Tiempo
de Pascua
Fiesta de San Marcos, evangelista
Oración del atardecer
Vísperas
(Se hace la señal de la cruz mientras se
dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya Himno: Mensajero de la paz
Es hermoso ver bajar de la montaña
Los pies del mensajero de la paz (bis)
Los pies del mensajero de la paz (bis)
1.
El señor envió a sus discípulos,
Los mando de dos en dos.
2.
Los mandó a las ciudades
Y a lugares donde iba a ir El.
3.
La cosecha es abundante,
Les dijo el señor al partir.
Salmodia
Salmo 115 Acción de gracias en el templo
Ant:. Soy ministro del Evangelio por la gracia que Dios me
dio. Aleluya.
Tenía fe,
aún cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha
hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus
fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre,
Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
Gloria al
Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant:. Soy ministro
del Evangelio por la gracia que Dios me dio. Aleluya.
Salmo 125 Dios, alegría y esperanza nuestra
Ant: Todo lo hago por el Evangelio, para
participar yo también de sus bienes. Aleluya.
Cuando el
Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los
gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el
Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir,
iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
Ant: Todo lo hago por el Evangelio, para
participar yo también de sus bienes. Aleluya.
Cántico: Efesios 1,3-10: El Dios
Salvador
Ant:. A mí
se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es
Cristo. Aleluya.
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant:. A mí
se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es
Cristo. Aleluya.
Lecturas
Primera
lectura Primera carta del
apóstol san Pedro 5, 5b-14
Os saluda Marcos, mi hijo.
Queridos hermanos:
Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios
resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues,
bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en
él todo vuestro agobio, que él se interesa por vosotros.
Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo,
como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe,
sabiendo que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos
sufrimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha
llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os
robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén.
Os he escrito esta breve carta por mano de Silvano, al que
tengo por hermano fiel, para exhortaros y atestiguaros que ésta es la verdadera
gracia de Dios. Manteneos en ella.
Os saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi
hijo. Saludaos entre vosotros con el beso del amor fraterno.
Paz a todos vosotros, los cristianos.
Canto: Ser flor de mi pueblo.
Quisiera cantar. Quisiera
cantar.
Quisiera cantar: ser flor de
mi pueblo. (bis)
1. Que
me paciera una vaca de mi pueblo.
Que me llevara en la oreja un labriego de mi pueblo.
Que me escuchara la luna de mi pueblo.
Que me escuchara la luna de mi pueblo.
2. Que
me mojaran los mares y los ríos de mi
pueblo.
Que me cortara una niña de mi pueblo.
Que me enterrara la tierra del corazón de mi pueblo.
Porque, ya ves, estoy solo, sin mi pueblo.
Aunque no estoy sin mi pueblo.
Evangelio Marcos
16, 15-20
Proclamad
el Evangelio a toda la creación.
En aquel tiempo, se
apareció Jesús a los Once y les dijo:
—«Id al mundo entero y
proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y se
bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.
A los que crean, les
acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les
hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles,
el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a proclamar
el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con
las señales que los acompañaban.
Reflexión:
La Iglesia tiene ya veinte siglos. Atrás quedan dos
mil años de fidelidad y también de no pocas infidelidades. El futuro parece
sombrío. Se habla de signos de decadencia en su seno: cansancio,
envejecimiento, falta de audacia, resignación. Crece el deseo de algo nuevo y
diferente, pero también la impotencia para generar una verdadera renovación.
No es extraño que crezcan las expectativas en torno a nuestro
actual Papa. Unos desean firmeza y seguridad, otros piden reformas profundas,
bastantes sueñan con alguna “sorpresa”, algo que movilice de nuevo a la
Iglesia. ¿Qué podemos esperar?
El evangelista Mateo culmina su escrito poniendo en
labios de Jesús una promesa destinada a alimentar para siempre la fe de sus
seguidores: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
Jesús seguirá vivo en medio del mundo. Su movimiento no se extinguirá. Siempre
habrá creyentes que actualicen su vida y su mensaje. Marcos añade que, después
de la ascensión de Jesús los apóstoles “proclamaban el Evangelio por todas
partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los
acompañaban”
Esta fe nos lleva a confiar en la Iglesia: con
retrasos y resistencias tal vez, con errores y debilidades, siempre seguirá
buscando ser fiel al evangelio. Nos lleva también a confiar en el mundo y en el
ser humano: por caminos no siempre claros ni fáciles el reino de Dios seguirá
creciendo.
Hoy hay más hambre y violencia en el mundo, pero hay
también más conciencia para hacerlo más humano. Hay muchos que no creen en la
religión, pero creen en una vida más justa y digna para todos, que es, en
definitiva, el gran deseo de Dios.
Esta confianza puede darle otro tono a nuestra manera
de mirar el mundo y de vivir las cosas grandes y pequeñas. Al mismo tiempo,
puede ayudamos a vivir estos tiempos con paciencia y paz, sin caer en el
fatalismo y sin desesperar del evangelio.
Hemos de sanear nuestras vidas eliminando aquello que
nos vacía de esperanza. Cuando nos dejamos dominar por el desencanto, el
pesimismo o la resignación, nos incapacitamos para transformar el mundo y
renovar la Iglesia. Marcuse, autor marxista del siglo pasado, decía que “la
esperanza sólo se la merecen los que caminan”. Yo diría que la esperanza
cristiana sólo la conocen los que caminan tras los pasos de Jesús. Son ellos
quienes pueden “proclamar el Evangelio a toda la creación”.
Responsorio Breve
Ant.: Contad a los pueblos la gloria del
Señor. Aleluya, aleluya.
Sus
maravillas a todas las naciones. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
Contad
a los pueblos la gloria del Señor. Aleluya, aleluya.
Magníficat. Mi
alma canta
(Se hace la
señal de la cruz mientras se comienza a cantar)
† Proclama mi alma lo
grande que es Dios,
Bendito es el Señor
se alegra mi espíritu en mi Salvador
bendito es el Señor.
l. El
Señor ha mirado a su esclava en su humillación;
desde
ahora y por siempre dichosa me harán,
su
nombre es Santo, su misericordia a los fieles llegará.
2. Gloria al Padre, gloria al Hijo, y
al Espíritu de amor;
en
principio, ahora y por siempre será;
por
los siglos de los siglos todos los pueblos cantarán.
Preces
Invoquemos a Dios,
Padre de los astros, que nos ha llamado a la fe verdadera por medio del
Evangelio de su Hijo, y oremos por su pueblo santo, diciendo:
- Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia.
Padre santo, que
resucitaste de entre los muertos a tu Hijo, el gran pastor de las ovejas,
- haz que nosotros
seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.
Padre santo, que
enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,
- haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las
criaturas.
Tú que enviaste a tu
Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
- danos también a nosotros sembrar tu semilla con nuestro
trabajo, para que, alegres, demos fruto con nuestra perseverancia.
Tú que enviaste a tu
Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
- haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación
universal.
Tú que has sentado a tu
Hijo a tu derecha, en el cielo,
- admite a los difuntos en tu reino de felicidad.
Confiemos nuestras
súplicas a Dios, nuestro Padre, terminando esta oración con las palabras que el
Señor nos enseñó:
Padre nuestro (Víctor
Jara)
Levántate
y mira la montaña
de donde viene el viento, el sol y el agua.
Tú que manejas el curso de los ríos,
tú que sembraste el vuelo de tu alma.
de donde viene el viento, el sol y el agua.
Tú que manejas el curso de los ríos,
tú que sembraste el vuelo de tu alma.
Levántate y
mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.
Líbranos de
aquel que nos domina en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia e igualdad.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.
Tráenos tu reino de justicia e igualdad.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.
Hágase por
fin tu voluntad aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor al combatir.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.
Danos tu fuerza y tu valor al combatir.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.
Levántate y
mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
Ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Amén. Amén
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
Ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Amén. Amén
Final
Señor,
Dios nuestro, que enalteciste a tu evangelista Marcos con el ministerio de la
predicación evangélica, concédenos aprovechar de tal modo sus enseñanzas que
sigamos siempre fielmente las huellas de Jesús, tu Hijo, que vive contigo en la
unidad del Espíritu y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Canto a María
(La Voz de María)
1.
Eres
más que el mar,
la gota de
rocío en el arenal,
la flor
nacida en medio del pedregal
a fuerza de
esperanza, fe y caridad,
así eres
Tú, María de Jesús.
Llévame hasta Él
y
esconde mi lucero en tu amanecer,
aviva en mi alma el fuego re de tu querer
y apagaré mi sed.
Dame de beber
la sangre del cordero que fue a nacer
del seno inmaculado de ti mujer
de noche allá en Belén.
2.
Siento
una vez más
tu mano
dirigiendo mi caminar,
tus ojos
encendiendo mi oscuridad,
tu corazón
de Madre latiendo está,
junto a la
cruz, María de Jesús.
3.
Sólo
una vez más,
dirige mi
sendero hacia ese portal
y esconde
mi camino en tu caminar
para borrar
las huellas de todo mal.
Danos tu
Luz, María de Jesús.
¡quédate en casa!
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