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martes, 21 de abril de 2020

Tiempo de Pascua: Oración del atardecer- Martes


Tiempo de Pascua
Martes de la segunda semana
Oración del atardecer
Vísperas


(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/.    -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/.    -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo     
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya



Himno:                                                                      Creados para Ti




1.  Grande eres Señor
y digno de alabanza
Grande es tu poder
y tu sabiduría
2.  Los que te alaban te buscan,
los que te buscan te encuentran,
Los que te encuentran te aman
Y te alabaran
3.  Nos has hecho para ti
Y está inquieto el corazón
Hasta encontrarte y descansar en ti

Salmo 48 - I  Vanidad de las riquezas

Ant:. Buscad los bienes de allá arriba, no los de la tierra. Aleluya.

Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;

mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.


El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.

El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant:. Buscad los bienes de allá arriba, no los de la tierra. Aleluya.

            Salmo 48 - II

Ant: El Señor me salva de las garras del abismo. Aleluya.


Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Aunque en vida se felicitaba:
"Ponderan lo bien que lo pasas",
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor me salva de las garras del abismo. Aleluya.

Cántico: Apocalipsis 5, 9 -12:     Himno de los redimidos



Ant: Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria y el esplendor. Aleluya.
Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria y el esplendor. Aleluya.

Lecturas
Primera lectura        Libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-37.
Todos pensaban y sentían lo mismo.

Todos pensaban y sentían lo mismo.
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado.
Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de os apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.
José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa Consolado, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles.

Canto: Salmo 92                       El Señor reina, vestido de majestad.



 El Señor reina, vestido de majestad,
El Señor reina, vestido de majestad,

El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder.

Así está firme  y la tierra no vacila.
Tu trono es seguro desde y para siempre,
y tú eres eterno.


Evangelio                                       Juan 3, 5ª.7b-15 
Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.


En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
- «Te lo aseguro, tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu. Nicodemo le preguntó:
- ¿Cómo puede  suceder eso?
Le contestó Jesús:
- «Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.»
Reflexión:
La vida común es un rasgo importante de la fe cristiana. A la fe en Cristo pertenece el despojarse de los bienes materiales para compartirlos con los más necesitados.
Se trataba de un alivio inmediato a la miseria que asolaba a la inmensa mayoría en la época del imperio romano.
Este estilo de vida es el nervio cristiano, y tiene doble vínculo: la resurrección de Jesús y la encarnación del Hijo de Dios. En los dos, lo material tiene su sentido insustituible, pero no es para tener más, sino compartir lo que se tiene. Sin esto, la fe cristiana queda desarticulada en un fraude. No se crea comunidad de vida sin el sentido “redentivo” de darle nueva vitalidad a los bienes, ya sea materiales, económicos y a los del conocimiento y los recursos humanos. Cuando adquirimos un bien, debemos cobrar conciencia inmediata de que es un bien generado por todos y que todos somos destinatarios del mismo; es su sentido redentivo, porque nos rescata la propia humanidad. Tiene que servir para conectarnos con otras personas. 
¿Cómo sirvo a los demás con mis bienes personales?

 Responsorio Breve

Ant.: Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Aleluya, aleluya.
          Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
          Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

                                         Magníficat.                             Camino a Canaán

Ant:  ¿No ardía nuestro corazón mientras Jesús nos hablaba por el camino? Aleluya. 




(Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a cantar)
Proclama mi alma la grandeza del Señor
en Él se alegra mi espíritu. Creo en Dios mi Salvador

Porque Dios miró en mí la bajeza de su sierva
desde ahora en adelante siempre me dirán dichosa
porque el Todopoderoso ha hecho grandes maravillas
Obras que hizo por mí, santo es el Señor mi Dios.

Proclama mi alma la grandeza del Señor
en Él se alegra mi espíritu, mi espíritu en Dios mi salvador

Dios tiene misericordia de quienes lo reverencian
con su brazo hace proezas dispersó a los soberbios
Él derriba poderosos y enaltece a los humildes
sacia a todos los hambrientos y a ricos deja vacíos.

Proclama mi alma la grandeza del Señor
en Él se alegra mi espíritu, mi espíritu de Dios mi salvador

Auxilió al pueblo de Israel su humilde siervo
acordándose de actuar con su gran misericordia
como había prometido a nuestros antepasados
Abraham y su futura descendencia para siempre.

Proclama mi alma la grandeza del Señor
en Él se alegra mi espíritu, mi espíritu de Dios mi salvador
Proclama mi alma la grandeza del Señor
en Él se alegra mi espíritu. Creo en Dios mi salvador

Creo en Dios mi salvador.

Ant:  ¿No ardía nuestro corazón mientras Jesús nos hablaba por el camino? Aleluya. 


Preces
Invoquemos a Cristo, que con su resurrección ha reanimado la esperanza de su pueblo, y digámosle:
-    Señor, tú que vives para nosotros, escúchanos
Señor Jesús, cuyo costado fue traspasado en la Cruz,
-    ayúdanos a soportar nuestros dolores y dolencias.
Pastor supremo de la Iglesia, que después de tu resurrección encomendaste a tus amigos el cuidado de tus hermanos,
-    concédenos ayudarnos unos a otros, respetando las distancias físicas.
Tú que enviaste a los discípulos a sanar a los enfermos,
-    que quienes cuidan hoy de nosotros, no desfallezcan.
Tú que preparaste a la orilla del mar pan y pescado para los discípulos,
-    no permitas que nuestros hermanos mueran de hambre por culpa nuestra.
Señor Jesús, nuevo Adán que nos das la vida, transforma a nuestros difuntos a imagen tuya,
-    para que compartan contigo la alegría de tu Reino.
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común de todos: 

Padre nuestro (Leónidas Proaño) 


1.    Padre nuestro que estás en la tierra
desvelado por nuestros desvelos. (bis)
Hoy tu nombre nos sabe a justicia
nos sabe a esperanza y a gloria tu Reino (bis).

padre nuestro, padre nuestro
no eres dios que se queda en su cielo; (bis)
tu alientas a los que luchan
para que llegue tu reino. (bis)

2.    Padre nuestro que estás en la calle
entre el tráfico, el ruido y los nervios,
que se cumpla, Señor, tu palabra,
lo mismo en la tierra que arriba en el cielo (bis).

3.    Padre nuestro que sudas a diario
en la piel del que arranca el sustento (bis)
que a ninguno nos falte el trabajo que el pan es más pan
cuando hubo el esfuerzo (bis).

4.    Padre nuestro que no guardas nunca
contra nadie venganza o desprecio (bis)
que te olvidas de ofensas y agravios
y pides que todos también perdonemos (bis). 

Final

Te pedimos, Señor, que nos hagas capaces de anunciar la victoria de Cristo resucitado, y pues en ella nos has dado la prenda de los dones futuros, haz que un día los poseamos en plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


Canto a María  
Contigo, María (Athenas)

1.      Quiero caminar contigo María, pues tú eres mi madre, eres mi guía.
Tú eres para mí el más grande ejemplo de santidad, de humildad.
Quiero caminar contigo María no solo un momento, todos los días.
Necesito tu amor de madre, tu intercesión, ante el Señor.
Guía mis pasos, llévame al cielo, bajo tu manto no tengo miedo.
Llena de gracia, Ave María. Hoy yo te ofrezco toda mi vida.
2.      Quiero caminar contigo María, madre en el dolor y en la alegría;
Tú que fuiste fiel hasta el extremo, fiel en la cruz, fiel a Jesús.
Guía mis pasos, llévame al cielo bajo tu manto no tengo miedo.
Llena de gracia, Ave María, hoy yo te ofrezco toda mi vida.
3.      Celestial Princesa mírame con compasión,
hoy te doy mi alma, vida y corazón.
Guía mis pasos, llévame al cielo, bajo tu manto no tengo miedo.
Llena de gracia, Ave María, hoy yo te ofrezco toda mi vida



¡quédate en casa!

nuestro amor no es menor porque no nos veamos


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