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viernes, 12 de junio de 2020

Tienpo ordinario: Viernes




Viernes de la 10ª Semana
Tiempo Ordinario

(Se hace la señal de la cruz y se dice:)
- Dios mío, ven en mi auxilio.
- Señor, date prisa en socorrerme.
- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya




Himno:   Sólo el amor. (Silvio Rodríguez)

Debes amar
la arcilla que va en tus manos.
Debes amar
su arena hasta la locura.
Y si no,
no la emprendas que será en vano.

Sólo el amor
alumbra lo que perdura.
Sólo el amor
convierte en milagro el barro

Debes amar
el tiempo de los intentos.
Debes amar
la hora que nunca brilla
Y si no
No pretendas
tocar lo cierto.

Sólo el amor
engendra la maravilla,
Sólo el amor
consigue encender lo muerto

Salmodia
              Salmo 114                          Acción de gracias

Ant.: Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.

         Salmo 120                      El guardián del pueblo

Ant.:    El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
Él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.:    El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

             Cántico: Ap 15, 3-4           Himno de adoración

Ant.: Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las acciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Lecturas
Primera lectura                    Primer libro de los Reyes 19, 9a.11 - 16.
Ponte de pie en el monte ante el Señor.

En aquellos días, cuando Elías llegó a Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche. El Señor le dijo:
- “Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar!”.
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento.
Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego.
Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.
Entonces oyó una voz que le decía:
- “¿Qué haces, aquí, Elías?”.
Respondió:
- “Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derruido tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme”.
El Señor dijo:
- “Desanda tu camino hacia el desierto de Damasco y, cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén”.
Canto                                Ghost La sombra del amor


¡Oh! mi amor, mi vida,  
yo sufro por tu amor
tu adiós, en mi soledad.
El tiempo se va tan lento
si tú no estás aquí.
Dime si aún eres mi amor.
Te quiero ver
¡Oh! contigo estaré;
le ruego a Dios que vuelvas a mí

No te olvidaré, no se, no se;
sueño siempre en ti junto a mí
no me olvides tú, piensa en mí
piensa en mí
como yo lo haré por siempre
¡Oh! mi amor, mi vida
me muero, sufro si no estás
¡Oh! no, en soledad

El tiempo se va tan lento  
si tú no estás aquí
dime si aún eres mi amor
a ti te amare.
Sí, por siempre así le pido a Dios
que vuelvas a mí  

    Evangelio                     Mateo 5, 27 - 32
El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- “Habéis oído el mandamiento ‘no cometerás adulterio’. Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.
Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno.
Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno.
Está mandado: ‘El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio’.
Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio”.
Reflexión:

 “Qué te trae por aquí, Elías?: “Mi pasión por el Señor, mi Dios” 

En esta primera lectura, asistimos a una teofanía. A una manifestación de Dios al profeta Elías. Dios no se le manifiesta de una manera espectacular como en otras ocasiones. No se manifiesta ni “en el huracán, ni en el terremoto, ni en el fuego” sino en un “susurro”, en una tenue brisa. Esta suele ser la manera de llegarse Dios y su Hijo Jesús hasta nosotros. Nos hace llegar su mensaje, su palabra, no de manera grandilocuente, sino a través de la sencillez de la lectura de la Sagrada Escritura, a través de los acontecimientos, a través de nuestros ratos de oración, a través de “un susurro”… para lo que hemos de tener siempre abiertos nuestros oídos, sobre todo, los de nuestro corazón para captar el mensaje que nos quiera indicar.
Desde la suavidad, el Señor pregunta a Elías: “¿Qué te trae por aquí, Elías?”.  A lo que Elías respondió: “Mi  pasión por el Señor, mi  Dios”.  Respuesta que solo puede salir de una corazón más que emocionado y entregado a Dios. Y que retrata la vida de Elías. Todo lo que hizo fue motivado por el amor apasionado a su Dios.
Una respuesta que todo seguidor de Jesús, también nosotros los del siglo XXI, debemos tener en nuestros labios y en nuestro corazón. Ojalá que siempre, lo que nos lleve a hacer en cada momento lo que hacemos: predicar, perdonar, ayudar al hermano, trabajar por la paz y la justicia… sea “Mi pasión por el Señor, mi Dios”.

“Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo”

¿Quién de nosotros cuando oímos por primera vez las palabras que hoy nos dirige Jesús en el evangelio, no pensó que nos pedía demasiado y quedamos un tanto desconcertados? Pero al adentrarnos en la amistad con Jesús, nos convencimos de que no nos podía pedir algo que nos hiciese mal y nos perjudicase o algo que excediese nuestra capacidad humana, y caímos en la cuenta de la enseñanza que nos quería brindar.
Encontrar a Jesús fue lo mismo que encontrar un tesoro, un tesoro que nos proporciona vida y vida en abundancia, y nos ofrece el camino que nos lleva a la  alegría de vivir. Por eso, Jesús se atreve a pedirnos que, si algo o alguien, sea nuestro ojo, nuestra mano, nuestro pie no nos deja disfrutar del la alegría que nos regala Jesús… no le hagamos caso y sigamos disfrutando de lo que Jesús nos ofrece.
(Guardamos unos minutos de silencio y reflexionamos sobre lo leído y el canto):
Responsorio breve:
Ant.: Brilláis como lumbreras del mundo,
mostrando una razón para vivir..
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Brilláis como lumbreras del mundo,
Hasta mi final.                                                                                                                  
Il Divo 


Preces
Bendigamos ahora al Señor Jesús, que en su vida mortal escuchó siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y con amor secaba las lágrimas de los que lloraban, y digámosle también nosotros:
-    Señor, ten piedad de tu pueblo.
Señor Jesucristo, tú que consolaste a los tristes y deprimidos,
-    pon ahora tus ojos en las lágrimas de los pobres.
Escucha los gemidos de los agonizantes
-    y envíales tus ángeles para que los alivien y conforten.
Que los emigrantes sientan tu providencia en su destierro,
-    que puedan regresar a su patria y que un día alcancen también la eterna.
Que los pecadores se ablanden a tu amor,
-    y se reconcilien contigo y con tu Iglesia.
Perdona las faltas de los que han muerto
-    y dales la plenitud de tu salvación.
CÚRAME,                    Salomé Arricibita

Si pudiera borrar las cosas que enferman tanto mi alma,
si pudiera desdecirme de tanta palabra airada
si pudiera deshacer, tanto daño como he hecho
si pudiera comprender que un abrazo es un comienzo

Si pudiera confiar en tu amor y no en mis fuerzas
Si pudiera caminar hacia Ti y abrir mi puerta
Si pudiera descifrar las marañas de mi mente
Si pudiera no sentirme tan enferma, tan doliente....

Mírame, pues tu mirada me ilumina el corazón.
Tócame con tu caricia que bendice mi oración.
Estréchame con tu abrazo,
álzame, tenme en tus brazos,
acompáñame por siempre y no temeré el cansancio

Guíame, dame tu mano, para no perder la senda.
Muéstrame con tu presencia la belleza de esta tierra.
Cúrame con tu amor,
límpiame, sana mi vida.
Cantaré tu desmesura cada uno de mis días

Yo quiero darte posada,
quiero ampliar la mirada,
ser refugio para otros.
Despojarme, darlo todo.
Quiero acogerte en mi casa:
cúrame, Señor...mi Dios...
cúrame el alma
cúrame el alma
cúrame el alma
Final
Señor, Dios de nuestra esperanza, hemos aprendido de tu Hijo y de sus amigos íntimos que la fe y la esperanza crecen en nosotros cuando son probadas en la lucha y en el sufrimiento. Oh Dios bondadoso, ayúdanos a vencer nuestras luchas porque son tus luchas en nosotros. Que tu Espíritu Santo irrumpa sobre nosotros, como tormenta o como brisa; y concédenos experimentarte a ti, Padre, tal como eres.
Canto a María.
Junto a ti María. 


Junto a ti María.
como un niño quiero estar,
tómame en tus brazos
guíame en mi caminar.
Quiero que me eduques,
que me enseñes a rezar,
hazme transparente,
lléname de paz.
Madre, Madre. Madre, Madre, (Bis)
Gracias Madre mía
por llevarnos a Jesús,
haznos más humildes
tan sencillos como Tú.
Gracias Madre mía
por abrir tu corazón,
porque nos congregas
y nos das tu amor











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