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martes, 14 de abril de 2020

Tiempo de Pascua: Oración del atardecer-Martes











Tiempo de Pascua
Martes de la Octava de Pascua, solemnidad
Oración del atardecer
Vísperas

(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/.    -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/.    -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo             
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

Himno:                                                   Nuestra pascua inmolada, aleluya






Nuestra Pascua inmolada, aleluya,
es Cristo el Señor, aleluya, aleluya. Aleluya

1.       Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!,
despierta tú que duermes y el Señor te alumbrará.

2.       Pascua sagrada, ¡eterna novedad!
Dejad el hombre viejo, revestíos del Señor.

3.       Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal!
Del seno de las aguas renacemos al Señor.

4.       Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor!
Vivamos la alegría dada a luz en el dolor.


Salmo 109,1-5.7             El Mesías, Rey y Sacerdote

Ant: María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya

Salmo 113 A    Israel librado de Egipto: las maravillas del Éxodo

Ant: Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Cántico:Apocalipsis 19,1-7            Las bodas del Cordero

Ant: Jesús dijo: «No tengáis miedo: Id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.


Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos.
Aleluya.

Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes.
Aleluya.

Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
Aleluya.

Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido.
Aleluya.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Jesús dijo: «No tengáis miedo: Id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya

LECTURAS


Primera lectura          Libro de los Hechos de los Apóstoles 2,36-41.

El día de Pentecostés, Pedro dijo a los judíos:

"Todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Mesías". Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: "Hermanos, ¿qué debemos hacer?".
Pedro les respondió: "Convertíos y haceros bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque la promesa ha sido hecha a vosotros y a vuestros hijos, y a todos aquellos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar". Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa. Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil 


Canto         Aleluya, aleluya, el Señor resucitó




Evangelio                                                   San Juan 20, 11-18

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo".
Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!".
Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, vuestro Padre; a mi Dios, vuestro Dios'".
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que  él le había dicho esas palabras


(En lugar del responsorio se dice):


Ant: Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Magníficat.

Ant: Mientras estaba llorando, vi a mi Señor. Aleluya.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

      Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Ant: Mientras estaba llorando, vi a mi Señor. Aleluya.


Preces

Aclamemos alegres a Cristo, que después de ser sepultado en el seno de la tierra resucitó gloriosamente a una vida nueva, y digámosle confiados:

Rey de la gloria, escúchanos

- Te rogamos, Señor, por los obispos, los presbíteros y los diáconos, en este tiempo de pandemia:
que sirvan con celo a tu pueblo desde su situación de confinados

- Te rogamos, Señor, por los que sirven a tu pueblo como profesionales de la salud:
para que hallen fortaleza y puedan ayudar a sus enfermos con espíritu positivo.

- Te rogamos, Señor, por todos tus hijos que se han visto libres de contagio:  
que sigan con salud, tengan paciencia y sean cuidadosos para no contagiarse.

- Tú que en la cruz clavaste y borraste el protocolo que nos condenaba,
destruye también en nosotros toda clase de esclavitud y líbranos de toda tiniebla.

- Tú que al bajar al lugar de los muertos abriste las puertas del abismo,
recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.

Final

Tú, Señor, que nos has salvado por el misterio pascual, continúa favoreciendo con dones celestes a tu pueblo, para que alcance la libertad verdadera y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha empezado a gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.


Canto a María.
Madre de los pobres



Madre de los pobres,
los humildes y sencillos,
de los tristes y los niños
que confían siempre en Dios.

Tú la más pobre porque nada ambicionaste.
Tú, perseguida, vas huyendo de Belén.
Tú que en un pesebre ofreciste al rey del cielo.
Toda tu riqueza fue tenerlo sólo a él.

Tú que en sus manos sin temor te abandonaste,
tú que aceptaste ser la esclava del Señor,
vas entonando un poema de alegría:
Canta, alma mía, porque Dios me engrandeció.

Tú que has vivido el dolor y la pobreza,
tú que has sufrido en la noche sin hogar,
tú que eres madre de los pobres y olvidados,

eres el consuelo del que reza en su llorar. 



Que nos bendiga y nos guarde Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu santo.

Amen, aleluya.


¡quédate en casa!

porque nos queremos ¿NO?






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