Santa María,
Madre de la Iglesia
(Se hace la señal de la cruz y se dice:)
- Dios mío, ven
en mi auxilio.
- Señor, date
prisa en socorrerme.
- Gloria al
Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno: Madre de Dios y Madre de la Iglesia
Madre de Dios y
Madre de la Iglesia,
de quien todos
nacimos en la Cruz,
eres para tus
hijos el modelo
que alienta
nuestra fe con su virtud./
1.
Si
por Adán nacimos en pecado
recobramos con
Cristo la salud;
si por Eva
perdimos la esperanza,
con María, nueva
Madre de los hombres,
volvimos a la luz.
2.
Mediadora
ante Dios para los hombres,
de Cristo en su
Pasión Corredentora,
eres tú dulzura y
esperanza,
abogada y consuelo
en el camino
de aquellos que te
imploran.r.
Salmodia:
Ant.1: Me brota del corazón un
poema bello.
Salmo
44:
Las
nupcias del Rey.
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de
escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada,
valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y
la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar
proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos
se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh dios!, permanece para
siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la
impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha
ungido
con aceite de júbilo entre todos tus
compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus
vestidos,
desde los palacios de marfiles te
deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.1: Me brota del corazón un
poema bello.
Ant.2: Llega el esposo, salid a recibirlo.
II
Escucha, hija, mira: inclina el
oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante él, que él es tu
señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu
favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito
de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás
hijos,
que nombrarás príncipes por toda la
tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.: Se hospedará en tu tienda, habitará en tu monte santo.
Aleluya.
Cántico:
Efesios 1, 3-10: El
plan divino de la salvación.
Ant.3: Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo
por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona
de Cristo
con toda clase de bienes
espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de
Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el
amor.
Él nos ha destinado en la persona de
Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha
concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y
prudencia
ha sido un derroche para con
nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su
voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por
Cristo
cuando llegase el momento
culminante:
recapitular en Cristo todas las
cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.3: Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo
por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Lecturas
Primera
lectura Hechos
de los Apóstoles 1, 12 - 14.
Os predicamos el Evangelio, para
que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo.
Después que Jesús subió
al cielo, los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a
Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en
día sábado.
Cuando llegaron a la
ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago,
Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el
Zelote y Judas, hijo de Santiago.
Todos ellos,
íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres,
de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.
Canto Tú eres el
orgullo de nuestra raza (Judit 13)
Tú eres el orgullo de nuestra raza
Tú
eres el orgullo de nuestra raza
1.
El
Altísimo te ha bendecido, hija,
más que a
todas las mujeres de la tierra;
Bendito el Señor creador del cielo y de
la tierra.
2.
Que
hoy ha glorificado tu nombre de tal modo
que tu
alabanza estará siempre en la boca de todos
los que se acuerden de esta obra poderosa
de Dios.
Evangelio Juan 19, 25
- 27.
Aquí tienes a tu hijo. Aquí tienes
a tu madre.
Junto a la cruz de Jesús, estaba su
madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a la madre y cerca de ella al
discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo.”
Luego dijo al discípulo: “Aquí
tienes a tu madre.”
Y desde aquel momento, el discípulo
la recibió en su casa..
Reflexión: Ahí
tienes a tu madre.
En la vida hay realidades que, de puro evidente, las damos
por hechas estando inmersas como respirar el aire.
Tener una madre es esencial para el género humano, para cada
hombre y aún para Dios que la necesitó al encarnarse. El sentido de una Madre es
reconocer las Manos de Dios acunando tu ser totalmente dependiente y frágil,
haciéndose seno que permite desarrollar lo que Dios ha engendrado. También es
evidente que la Iglesia es Madre porque realiza, en nombre y de parte de Jesús,
la tarea maternal con todos y cada uno de nosotros.
En este Evangelio queda claro el papel de María Madre, son
las mismísimas palabras de Jesús, su deseo expreso y en ese momento cumbre de
su vida terrena y Misión. Porque Él necesitó y tuvo la Madre que lo acompañó
cada momento, que compartió con Él la génesis de la Iglesia. No me imagino a
María haciendo sólo su papel de cuidadora de Jesús en las necesidades básicas;
es la madre que “escucha y cumple la Voluntad del Padre”, la que comparte con
su Hijo la entraña de su Misión en la entrega total, viviendo cada detalle y
cada desvelo, cada oración y cada evangelización, cada gozo y cada misterio.
Puede aparecer escondida, en la retaguardia, pero en la certeza absoluta de
estar siempre y en todo con la dignidad de la humillación. Humildad sabiendo
que todo es Don y Gracia. No se puede definir ni explicar un Don tan fuerte
como la Comunión entre Madre e Hijo, sólo se puede vivir y al dejarnos Jesús a
su Madre, en la persona de Juan, nos regala esa intimidad personal y a la vez la trascendencia a la Iglesia.
Es admirable el sentido eclesial de María; la presencia de
Ella en cada cristiano, hace de la Iglesia Universal, porque la Madre siempre
recoge y aglutina, une y ampara viviendo lo que toque de lucha y misterio, de
dolor y gozo, de vida y verdad. Ella, inerte al pie de la Cruz, es capaz de
recoger el Testamento de Jesús, de seguir su Misión, de saltar a la Vida que
Jesús deja ferviente al exhalar su Espíritu, el que nunca nos faltará, porque
ahí está cuajando la Iglesia que en Pentecostés tiene la “salida oficial” pero
que ya estaba hirviendo en los discípulos.
Madre/Hijo. Jesús remataba bien su misión terrena; feliz y
deshecho a la vez “todo está cumplido”. Pone en manos de la Madre y del apóstol
amado el futuro de la Obra Salvadora en la Iglesia y nos revela así que los
pequeños en poderío son la piedra angular y sostienen la Obra de Dios.
¿Qué hay de parecido en tu propia vida, en la circunstancia
concreta del mundo de hoy, en la sorpresa del coronavirus?
(Guardamos unos minutos de
silencio y reflexionamos sobre lo leído)
Responsorio breve:
Ant.: Alégrate, María, llena de gracia, el
Señor está contigo.
Bendita
tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Alégrate,
María, llena de gracia, el Señor está contigo.
Magníficat. Mi alma glorifica al Señor mi Dios
Ant.: Santa Madre de Dios, gloriosa Virgen María, que junto
a la cruz de tu Hijo fuiste constituida Madre de todos los fieles; intercede
por la Iglesia y muestra tu favor a este pueblo que confía en tu protección.
Libre te quiero (Amancio
Prada)
Libre te quiero como arroyo que brinca de peña en peña, pero no mía.
Grande te quiero como monte preñado de primavera, pero no mía.
Buena te quiero como pan que no sabe su masa buena, pero no mía.
Alta te quiero como chopo que al cielo se
despereza, se despereza, pero no mía.
Blanca te quiero como flor de azahares sobre la tierra, pero no mía.
Pero no mía, ni de Dios ni de nadie, ni tuya siquiera.
No, no, no, no, no, no mía. No, no, no, no, no, no, no, no, no, ni tuya.
No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no mía.
Ant.: Santa Madre de Dios, gloriosa Virgen María, que junto
a la cruz de tu Hijo fuiste constituida Madre de todos los fieles; intercede
por la Iglesia y muestra tu favor a este pueblo que confía en tu protección.
Preces
Proclamemos las
grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones
felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
- Que la
llena de gracia interceda por nosotros.
Tú que hiciste de María
la madre de misericordia,
- haz que
los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.
Tú que encomendaste a
María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,
- haz que
por su intercesión todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la
santidad.
Tú que fortaleciste a
María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la resurrección
de su Hijo,
- levanta y
robustece la esperanza de los decaídos.
Tú que hiciste que
María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu esclava fiel,
- por su
intercesión haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.
Tú que coronaste a
María como reina del cielo,
- haz que
los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.
A modo de Padre
nuestro
Let it be (The Beatles)
Cuando me encuentro
en momentos difíciles,
la madre María
acude a mí
diciendo sabias
palabras,
¡déjalo ser!
Y en mis momentos
de aflicción,
Ella permanece
frente a mí
diciendo sabias
palabras,
¡déjalo ser!
¡déjalo ser, déjalo
ser!
¡déjalo ser, déjalo
ser!
Susurra sabias
palabras,
¡déjalo ser!
Y cuando todos los
desconsolados
que viven en el
mundo convengan,
habrá una solución,
¡déjalo ser!
Pues aunque puedan
estar separados,
existe aún la
posibilidad de que vean
que habrá una
solución,
¡déjalo ser!
¡déjalo ser, déjalo
ser!
¡déjalo ser, déjalo
ser!
Susurra sabias
palabras,
¡déjalo ser!
(Instrumental)
¡déjalo ser, déjalo
ser!
¡déjalo ser, déjalo
ser!
Susurra sabias
palabras,
¡déjalo ser!
Y cuando la noche
está nublada,
sigue habiendo una
luz que me ilumina,
me ilumina hasta
mañana,
¡déjalo ser!
Me despierto al son
de la música,
la Virgen María
acude a mí,
diciendo sabias
palabras,
¡que así sea!
¡déjalo ser, déjalo
ser!
¡déjalo ser, déjalo
ser!
Susurra sabias
palabras,
¡déjalo ser!
¡déjalo ser, déjalo
ser!
¡déjalo ser, déjalo
ser!
Susurra sabias
palabras,
¡déjalo ser!
Final
Señor,
Padre de misericordia, cuyo Hijo, clavado en la cruz, proclamó como Madre
nuestra a su Madre, santa María virgen, concédenos por su mediación amorosa,
que tu Iglesia, cada día más fecunda, se llene de gozo por la santidad de sus
hijos, y atraiga a su seno a todos los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo.
Amén.
Canto a María.
Gracias Madre
por tu presencia
Gracias, madre, por tu presencia,
tú nos llevas a Jesús;
gracias madre por tu silencio,
tú estimulas nuestra fe.
1. Gracias
porque eres muy sencilla,
gracias porque eres llena de gracia,
gracias, madre, gracias.
Gracias por tu vida tan callada,
gracias porque vives la palabra,
gracias, madre, gracias.
2. Gracias
por tu corazón abierto,
gracias por vivir un sí constante,
gracias, madre, gracias.
Porque te abandonas en sus manos,
porque siempre vives la esperanza,
gracias, madre, gracias.
3. Gracias
porque tú sigues amando,
gracias porque tú vas actuando,
gracias, madre, gracias.
Porque lo haces todo entre nosotros,
porque tú nos quieres como a hijos,
gracias, madre, gracias.
Ya estamos celebrando
Eucaristía
Parroquia Covadonga:
martes,
jueves y sábado a las 7:30 P.M.
domingo
y festivos 12:30
No
podremos ser más de 90
Parroquia San Miguel de Campuzano:
domingos y fiestas: 11:30 de la
mañana
No podremos ser más de 45
y hemos de respetar las normas:
Ø
venir con mascarilla
Ø
desinfectarse a la entrada
Ø
ocupar sólo los sitios marcados
Ø
la paz: un gesto desde el sitio
Ø
evitar saludos de entrada y salida
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