Tiempo de Pascua
Viernes de la segunda semana de Pascua,
Oración
del atardecer
Vísperas
(Se hace la señal de la cruz mientras se
dice:)
V/. - Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. - Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y
al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de
los siglos. Amén. Aleluya
Himno: Reunidos
en el nombre del Señor
Reunidos en el nombre del
Señor,
que nos ha congregado ante
tu altar;
celebremos el misterio de
la fe
bajo el signo del amor y
la unidad.
1. Tú, Señor, das sentido a nuestra vida,
tu
presencia nos ayuda a caminar,
tu Palabra
es fuente de agua viva
que
nosotros sedientos a tu mesa
venimos a
buscar.
2. Purifica con tu gracia nuestras manos,
ilumina
nuestra mente con tu luz
que la fe
se fortalezca en tu Palabra
y tu Cuerpo
tomado en alimento
nos traiga la salud.
Salmo 114ª Acción de gracias
Ant: El Señor ha salvado mi vida de los
lazos del abismo. Aleluya.
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me
envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos
del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es
compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno
contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant: El Señor ha salvado mi vida de los lazos del
abismo. Aleluya.
Salmo 120 El guardián del pueblo
Ant: El Señor guarda a su pueblo como a las niñas de sus ojos. Aleluya.
Levanto mis ojos a los
montes:
¿de dónde me vendrá el
auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de
todo mal,
Él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant: El Señor guarda a su pueblo como a las niñas de sus ojos. Aleluya.
Cántico:
Ap 15, 3-4 Himno de adoración
Ant: Mi fuerza y mi poder es el Señor, Él fue mi salvación.
Aleluya.
Grandes y
maravillosas son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y verdaderos tus
caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu
nombre?
Porque tú solo eres
santo,
porque vendrán todas
las acciones
y se postrarán en tu
acatamiento,
porque tus juicios se
hicieron manifiestos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant: El Señor guarda a su pueblo como a las niñas de sus ojos. Aleluya.
LECTURAS
Primera lectura Libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 34-42.
Salieron contentos de haber
merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús
En aquellos días, un fariseo llamado
Gamaliel, doctor de la Ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el
Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a aquellos hombres y dijo:
—«Israelitas, pensad bien lo que
vais a hacer con esos hombres. No hace mucho salió un tal Teudas, dándoselas de
hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado,
dispersaron a todos sus secuaces, y todo acabó en nada.
Más tarde, cuando el censo, salió
Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y
dispersaron a todos sus secuaces.
En el caso presente, mi consejo es
éste: No os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son
cosa de hombres, se dispersarán; pero, si es cosa de Dios, no lograréis
dispersarlos, y os expondríais a luchar contra Dios».
Le dieron la razón y llamaron a los
apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los
soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel
ultraje por el nombre de Jesús. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y
por las casas, anunciando el Evangelio de Jesucristo.
Canto Canción
del hombre libre
1. Quizás mañana, cuando mi mirada no brote
en la luz.
Como pobre,
amapola de agua venga la soledad.
Pero hoy canto en libertad, y mientras canto no estoy aislado.
Pues el corazón va conmigo y con él hablo.
Viviré como el fuego encendido en la noche,
tendré cumbre de estrellas, cantaré para los hombres
Viviré como el fuego encendido en la noche,
tendré cumbre de estrellas, cantaré para los hombres
Pero hoy canto en libertad, y mientras canto no estoy aislado.
Pues el corazón va conmigo y con él hablo.
Viviré como el fuego encendido en la noche,
tendré cumbre de estrellas, cantaré para los hombres
Viviré como el fuego encendido en la noche,
tendré cumbre de estrellas, cantaré para los hombres
2. Beberé el paisaje en un amanecer de
lirios.
Las
campanas del mar en los vientos fugitivos.
Cada momento un pájaro, cada pulso un latido.
Una espada de lluvia cortando la flor del viento.
Cada momento un pájaro, cada pulso un latido.
Una espada de lluvia cortando la flor del viento.
3. Ni las miradas torvas ni los labios
esquivos.
Ni las
voces enemigas ni los hombres miserables.
Viviré como el fuego encendido en la noche,
tendré cumbre de estrellas, cantaré para los hombres
Estoy conmigo mismo, el corazón es quien manda y yo obedezco
Viviré como el fuego encendido en la noche,
tendré cumbre de estrellas, cantaré para los hombres
Estoy conmigo mismo, el corazón es quien manda y yo obedezco
Evangelio Juan 6, 1-15
Repartió a los que estaban sentados todo lo que
quisieron
En aquel tiempo, Jesús se marchó a
la otra parte del lago de Galilea. Lo seguía mucha gente, porque habían visto
los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y
se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de
los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente,
dice a Felipe:
—«¿Con qué compraremos panes para
que coman éstos?».
Lo decía para tantearlo, pues bien
sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
—«Doscientos denarios de pan no
bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el
hermano de Simón Pedro, le dice:
—«Aquí hay un muchacho que tiene
cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
—«Decid a la gente que se siente en
el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio.
Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción
de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que
quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus
discípulos:
—«Recoged los pedazos que han
sobrado; que nada se desperdicie».
Los recogieron y llenaron doce
canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que
habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
—«Este sí que es el Profeta que
tenía que venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a
llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
Reflexión:
El consejo del rabino
Gamaliel sobre lo que hay que hacer con los predicadores cristianos suena
lógico en términos de apertura religiosa, aunque no tan coherente en términos
de constatación; muchas iniciativas humanas, incluso contrarias al proyecto del
Reino, lejos de fracasar, han perdurado por siglos.
De alguna manera,
Gamaliel es un fariseo tolerante ante la novedad que representaba la fe
cristiana en medio del judaísmo, y deja entrever que Dios lleva el hilo de la
historia de la salvación humana.
Acostumbramos medir el
éxito de las empresas con números y cifras, incluso en los eventos y procesos
de pastoral.
Por supuesto que hay
buscar ser eficaces y tener parámetros, pero no han de ser ellos los que
dirijan la dinámica de la fe, esperanza y caridad cristianas. No son las
multitudes ni la popularidad lo que indica el éxito de una iniciativa, sino lo
que consigue transformar el corazón humano.
¿Qué ha cambiado el
evangelio de Cristo a nuestro alrededor? ¿Me hace tolerante y abierto de
corazón?
Responsorio Breve
Ant.: No sólo de pan vive el hombre.
Aleluya, aleluya.
sino
de toda palabra que sale de Dios. Aleluya, aleluya
Gloria
al Padre y al Hijo, y al espíritu Santo. Aleluya, aleluya.
No
sólo de pan vive el hombre. Aleluya, aleluya.
Magníficat.
Ant: Subió al árbol santo de la cruz, destruyó el poder
del abismo, se revistió de poder, resucitó al tercer día Aleluya.
Hacemos la señal de la cruz y recitamos el canto
de María)
Alaba
mi alma la grandeza del Señor,
y mi
espíritu se alegra en Dios, mi Salvador;
porque
ha puesto los ojos
en la
pequeñez de su esclava.
Por
eso desde ahora
todas
las generaciones
me
llamarán bienaventurada,
me
llamarán bienaventurada.
Porque
ha hecho en mí favor
cosas
grandes el Poderoso.
Santo
es su nombre, y su misericordia
alcanza
de generación en generación
a los
que le temen.
alcanza
de generación en generación
a los
que le temen.
Desplegó
la fuerza de su brazo:
dispersó
a los de corazón altanero,
derriba
a los potentados de sus tronos
y
exaltó a los humildes.
A los
hambrientos colmó de bienes
y
despidió a los ricos con las manos vacías.
Acogió
a Israel, su siervo, acordándose
Acogió
a Israel, su siervo, acordándose
de la
misericordia, de la misericordia,
como
había anunciado a nuestros padres
en
favor de Abrahán y de su linaje.
La
misericordia, de la misericordia,
Como
había anunciado a nuestros padres
en
favor de Abrahán y de su linaje.
La
misericordia, de la misericordia,
por
los siglos, por los siglos.
Ant: Subió al árbol santo de la cruz,
destruyó el poder del abismo, se revistió de poder, resucitó al tercer día Aleluya.
Preces
Oremos a Cristo, fuente de toda vida y
principio de todo bien, y digámosle confiadamente:
-
Instaura, Señor, tu reino en el mundo
Jesús salvador, tú que, muerto en la
carne, fuiste devuelto a la vida por el Espíritu,
-
haz que nosotros, muertos al pecado,
vivamos también de tu Espíritu.
Tú que enviaste a tus discípulos al
mundo entero para que proclamaran el Evangelio a toda la creación,
-
haz que cuantos anuncian el Evangelio a
los hombres vivan de tu Espíritu.
Tú que recibiste pleno poder en el cielo
y en la tierra para ser testigo de la verdad,
-
guarda en tu verdad a quienes nos
gobiernan.
Tú que todo lo haces nuevo y nos mandas
esperar anhelantes la llegada de tu reino,
-
haz que, cuanto más esperamos el cielo
nuevo y la tierra nueva que nos prometes, con tanto mayor empeño trabajemos por
la edificación del mundo presente.
Tú que descendiste al abismo para
anunciar el gozo del Evangelio a los muertos,
-
sé tú mismo la eterna alegría de
nuestros difuntos.
Con el gozo que nos da el saber que
somos hijos de Dios, digamos con plena confianza:
Padre nuestro
Padre
nuestro que estás en los cielos,
santificado
sea tu Nombre;
venga
a nosotros tu Reino;
hágase
tu voluntad
así en
la tierra como en el cielo.
El pan
nuestro de cada día
dánosle
hoy;
y
perdónanos nuestras deudas,
así
como nosotros perdonamos
a nuestros
deudores
y no
nos dejes caer en la tentación,
mas
líbranos del mal. Amén
Final
Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Canto a
María.
Takillakkta -
Santa María de América
Santa
María de América Latina, Takillakkta
Madre nuestra eres, María. De todo este continente, pues tú has estado presente en toda nuestra historia y nos sigues conduciendo a la verdadera gloria.
Nuestra
evangelización sintió tu mano amante, pues tú seguiste constante aquella grande
misión. Por eso te apareciste en el santo Tepeyac.
Y
ahora tus hijos te imploran, Latinoamérica toda, Madre de todos los hombres:
Con el nombre de La Antigua, invocado fue tu amparo, en Panamá por vez primera
María
de Guadalupe, te llaman los mexicanos, y son tus fieles cubanos, aun sufriendo
pobreza, hijos todos muy devotos de la Morena del Cobre
Virgen
de Copacabana te invoca el hombre del Ande, y en todo el Sur del Perú te
quieren Virgen de Chapi. Y los chilenos piadosos en tu santuario en Maipú
Y es
hacia Aparecida, donde van los brasileños, para pedirte postrados escuches sus
sufrimientos. Y en Argentina en Luján te imploran los argentinos
Señora
de Coromoto te aman los venezolanos. Y van los ecuatorianos a tu santuario del
Quinche. Bella estrella de Colombia, Virgen de Chiquinquirá
En el
Paraguay tú reinas, Señora de Caacupé. Alma de los uruguayos, Virgen de los
Treinta y tres. Sol de los dominicanos Señora de la Altagracia.
Oh
Señora del Rosario, lucero de Guatemala. Y en Cartago de Costa Rica, acoges a
los peregrinos. Virgencita de Suyapa, Honduras te da su amor
En el
Salvador te invocan, oh Señora de la Paz. Y aunque la aflicción se sienta, los
fieles nicaragüenses, en Chinandega te piden que la fe no sea vencida.
María,
Virgen y Madre, cuida este tú continente: que vivamos en justicia y que ya no
haya miseria; que en nuestra tierra fecunda haya reconciliación
Y ante
todo, María, enséñanos el Amor. A ser fieles a Dios Padre, fraternos con los
hermanos, condúcenos a tu Hijo, que seamos como Jesús.
¡quédate
en casa!
Así saldremos de esto
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