
Mientras no
olvides que tú eres de Cristo el Señor
Mira a tu
alrededor
Todo es
tuyo y creado por Dios
Dime, ¿qué
más puedes necesitar?
Sólo él basta, no temas que a tu lado está
Abandónate, entrégate en sus manos
Déjate caer a sus pies
Abandónate y haz su voluntad
Demuéstrale a todos que nada con él
Te
faltará
2.
Espíritu,
fe y comunión
Son los
regalos que dios nos dejó
Tan
infinito es su amor
Que nos promete la vida y la resurrección
3.
Corre
a sus brazos, no tengas miedo
Déjate
amar, confía en el señor
Déjate
amar, confía en el señor
Evangelio Juan 14, 21
– 26.
El Defensor que enviará el Padre os
lo enseñará todo.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
- “El que acepta mis mandamientos y los
guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me
revelaré a él”.
Le dijo Judas, no el Iscariote:
- “Señor, ¿qué ha sucedido para que te
reveles a nosotros y no al mundo?”.
Respondió Jesús y le dijo:
- “El que me ama guardará mi palabra, y
mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis
palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me
envió.
Os he hablado de esto ahora que
estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre
en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os
he dicho”.
Reflexión:
Los apóstoles han encontrado el propósito de su vida:
predicar el Evangelio y hacer el bien a cuantos encuentran. No esperan que las
personas vayan a buscarlos; más bien es la fuerza del Evangelio la que los
impulsa a salir a los caminos, porque eso llena su vida. El apóstol se sabe
enviado, nunca dueño del Evangelio, ni siquiera su administrador; es su esclavo
y servidor.
La misión apostólica compete a todo bautizado en el nombre
de Jesús. Los cristianos hemos recibido la Palabra de Dios y, en el bautismo, también
hemos sido constituidos profetas. Recordemos que, con la unción del Crisma, recibimos
el espíritu de Dios, justamente con ese propósito de recepción y, en cierta
manera, eso se actualiza cada vez que participamos de las celebraciones
comunitarias y nos sentamos a recibir la palabra. Al escuchar cada lectura
aclamamos y damos gracias a Dios por su palabra. Luego recibimos también las
palabras del misterio eucarístico y concluimos con la consigna de llevar a los
demás lo que en aquella celebración recibimos, cuando se nos despide.
¿Qué hacemos para alimentar nuestra vocación apostólica?
(Guardamos unos minutos de
silencio y reflexionamos sobre lo leído)
Responsorio breve:
Ant.: El Espíritu Santo será quien os lo
enseñe todo. Aleluya, aleluya.
y os vaya recordando todo lo que os
he dicho. Aleluya, aleluya.
Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
El Espíritu Santo será quien os lo
enseñe todo. Aleluya, aleluya.
Magníficat. Mi alma glorifica al Señor mi Dios
Ant.: El Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre
en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os
he dicho. Aleluya, aleluya.
Mi alma glorifica al señor, mi Dios,
gózase mi espíritu en mi salvador.
Él es mi alegría, es mi plenitud,
Él es todo para mí.
1. Ha mirado la bajeza de su sierva,
muy dichosa me dirán todos los
pueblos
porque en mí ha hecho grandes
maravillas
el que todo puede, cuyo nombre es
santo.
2. Su clemencia se derrama por los
siglos
sobre aquellos que le temen y le
aman,
desplegó el gran poder de su
derecha,
dispersó a los que creen que son
algo.
3. Derribó a los potentados de sus
tronos
y ensalzó a los humildes y a los
pobres,
los hambrientos se saciaron de sus
bienes
y alejó de sí vacíos a los ricos.
4. Acogió a Israel su humilde siervo,
acordándose de su misericordia,
como había prometido a nuestros
padres
a Abraham y su descendencia para
siempre
Ant.: El Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre
en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os
he dicho. Aleluya, aleluya.
Preces
Con espíritu gozoso,
invoquemos a Cristo a cuya humanidad dio vida el Espíritu Santo, haciéndolo
fuente de vida para los hombres, y digámosle:
- Renueva y da vida a todas las cosas, Señor
Cristo, salvador del
mundo y rey de la nueva creación, haz que ya desde ahora, con el empuje de tu Espíritu,
- participemos en la construcción de tu Reino,
Señor, tú que vives en
tu Iglesia hasta el fin de los tiempos,
- condúcela por el Espíritu Santo al conocimiento de la
verdad plena
Que los enfermos, los
moribundos y todos los que sufren encuentren luz en tu victoria,
- y que tu gloriosa resurrección los consuele y los conforte
Al terminar este día,
te ofrecemos nuestro homenaje, oh Cristo, luz imperecedera,
- y te pedimos que con la gloria de tu resurrección ilumines
a los que han muerto
Padre nuestro
Canción
«Padrenuestro»
Padre nuestro que
estás en el Cielo.
Santificado sea tu
nombre.
Venga a nosotros tu
Reino.
Hágase tu voluntad en
la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro
pan de cada día.
Perdona nuestras
ofensas,
como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer
en la tentación, y líbranos del mal.
Final
Oh
Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, inspira a tu
pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en
medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la
verdadera alegría.
Por
Nuestro Señor Jesús, Hijo tuyo, que vive entre nosotros y, contigo y el Espíritu Santo, es Dios por
los siglos de los siglos.
Amén.
Canto a María.
Ave María
Nico Montero
(Canta Paola Rimada)
El sábado, día 16,
volveremos a celebrar la Eucaristía
sólo en la iglesia parroquial:
Parroquia Covadonga:
de lunes a sábado a las 7:30 de la tarde
domingo y festivos 9:30 y 12:30
Parroquia San Miguel de Campuzano:
sábados: a las 6:30 de la tarde
domingos y fiestas: 11:30 de la mañana
No
podremos ser más de noventa
y
hemos de respetar las normas:
Ø
venir con mascarilla
Ø
ponerse guantes a la entrada
Ø
ocupar sólo los sitios marcados
Ø
no comulgaremos
Ø
desinfección de las manos al salir
Ø evitar saludos de
entrada y salida
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