Tiempo
de Pascua
Miércoles de la segunda semana
Oración del atardecer
Vísperas
(Se hace la señal de la cruz mientras se
dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya Himno: Pueblo de reyes
Pueblo de reyes, asamblea santa
Pueblo sacerdotal, pueblo de Dios
Bendice a tu Señor
Pueblo sacerdotal, pueblo de Dios
Bendice a tu Señor
1. Te cantamos a Ti, esplendor de la
gloria
Te alabamos, estrella radiante que
anuncias el día
Te cantamos, oh, luz que iluminas
nuestras sombras
Te alabamos, antorcha de la nueva
Jerusalén
2. Te cantamos, mediador entre Dios y
los hombres
Te alabamos, oh, ruta viviente,
camino del cielo
Te cantamos, Pastor que nos conduces
a Reino
Te alabamos, reúne a tus ovejas en
un redil.
3. Te cantamos, oh templo de la nueva
alianza
Te alabamos, oh piedra angular y
roca de Israel
Te cantamos, Mesías, esperado por
los pobres
Te alabamos, oh Cristo, nuestro rey
de humilde corazón
Salmo 61 La paz en Dios
Ant:. Que no tiemble vuestro corazón. Aleluya.
Sólo en Dios descansa mi alma,
Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi
salvación;
sólo él es mi roca y mi
salvación,
mi alcázar: no
vacilaré.
¿Hasta
cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para
derribarlo
como a una pared que
cede
o a una tapia ruinosa?
Sólo
piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la
mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón
maldicen.
Descansa
sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi
esperanza;
sólo él es mi roca y mi
salvación,
mi alcázar: no
vacilaré.
De Dios
viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo
suyo, confiad en él,
desahogad ante él
vuestro corazón,
que Dios es nuestro
refugio.
Los
hombres no son más que un soplo,
los nobles son
apariencia:
todos juntos en la
balanza subirían
más leves que un soplo.
No
confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en
el robo;
y aunque crezcan
vuestras riquezas,
no les deis el corazón.
Dios ha
dicho una cosa,
y dos cosas que he
escuchado:
"Que
Dios tiene el poder
y el Señor tiene la
gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras."
Gloria al
Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant:. Que no tiemble vuestro corazón. Aleluya.
Salmo
22 Que todos los pueblos alaben al Señor
Ant: Que pueblos, se alegren por tu salvación.
Aleluya.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre
nosotros;
conozca la tierra tus
caminos,
todos los pueblos tu
salvación.
Oh Dios,
que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos
te alaben.
Que
canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo
con justicia,
riges los pueblos con
rectitud
y gobiernas las
naciones de la tierra.
Oh Dios,
que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos
te alaben.
La tierra
ha dado su fruto,
nos bendice el Señor,
nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga;
que le teman
hasta los confines del
orbe.
Gloria al
Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant: Que pueblos, se alegren por tu salvación. Aleluya.
Cántico: Colosenses 1,12-20: Himno a Cristo resucitado
Ant:. La
tierra se llena de su alabanza Aleluya.
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho
capaces de compartir
la herencia del pueblo
santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al
reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos
recibido la redención,
el perdón de los
pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda
criatura;
porque por medio de Él
fueron creadas todas
las cosas:
celestes y terrestres,
visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones,
Principados, Potestades;
todo fue creado por Él
y para Él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él.
Él es también la cabeza
del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el
primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en
todo.
Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por Él quiso
reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de
la tierra,
haciendo la paz por la
sangre de su cruz.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant:. La
tierra se llena de su alabanza Aleluya.
Lecturas
Primera
lectura Libro de los Hechos de los
Apóstoles 5, 17-26.
Los hombres que metisteis en la cárcel están en el
templo enseñando al pueblo
En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido -la
secta de los saduceos-, llenos de envidia, mandaron prender a los apóstoles y
meterlos en la cárcel común. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las
puertas de la celda y los sacó fuera, diciéndoles:
- «Id al templo y explicadle allí al pueblo íntegramente
este modo de vida».
Entonces ellos entraron en el templo al amanecer y se
pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con los de su partido,
convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos israelitas, y mandaron por
los presos a la cárcel. Fueron los guardias, pero no los encontraron en la
celda, y volvieron a informar:
- «Hemos encontrado la cárcel cerrada, con las barras
echadas, y a los centinelas guardando las puertas; pero, al abrir, no
encontramos a nadie dentro».
El comisario del templo y los sumos sacerdotes no atinaban
a explicarse qué había pasado con los presos. Uno se presentó, avisando:
- «Los hombres que metisteis en la cárcel están ahí en el
templo y siguen enseñando al pueblo».
El comisario salió con los guardias y se los trajo, sin
emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.
Canto: Salmo 33 Si el afligido invoca al
Señor, él lo escucha
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre
en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se
alegren.
El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la
tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus
angustias.
El Señor está cerca de
los atribulados, salva a los abatidos. El Señor redime a sus siervos, no será
castigado quien se acoge a él
Evangelio Juan
3, 16-21
Dios
mandó su Hijo para que el mundo se salve por Él.
Tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él,
sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su
Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no
será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre
del Hijo único de Dios.
El juicio consiste en
esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la
luz, porque sus obras eran malas.
Pues todo el que obra
perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por
sus obras.
En cambio, el que
realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están
hechas según Dios.
Reflexión:
La primera lectura nos muestra cómo Dios impulsa el
proyecto del Evangelio, a pesar de la creciente oposición de las autoridades
religiosas de Jerusalén. Las autoridades religiosas tienen una visión equivocada
del Evangelio, porque lo consideran como algo nuevo que va en contra de la tradición.
Así es; el Evangelio que Jesús anuncia da una
importancia principal a la vida del pueblo; un pueblo que se posiciona ante
Dios. Lo que Dios operó en Jesús sólo tiene sentido si se enmarca dentro de la
vida de los que se reúnen en su nombre. Su vitalidad es el resultado de un
proceso en el que se va realizando la misión que tuvo Jesús y ahora es nuestra,
es decir, la experiencia personal y vital de haber asumido y aceptado que Jesús
muere y resucita por nosotros.
Y esta misión del seguidor de Jesús, consiste menos en
conocimientos más o menos ilustrado y más en asumir el compromiso de ser sus
discípulos: caminar juntos tras Jesús hacia una meta común, sufrir y alegrarse
juntos delante de Dios.
¿Qué nos impide ser pueblo santo? ¿En qué se nota que
creemos en la vida nueva de Cristo?
Responsorio Breve
Ant.: Los discípulos se llenaron de
alegría al ver al Señor. Aleluya, aleluya.
Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Los
discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
Magníficat. Mi
alma canta
Ant: El que realiza la verdad se acerca a la luz,
para que se vea que sus obras están hechas según Dios. Aleluya.
(Se hace la
señal de la cruz mientras se comienza a cantar)
† Mi alma canta,
canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo
en Dios, mi Salvador. (bis)
1. Porque
miró con bondad
la
pequeñez de su servidora. (bis)
En
adelante todas la gentes
me
llamaran feliz.
me
llamaran feliz.
me
llamaran feliz.
2. Derribó
del trono a los poderosos
y
elevó a los humildes,
colmó
de bienes a los hambrientos
y
despidió a los ricos con las manos vacías.
Mi
alma canta, la grandeza del Señor
y
mi espíritu se estremece
de
gozo en Dios, mi Salvador.
Ant: El que realiza la verdad se acerca a la luz,
para que se vea que sus obras están hechas según Dios. Aleluya.
Preces
Imploremos a Dios
Padre, que por la resurrección de su Hijo de entre los muertos nos ha abierto
el camino de la vida eterna, y digámosle:
- Por la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos
Dios de nuestros
padres, que has glorificado a tu Hijo Jesús resucitándolo de entre los muertos,
- convierte nuestros corazones para que andemos en una vida
nueva.
Tú que, cuando
andábamos descarriados como ovejas, nos has hecho volver al pastor y guardián
de nuestras vidas,
- consérvanos en la fidelidad al Evangelio.
Tú que elegiste a los
primeros discípulos de tu Hijo de entre el pueblo de Israel,
- haz que los hijos de este pueblo reconozcan el
cumplimiento de las promesas que hiciste a sus padres.
Acuérdate, Señor, de
los huérfanos, de las viudas, de los esposos que viven separados y de todos
nuestros hermanos abandonados,
- y no permitas que vivan en la soledad, ya que fueron
reconciliados por la muerte de tu Hijo.
Tú que llamaste a ti a
Esteban, que confesó que Jesús estaba de pie a tu derecha,
- recibe a nuestros hermanos difuntos que esperaron tu
venida en la fe y en el amor.
Confiemos nuestras
súplicas a Dios, nuestro Padre, terminando esta oración con las palabras que el
Señor nos enseñó:
Padre nuestro (C.
L. V.)
Padre
nuestro (bis) que estás en el cielo (bis),
santificado
(bis) sea tu Nombre (bis);
venga a
nosotros (bis), venga tu Reino (bis);
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
(bis) nuestro pan de cada día (bis);
y perdona
(bis) nuestras ofensas (bis),
como
perdonamos (bis) a los que nos ofenden
(bis).
No nos
dejes caer en tentación, y líbranos del mal.
Final
Al
revivir nuevamente el misterio pascual, en el que la humanidad recobra la
dignidad perdida y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos,
Señor de clemencia, que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en
el amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Canto a María
La voce di
Maria (La Voz de María)
¡quédate en casa!
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