Tiempo de Pascua
Domingo de la cuarta semana de Pascua,
Oración
del atardecer
Vísperas
(Se hace la señal de la cruz mientras se
dice:)
V/. - Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. - Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y
al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de
los siglos. Amén. Aleluya
Himno: Somos
testigos de Tu resurrección
nuestra esperanza está en Él,
Él es nuestro Salvador;
atrás quedó el temor, la duda y la poca fe,
hagamos ya realidad un Reino nuevo de amor.
Él es nuestro Salvador;
atrás quedó el temor, la duda y la poca fe,
hagamos ya realidad un Reino nuevo de amor.
Somos testigos de la resurrección,
Él está aquí, está presente, es Vida y es Verdad.
Somos testigos de la resurrección,
Él está aquí, Su espíritu nos mueve para amar.
Él está aquí, está presente, es Vida y es Verdad.
Somos testigos de la resurrección,
Él está aquí, Su espíritu nos mueve para amar.
2.
Tú
nos reúnes, Señor, en torno al cáliz y al pan
y nos invitas a ser la Luz del mundo y la sal.
Donde haya odio y dolor haremos presente tu paz,
en cada gesto de amor, María Madre estará.
y nos invitas a ser la Luz del mundo y la sal.
Donde haya odio y dolor haremos presente tu paz,
en cada gesto de amor, María Madre estará.
3.
Somos
testigos de la resurrección,
Él está aquí, está presente, es Vida y es Verdad.
Somos testigos de la resurrección,
Él está aquí, Su espíritu nos mueve para amar.e
Él está aquí, está presente, es Vida y es Verdad.
Somos testigos de la resurrección,
Él está aquí, Su espíritu nos mueve para amar.e
Salmodia
Ant.: Dijo el Señor a mi señor: siéntate a mi derecha.
Aleluya.
Salmo
109, 1-5.7 El Mesías,
Rey y Sacerdote
Oráculo del Señor a mi Señor:
“Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies”.
Desde Sión extenderá el
Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a
tus enemigos.
“Eres príncipe desde el día de tu
nacimiento,
entre esplendores
sagrados;
yo mismo te engendré,
como rocío,
antes de la aurora”.
El Señor lo ha jurado y no se
arrepiente:
“Tú eres sacerdote
eterno,
según el rito de
Melquisedec”.
El Señor a tu derecha, el día de su
ira,
quebrantará a los
reyes.
En su camino beberá del
torrente,
por eso, levantará la
cabeza.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant.: Dijo el Señor a mi señor: siéntate a mi derecha.
Aleluya.
Ant.: En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo. Aleluya.
Salmo 111 Felicidad del justo.
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus
mandatos.
Su linaje será poderoso
en la tierra,
la descendencia del
justo será bendita.
En su casa habrá
riquezas y abundancia,
su caridad es
constante, sin falta.
En las tinieblas brilla
como una luz
el que es justo,
clemente y compasivo.
Dichoso el que se
apiada y presta,
y administra rectamente
sus asuntos.
El justo jamás
vacilará,
su recuerdo será
perpetuo.
No temerá las malas
noticias,
su corazón está firme
en el Señor.
Su corazón está seguro,
sin temor,
hasta que vea
derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los
pobres;
su caridad es
constante, sin falta,
y alzará la frente con
dignidad.
El malvado, al verlo,
se irritará,
rechinará los dientes
hasta consumirse.
La ambición del malvado
fracasará.
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant.: En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo. Aleluya.
Cántico:
Apocalipsis 19, 1-7 Las bodas del Cordero
Ant.:
Aleluya, la salvación y la gloria y el poder son de
nuestro Dios. Aleluya.
Aleluya.
La salvación y la
gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos.
Aleluya.
porque sus juicios son verdaderos y justos.
Aleluya.
Aleluya.
Alabad al Señor, sus
siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes.
Aleluya.
los que le teméis, pequeños y grandes.
Aleluya.
Aleluya.
Porque reina el Señor,
nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
Aleluya.
alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
Aleluya.
Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido.
Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido.
Aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant,:
Aleluya, la salvación y la gloria y el poder son de
nuestro Dios. Aleluya.
Lecturas
Primera lectura Primera carta del apóstol Pedro 2,
20b - 25
Habéis vuelto al pastor de vuestras
vidas.
En aquellos días, al crecer el
número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua
hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce
convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron:
Queridos hermanos:
Si, obrando el bien, soportáis el
sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido
llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un
ejemplo para que sigáis sus huellas.
Él no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando lo insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario, se ponía en manos
del que juzga justamente.
Cargado con nuestros pecados subió
al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas os han curado.
Andabais descarriados como ovejas,
pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.
Canto Te
amaré (Silvio Rodríguez)
Te amaré, te amaré como al
mundo
Te amaré aunque tenga final
Te amaré, te amaré en lo
profundo
Te amaré como tengo que amar
Te amaré, te amaré como
pueda
Te amaré aunque no sea la
paz
Te amaré, te amaré lo que
queda
Te amaré cuando acabe de amar
Te amaré, te amaré si estoy
muerto
Te amaré el día siguiente
además
Te amaré, te amaré como
siento
Te amaré con adiós, con jamás
Te amaré, te amaré junto al
viento
Te amaré como único ser
Te amaré hasta el fin de
los tiempos
Te amaré y después, te amaré
Yo soy la puerta de las ovejas.
En aquel tiempo, dijo
Jesús
- “Os aseguro que el
que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra
parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de
las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va
llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas
las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz;
a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de
los extraños”.
Jesús les puso esta
comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió
Jesús:
- “Os aseguro que yo
soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones
y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien
entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino
para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la
tengan abundante”.
Reflexión:
La figura del pastor
era muy familiar en la tradición de Israel. Moisés, Saúl, David y otros líderes
habían sido pastores. Al pueblo le agradaba imaginar a Dios como un “pastor”
que cuida a su pueblo, lo alimenta y lo defiende.
Con el tiempo, el
término “pastor” comenzó a utilizarse para designar también a los jefes del
pueblo. Sólo que éstos no se parecían siempre a Dios, ni mucho menos. No sabían
cuidar al pueblo y velar por las personas como lo hacía Él.
Todos recordaban las
duras críticas del profeta Ezequiel a los dirigentes de su tiempo: “¡Ay de los
pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! No fortalecéis a las ovejas
débiles ni curáis a las enfermas ni vendáis a las heridas; no recogéis a las
descarriadas ni buscáis a las perdidas, sino que las habéis dominado con
violencia y dureza”. El profeta anunciaba un porvenir diferente: “Aquí estoy
yo, dice el Señor, yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él”.
Cuando en las primeras
comunidades cristianas comenzaron los conflictos y disensiones, los seguidores
de Jesús sintieron la necesidad de recordar que sólo Él es Pastor Bueno.
Felizmente, hubo un escritor que compuso una bella alegoría para presentarlo
como el pastor modelo, capaz de desenmascarar a todos aquellos que no son como Él.
Jesús había actuado
solo por amor. Todos recordaban todavía su entrega a las “ovejas perdidas de
Israel”: las más débiles, las más enfermas y heridas, las más descarriadas. El
pastor bueno siempre trata a las ovejas con cuidado y amor. El pastor que se
preocupa de sus propios intereses es un “asalariado”. En realidad, “no le
importan las ovejas” ni su sufrimiento.
Jesús no había actuado
como un jefe dedicado a dirigir, gobernar o controlar. Lo suyo había sido “dar
vida”, curar, perdonar. No había hecho sino “entregarse”, desvivirse, terminar
crucificado dando la vida por las ovejas. El que no es verdadero pastor, piensa
en sí mismo, “abandona las ovejas”, evita los problemas, “huye”.
La alegoría del “buen
pastor” arroja una luz decisiva: quien
tenga alguna responsabilidad pastoral ha de parecerse a Jesús.
Responsorio Breve
R/.: Yo soy el buen Pastor -dice el Señor-.
Aleluya, aleluya.
conozco mis ovejas, y las mías me
conocen. Aleluya, aleluya
Gloria
al Padre y al Hijo, y al espíritu Santo. Aleluya, aleluya.
Yo
soy el buen Pastor -dice el Señor-. Aleluya, aleluya.
Magníficat.
An.t: Mis ovejas escuchan mi voz, y yo, el Señor, las
conozco a ellas. Aleluya.
(Con el video de fondo, hacemos la señal de la cruz y recitamos el
canto de María)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación de
su sierva.
Porque ha mirado mi pequeñez.
Las generaciones me felicitarán,
porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí:
su nombre es santo y su misericordia
llega a sus fieles de generación en
generación.
Proclama mi alma, Proclama mi alma.
Proclama mi alma, Proclama mi alma.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de
bienes
y a los ricos los despide vacíos,
los despide vacíos.
Proclama mi alma, Proclama mi alma.
Proclama mi alma, Proclama mi alma.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros
padres
en favor de Abrahán y su
descendencia por siempre.
Proclama mi alma, Proclama mi alma.
Proclama mi alma, Proclama mi alma.
Ant.: Mis ovejas escuchan mi voz, y yo, el Señor, las
conozco a ellas. Aleluya.
Preces
Oremos
a Cristo, el Señor, que murió y resucitó, y ahora intercede por nosotros, y
digámosle:
- Cristo,
Salvador nuestro, escucha nuestra oración
Cristo,
Pastor bueno que guías a tus hermanos,
- recuerda
que nosotros tus ovejas, a veces nos sentimos perdidos.
Tú que
abandonas la seguridad del aprisco y van en busca de los que se extravían,
- cuida
en estos momentos de quienes estamos en riesgo.
Tú
que, como pastor bueno, reúnes a tu rebaño,
- aunque
estemos aislados consérvanos en comunión.
Tú que,
dando tu vida, has vencido la muerte,
- fortalece
nuestra lucha por la vida y la salud.
Cristo
Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la
derecha del Padre,
- que
tu hijo Juan y todos nuestros hermanos que se fueron estén contigo para siempre.
Con el gozo que nos da el saber que
somos del rebaño nuestro Dios, oigamos
con atención lo que nos dice el Buen Pastor:
Hijo mío (El Buen Pastor)
Hace tiempo que te
busco no me canso de esperarte,
he dejado al rebaño tan
solo por ir a buscarte.
Eres mi perla preciosa,
mi denario perdido,
el motivo por el cual
he dado mi vida en la Cruz.
Hace tiempo que te
busco, no me canso de llamarte,
Me he cubierto de rocío
no descansaré hasta encontrarte.
Y aunque ahora no lo
entiendas y te sientas tan vacío y alejado
estoy por liberar tu
corazón..
Te llamé en el
desierto, te grité en las alturas
y en cada caída aún más
fuerte mi voz
e decía "te
amo", te alentaba "confía"
te extendía mis manos,
"vuelve a mi corazón",
vuelve a mi corazón.
Final
Jesús, tú atravesaste
pueblos y villas “curando toda dolencia y toda enfermedad.” Por tu mandato, los
enfermos fueron curados. Acude a nuestra ayuda hoy, en medio de la propagación
global del coronavirus, para que podamos sentir tu amor curativo.
Cura a todos los
enfermos con el virus. Que puedan recuperar sus fuerzas y sanar mediante un
buen cuidado médico.
Sánanos de nuestros
temores, los cuales no permiten que las naciones trabajen unidas y que los
vecinos se ayuden unos a otros.
Canto a María.
Virgen de la
esperanza (coro “el Buen Pastor”)
Virgen de la esperanza en nuestra
marcha danos tu luz;
queremos ir contigo por el camino
que abre la cruz.
Madre del pueblo condúcenos por el camino de salvación.
Que en nuestra patria reine la paz, en la justicia y la libertad.
Cielo y Tierra nueva; esa es la meta
de nuestro andar.
Somos la iglesia en marcha que hacia
la Pascua cantando va.
Sobre cerros y pampas despunta el
alba de nuestra luz:
es la luz que trajiste cuando nos
diste a tu Hijo Jesús.
Afirma nuestros pasos, da a nuestros
brazos fuerza y valor
para luchar unidos como instrumentos
de salvación.
Mientras peregrinamos vamos
sembrando llanto y dolor;
volveremos llevando en nuestras
manos trigo de Dios.
¡quédate en casa!
¡resiste!
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