Tiempo de Pascua
Cuarto domingo de Pascua,
solemnidad
Oración de la mañana
Laudes
(Se hace la señal de la cruz mientras se
dice:)
V/. - Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. - Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y
al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de
los siglos. Amén. Aleluya
Himno: Ofrezcan los
cristianos
Ofrezcan
los cristianos ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Vida y muerte lucharon en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.
"¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?"
"A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Vida y muerte lucharon en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.
"¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?"
"A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
¡Resucitó
de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos la gloria de la Pascua."
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia
que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana
y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos la gloria de la Pascua."
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia
que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana
y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
“¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos la gloria de la Pascua”.
Salmodia:
Salmo
62, 2-9 Himno a la
ley divina El alma
sedienta de Dios
Ant: Den gracias al Señor porque es bueno porque es eterna
su misericordia.
Diga la casa de Israel, eterna es su misericordia
Diga la casa de Aarón, eterna es su
misericordia
Digan los fieles del Señor, eterna es su
misericordia
La diestra del Señor es poderosa, la
diestra del Señor es excelsa
No he de morir, viviré, para contar las
hazañas del Señor
Me castigó, me castigó el Señor, pero no
me entrego a la muerte
La
piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido
un milagro patente
Este es el día en que actuó el Señor,
sea nuestra alegría y nuestro gozo
Ant: Den gracias al Señor porque es bueno porque es eterna
su misericordia.
Daniel
3, 52 - 57. Que la
creación entera alabe al Señor
Ant: Bendito tu nombre Santo y glorioso. Aleluya.
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza
por los siglos.
Bendito tu nombre,
santo y glorioso:
a él gloria y alabanza
por los siglos.
Bendito eres en el
templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza
por los siglos.
Bendito eres sobre el
trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza
por los siglos.
Bendito eres tú, que
sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza
por los siglos.
Bendito eres en la
bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza
por los siglos.
Criaturas todas del
Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos
por los siglos.
Gloria al Padre y al
Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant: Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos
un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Salmo
150 Alabad
al Señor
Ant: Dad gloria a nuestro Dios; sus obras son
perfectas, sus caminos son justos. Aleluya.
Alabad al Señor en su
templo,
alabadlo en su fuerte
firmamento.
Alabadlo por sus obras
magníficas,
alabadlo por su inmensa
grandeza.
Alabadlo tocando
trompetas,
alabadlo con arpas y
cítaras,
alabadlo con tambores y
danzas,
alabadlo con trompas y
flautas,
alabadlo con platillos
sonoros,
alabadlo con platillos
vibrantes.
Todo ser que alienta
alabe al Señor.
Gloria al Padre y al
Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant: Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había
anunciado.
Aleluya.
LECTURAS
Primera lectura Libro
de los Hechos de los Apóstoles 2, 14a.
36 - 41.
Dios lo ha constituido Señor y
Mesías.
El día de
Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la
palabra:
—«Todo Israel esté
cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha
constituido Señor y Mesías».
Estas palabras les
traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
—«¿Qué tenemos que
hacer, hermanos?».
Pedro les
contestó:
—«Convertíos y
bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y
recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y
para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro,
aunque estén lejos».
Con estas y otras
muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo:
—«Escapad de esta
generación perversa».
Los que aceptaron
sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.
Canto Salmo 22, El Señor es mi pastor.
Yo soy el Buen Pastor y conozco a
mis ovejas,
y todas las del redil me conocen a
mí.
Del redil la puerta soy, dejo
entrar a mis ovejas;
ellas conocen mi voz, es la voz de
su Pastor.
Evangelio Juan 10, 1
- 10
Yo soy la puerta de las ovejas.
En aquel tiempo,
dijo Jesús
- “Os aseguro que
el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por
otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor
de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él
va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas
las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su
voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la
voz de los extraños”.
Jesús les puso
esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió
Jesús:
- “Os aseguro que
yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son
ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta:
quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra
sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la
tengan abundante”.
Reflexión
Ante los fariseos, Jesús
construyen una narración en la que critica a los dirigentes religiosos. La
escena está tomada de la vida pastoril. El rebaño está recogido dentro de un
aprisco, rodeado por un vallado o pequeño muro, mientras un guarda vigila el acceso.
Jesús centra precisamente su atención en esa “puerta” que permite llegar hasta
las ovejas.
Hay dos maneras de
entrar en el redil. Todo depende de lo que uno pretenda hacer con el rebaño. Si
alguien se acerca al redil y “no entra por la puerta”, sino que salta “por otra
parte”, es evidente que no es el pastor. No viene a cuidar a su rebaño. Es “un
extraño” que viene a “robar, matar y hacer daño”.
La actuación del
verdadero pastor es muy diferente. Cuando se acerca al redil, “entra por la
puerta”, va llamando a las ovejas por su nombre y ellas atienden su voz. Las
saca fuera y, cuando las ha reunido a todas, se pone a la cabeza y va caminando
delante de ellas hacia los pastos donde se podrán alimentar. Las ovejas lo
siguen porque reconocen su voz.
¿Qué secreto se encierra
en esa “puerta” que legitima a los verdaderos pastores que pasan por ella y
desenmascara a los extraños que entran “por otra parte”, no para cuidar del
rebaño, sino para hacerle daño? Los fariseos no entienden de qué les está
hablando aquel Maestro.
Entonces Jesús les da la
clave del relato: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas”. Quienes
entran por el camino abierto por Jesús y le siguen viviendo su evangelio son
verdaderos pastores: sabrán alimentar a la comunidad cristiana. Quienes entran
en el redil dejando de lado a Jesús e ignorando su causa son pastores extraños:
harán daño al pueblo cristiano.
En no pocas Iglesias estamos
sufriendo todos mucho: los pastores y el pueblo de Dios. Las relaciones entre
la jerarquía y el pueblo cristiano se viven con frecuencia de manera recelosa,
crispada y conflictiva.
Sería demasiado fácil
atribuirlo todo al autoritarismo de la jerarquía o a la insumisión de los
fieles. La raíz es más profunda y compleja: Hemos perdido la referencia: Jesús,
que es servicio, entrega, donación plena en favor de sus hermanos; vamos a
necesitar. Necesitamos respirar cuanto antes un clima más amable en la Comunidad.
No saldremos de esta crisis si no volvemos todos al espíritu de Jesús. Él es
«la puerta».
Responsorio:
Cristo,
Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. Aleluya, aleluya.
Tú
que has resucitado de entre los muertos. Aleluya, aleluya.
Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Cristo,
Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. Aleluya, aleluya.
Benedictus.
Ant: Yo soy el Pastor de las ovejas; yo
soy el camino, la verdad y la vida. Yo soy el buen Pastor, que conozco a mis
ovejas y las mías me conocen. Aleluya.
† (Hacemos la señal de la cruz y cantamos el canto de Zacarías)
Ant: Yo soy el Pastor de las ovejas; yo
soy el camino, la verdad y la vida. Yo soy el buen Pastor, que conozco a mis
ovejas y las mías me conocen. Aleluya.
Preces
Invoquemos a Dios,
Padre misericordioso, que resucitó a Jesús, nuestro Pastor y Salvador, y
aclamémosle, diciendo:
- Ilumínanos, Señor, con la luz de Cristo
Padre santo, que
hiciste pasar a tu Hijo amado de las tinieblas de la muerte a la luz de la
gloria,
- haz que podamos llegar también nosotros a tu
luz admirable y ayuda a tu pueblo a superar esta enfermedad.
Tú, que nos salvas
por la fe,
- haz que vivamos hoy según la fe en Ti y en
nuestras fuerzas.
Tú que quieres que
busquemos los bienes de todos, porque Cristo está en medio de nosotros,
- fortalece nuestros afanes por salir todos
juntos de esta pandemia.
Haz que nuestra
vida, escondida con Cristo en ti, brille en el mundo
- como signo que anuncie el cielo y la tierra
nuevos.
Da, Señor, vivir
al tu lado a los que de entre nosotros fueron a Ti
- y consuela a sus familiares, que de manera
tan dramática les han sido arrebatados .
Por Jesús nos
llamamos y somos hijos de Dios; por ello, nos atrevemos a decir:
Padre
Nuestro - Kairoi
Padre
Nuestro que estás en el cielo
santificado
sea tu Nombre y tu Reino
hágase
tu Voluntad
así
en la tierra como se hace también en el cielo.
Padre Nuestro te rezamos cielo y tierra
escucharán
que tu pueblo está cantando con sus
voces tu bondad.
Y
danos hoy el pan ganado con nuestro trabajo
ganado
con nuestro sudor ganado con estas mis manos.
Y
perdona nuestras ofensas como nosotros intentamos perdonar.
Final
Dios misericordioso y eterno, que has dado
a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo, concédenos
también la alegría eterna del reino de tus elegidos, para que así el débil
rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor. Que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos. Amén.
Canto a María.
Buena madre
Buena Madre
estoy aquí,
quiero
rezar, te quiero hablar.
Buena Madre
has sido tú,
con
sencillez, creyente fiel.
En tu regazo
quiero estar, cerca de ti.
Como un
pequeño te daré, todo mi ser, acéptalo.
Buena madre, nuestra buena madre.
Buena madre, nuestra buena madre.
Buena madre, nuestra buena madre.
Buena madre, nuestra buena madre.
Buena Madre
veo en ti,
a la mujer
llena de Dios.
Buena Madre
por la fe,
sabes vivir
la oscuridad.
Mira a tus
hijos caminar, buscando luz.
Mira la
angustia y el dolor, danos tu fe, acógenos.
¡quédate
en casa! y
¡CUÍDATE!
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