Tiempo
de Pascua
Lunes de la tercera semana
Oración del atardecer
Vísperas
(Se hace la señal de la cruz mientras se
dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya
Himno: Himno a la Alegria
1. Escucha,
hermano, la canción de la alegría,
el canto alegre del que espera un nuevo día.
Ven, canta, sueña cantando, vive soñando el nuevo sol
en que los hombres volverán a ser hermanos. (bis)
2. Si
en tu camino sólo existe la tristeza
y el llanto amargo de la soledad completa.
3. Si
es que no encuentras la alegría en esta tierra;
búscala, hermano, más allá de las estrellas.
Salterio
Salmo 122: El Señor,
esperanza del pueblo
Ant:. Será el Señor luz perpetua y tu
Dios será tu esplendor. Aleluya.
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de
escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada,
valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y
la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar
proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos
se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la
impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha
ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus
vestidos,
desde los palacios de marfiles te
deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant:. Será el Señor luz perpetua y tu
Dios será tu esplendor. Aleluya.
Salmo
123: Nuestro auxilio es el nombre del Señor
Ant: La trampa se rompió y escapamos.
Aleluya.
Si el Señor no hubiera estado de
nuestra parte,
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el
cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes;
hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió, y escapamos.
hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del
Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: La trampa se rompió y escapamos. Aleluya.
Cántico: Efesios 1, 3-10 El Dios Salvador
Ant: Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos
hacia mí. Aleluya.
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona
de Cristo
con toda clase de bienes
espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de
Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el
amor.
Él nos ha destinado en la persona de
Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha
concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y
prudencia
ha sido un derroche para con
nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su
voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por
Cristo
cuando llegase el momento
culminante:
recapitular en Cristo todas las
cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos
hacia mí. Aleluya.
Lecturas
Primera lectura Libro
de los Hechos de los Apóstoles 6, 8-15.
No lograban hacer frente a la
sabiduría y al espíritu con que hablaba.
En aquellos días, Esteban, lleno de
gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos
cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría,
Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer
frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Indujeron a unos que
asegurasen:
- “Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios”.
Alborotaron al pueblo, a los ancianos
y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín,
presentando testigos falsos que decían:
- “Este individuo no para de hablar
contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret
destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés”.
Todos los miembros del Sanedrín
miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.
Canto Si
el Grano de Trigo...
Si
el grano de trigo no muere en el surco,
no
brota la espiga, no nace el fruto.
1.
Si
no es por la Sangre del santo madero,
donde crucificaron al Nazareno,
en vano trabajan los jornaleros.
2.
El
grano en el surco, la savia en el tronco,
y nosotros con Cristo, marchemos todos.
El mundo que gime tendrá su gozo
3.
Señor,
pan y vino levanto hasta el cielo
por los ricos y pobres, por los que han
muerto;
ofrezco mi vida por todos ellos
Evangelio Juan
6, 22-29
Lectura del santo evangelio según san
Juan 6, 22-29
Después que Jesús
hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el
lago.
Al día siguiente,
la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había
habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos,
sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas
lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre
el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús
ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de
Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
- “Maestro,
¿cuándo has venido aquí?”.
Jesús les
contestó:
- “Os lo aseguro,
me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta
saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que
perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo
ha sellado el Padre, Dios”.
Ellos le
preguntaron:
- “Y, ¿qué obras
tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?”.
Respondió Jesús:
- “La obra que
Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado”.
Reflexión:
La fuerza
del Espíritu se hace presente en Esteban que además de hacer milagros mostraba
una gran sabiduría, para hablar de Jesús.
Esa fuerza
del Espíritu se nota también en el impulso misionero que moviliza a muchos
cristianos por las calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades, para convencer
a otros de adherirse a determinado credo o congregación.
Hay, sin
embargo, un punto crítico para discernir la obra de Dios. ¿Cuáles son las
señales que unen a los fieles con Jesús?
La fe no es sólo
un asunto público. Lo más característico del cristiano es su testimonio de
vida. Ser testigo nace de un convencimiento profundo que comienza por apartarse
de los valores que el mundo tiene por ideales o metas a conseguir como la
riqueza, el placer o el poder al precio que sea.
Debemos
calibrar si los valores del Evangelio son los que priman entre nosotros.
·
¿Cuál es el afán diario de nuestra vida?
·
¿Dónde detectamos los valores de Cristo en nuestra
familia?
Responsorio
Breve
Ant.: El Hijo del hombre tiene que ser
elevado. Aleluya, aleluya.
para
que todo el que cree en él tenga vida eterna. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
Los
discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
Magníficat
Ant: Lo que nace de la
carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. Aleluya.
† (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a cantar)
Maravillas hizo en mí, mi alma canta de gozo
pues al ver mi pequeñez se detuvieron sus ojos
y el que es Santo y poderoso hoy aguarda
por mi sí.
Mi alma canta de gozo, maravillas hizo
en mí.
Maravillas hizo en mí, del alma brota mi
canto
el Señor me ha amado, más que los lirios
del campo.
Por el Espíritu Santo él habita hoy en
mí,
no cese nunca mi canto, maravillas hizo
en mí.
Por el Espíritu Santo él habita hoy en
mí,
no cese nunca mi canto, maravillas hizo
en mí.
El
Señor hizo en mí, maravillas, Santo es mi Dios
Ant: Jesús entró para
quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y se lo dio. Aleluya.
Preces
Con espíritu
gozoso, invoquemos a Cristo a cuya humanidad dio vida el Espíritu Santo,
haciéndolo fuente de vida para los hombres, y digámosle:
-
Renueva y da vida a todas las cosas, Señor
Cristo, salvador
del mundo y rey de la nueva creación,
- haz
que ya desde ahora, con el espíritu, vivamos en tu reino,
donde estás sentado a la derecha del Padre
donde estás sentado a la derecha del Padre
Señor, tú que
vives en tu Iglesia hasta el fin de los tiempos,
-
condúcela por el Espíritu Santo al conocimiento de la verdad plena
Que los enfermos,
los moribundos y todos los que sufren encuentren luz en tu victoria,
- y
que tu gloriosa resurrección los consuele y los conforte
Al terminar este
día, te ofrecemos nuestro homenaje, oh Cristo, luz imperecedera,
- y
te pedimos que con la gloria de tu resurrección ilumines a los que han muerto
Adoctrinados por el mismo Señor, nos atrevemos a decir:
Padre
nuestro que estás en el cielo,
santificado
sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a
los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal
Padre
nuestro.
Canto a
María
Madre
del mundo (Betsaida)
De este nuevo amanecer
tú fuiste el crepúsculo mujer
tu sí fue la respuesta
con que el hombre Dios pudo nacer.
En su candoroso andar
las heridas, Cristo, nos sufrió,
sus brazos fueron cuna de sonrisa
y algodón.
Madre del mundo, virgen paciente,
tímido umbral, que abres paso al cielo.
Dicen que hoy muere en la cruz
tu hijo Jesús.
Creció el niño hasta los treinta,
como una hoja junto a ti, rama vital,
pero este crudo otoño los hubo
de separar
Pero llegará pronto el día
en que lo vuelvas a ver María,
en la gloria del reino celestial.
Madre del mundo, virgen paciente,
tímido umbral, que abres paso al cielo,
dicen que hoy muere en la cruz
tu hijo, semilla de luz.
De este triste atardecer
tú fuiste el crepúsculo mujer.
¡quédate
en casa!
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