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lunes, 22 de junio de 2020

Tiempo ordinario: Oración del atardecer



Tiempo ordinario

Lunes de la duodécima semana
Oración del atardecer
Vísperas


(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/.    -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/.    -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo             
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya



Himno:            Pobrecito mi patrón (Facundo Cabral)


El diablo fue al mar a escribir la historia del mundo
pero no había agua

Dios, se la había bebido

Juan Comodoro buscando agua, encontró petróleo
pero se murió de sed

Yo no sé quién va más lejos
la montaña o el cangrejo
pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.

Quién sabe si el apoyarse
es mejor que el deslizarse
Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo

Más que el oro, es la pobreza
lo más caro en la existencia
pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.

Dominar es su manera
y así nadie se libera
pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.

Solamente lo barato
se compra con el dinero
pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.

Qué me importa ganar diez
si sé contar hasta seis
pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.
Salmodia
                        Salmo 135 - A                                     Himno pascual.

Ant.: Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia. Aleluya.

Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.

Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.

Él afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.

El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.

La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia. Aleluya.

                        Salmo 135 – B

Ant.: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente

Él hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.

Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.

Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.

Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.

Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.

Arrojó en el mar Rojo al faraón:
porque es eterna su misericordia.

Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.

Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.

Dio muerte a reyes poderosos:  
porque es eterna su misericordia.

A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.

Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.

Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.

En heredad a Israel su siervo:
porque es eterna su misericordia.

En nuestra humillación, se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.

Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.

Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente

                        Cántico: Efesios 1, 3-10                  El Dios Salvador

Ant.:    Cuando llegó el momento culminante, Dios recapituló todas las cosas en Cristo.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.:    Cuando llegó el momento culminante, Dios recapituló todas las cosas en Cristo.
Lecturas
Primera lectura                 Segundo libro de los Reyes 17, 5 – 8. 13 – 15a. 18.
El Señor arrojó de su presencia a Israel, y sólo quedó la tribu de Judá.
En aquellos días, Salmanasar, rey de Asiria, invadió el país y asedió a Samaria durante tres años.
El año noveno de Oseas, el rey de Asiria conquistó Samaria, deportó a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las poblaciones de Media.
Eso sucedió porque, sirviendo a otros dioses, los israelitas habían pecado contra el Señor, su Dios, que los había sacado de Egipto, del poder del Faraón, rey de Egipto; procedieron según las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante ellos y que introdujeron los reyes nombrados por ellos mismos.
El Señor había advertido a Israel y Judá por medio de los profetas y videntes:
—«Volveos de vuestro mal camino, guardad mis mandatos y preceptos, siguiendo la ley que di a vuestros padres, que les comuniqué por medio de mis siervos, los profetas».
Pero no hicieron caso, sino que se pusieron tercos, como sus padres, que no confiaron en el Señor, su Dios.
Rechazaron sus mandatos y el pacto que había hecho el Señor con sus padres, y las advertencias que les hizo.
El Señor se irritó tanto contra Israel que los arrojó de su presencia.
Sólo quedó la tribu de Judá.

Canto                                                                  No juzgues (Hermana Glenda)


Nosotros miramos las apariencias
Pero dios ve el corazon

Y tu que sabes, que sabes de mi silencio
Dime que sabes, que sabes de mis secretos
Que descubres de mi mirada
Que intuyes de mis palabras

Dime que sabes, y tu que sabes
Que conoces de mi alegria
Dime que sabes
Que sabes de mi melancolia

Que conoces de mi poesia
Que intuyes de mi melodia
Tu no sabes nada, no sabes nada
No sabes nada

Entonces por qué me juzgas
Si no sabes nada, no sabes nada
Entonces por qué me juzgas
Si no sabes nada

Y yo que sé, que se yo de tu silencio
Yo no se nada, no sé nada de tus secretos
No se nada de tu poesia
Que se yo de tu melancolia
Yo tampoco se nada

Yo no se nada
Yo tampoco se nada
Entonces por que te juzgo
Si yo no se nada

No sabemos nada
Entonces por que nos juzgamos
Si no sabemos nada
No sabemos nada

Entonces por que nos juzgamos
Si no sabemos nada
No sabemos nada
Entonces por que nos juzgamos
Si no sabemos nada

  Evangelio                                                 Mateo 7, 1 - 5
Sácate primero la viga del ojo.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- “No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano”.
Reflexión: 


(Piensa en los textos en español de la canción)
Responsorio Breve


Ant.:    Suba mi oración hasta ti, Señor.
Como incienso en tu presencia.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Suba mi oración hasta ti, Señor.

No juzguéis (Grupo ULTREYA)


Cómo te atreves a ver
la paja en el ojo ajeno
y no miras en los tuyos,
corazón de mis entrañas,
que tienes un gran madero.

Por qué publica tu boca
las faltas de tus hermanos
si tu corazón se quiebra
cuando intentan tus dos manos
tirar la primera piedra.

No juzguéis para no ser juzgados,
no juzguéis, por Dios os lo pido,
que con la misma medida
con que midáis seréis medidos.

Hipócrita sin entrañas
de tu hermano nunca digas
y en vez de mirar la paja
mírate tus propios ojos
y quita de ellos la viga.

Pon amor en tus palabras,
pon dulzura en tu mirada,
y jamás tu boca abras
que no se mueva tu lengua
para hablar sin respetar.

No juzguéis para no ser juzgados,
no juzguéis, por Dios os lo pido,
que con la misma medida
con que midáis seréis medidos.

Preces
Llenos de confianza en Jesús, que no abandona nunca a los que se acogen a él, invoquémoslo, diciendo:
- Escúchanos, Dios nuestro
Señor Jesucristo, tú que eres nuestra luz, ilumina a tu Iglesia,
- para que predique a los paganos el gran misterio que veneramos, manifestado en la carne.
Guarda a los sacerdotes y ministros de la Iglesia,
- y haz que, después de predicar a los otros, sean hallados fieles, ellos también, en tu servicio.
Tú que, por tu sangre, diste la paz al mundo,
- aparta de nosotros el pecado de discordia y el azote de la guerra.
Ayuda, Señor, a los que uniste con la gracia del matrimonio,
- para que su unión sea efectivamente signo del misterio de la Iglesia.
Concede, por tu misericordia, a todos los difuntos el perdón de sus faltas,
- para que sean contados entre tus santos.

Sólo el Amor - Silvio Rodriguez



Debes amar la arcilla que va en tus manos
Debes amar su arena hasta la locura
Y si no, no la emprendas que será en vano
Sólo el amor alumbra lo que perdura
Sólo el amor convierte en milagro el barro
Sólo el amor alumbra lo que perdura
Sólo el amor convierte en milagro el barro

Debes amar el tiempo de los intentos
Debes amar la hora que nunca brilla
Y si no, no pretendas tocar lo cierto
Sólo el amor engendra la maravilla
Sólo el amor consigue encender lo muerto
Sólo el amor engendra la maravilla
Sólo el amor consigue encender lo muerto

Final

Quédate con nosotros, Señor Jesús, porque atardece; sé nuestro compañero de camino, levanta nuestros corazones, reanima nuestra débil esperanza; así, nosotros, junto con nuestros hermanos, podremos reconocerte en las Escrituras y en la fracción del pan. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Canto a María
Salve Dominicana en Español









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