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jueves, 16 de abril de 2020

Tiempo de Pascua: Oración del atardecer- Jueves

                                                                                                                                      
Tiempo de Pascua

Jueves de la Octava de Pascua, solemnidad
Oración del atardecer
Vísperas

(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. - Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. - Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno:                                                                     Qué ves en la noche 



¿Qué ves en la noche,
dinos centinela?

1.        Dios como un almendro
con la flor despierta;
Dios que nunca duerme
busca quien no duerma,
y entre las diez vírgenes
sólo hay cinco en vela.

2.        Gallos vigilantes
que la noche alertan.
Quien negó tres veces
otras tres confiesa,
y pregona el llanto
lo que el miedo niega.

3.        Muerto lo bajaban
a la tumba nueva.
Nunca tan adentro
tuvo al sol la tierra.
Daba el monte gritos,
piedra contra piedra.

4.      Vi los cielos nuevos
y la tierra nueva.
Cristo entre los vivos,
y la muerte muerta.
Dios en las criaturas,
¡y eran todas buenas! Amén.
Salmo 29        Acción de gracias por la curación de un enfermo


Ant: Cambiaste mi luto en danzas. Aleluya.



Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:
«no vacilaré jamás»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Cambiaste mi luto en danzas. Aleluya.



Salmo 31        



Ant: Fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo. Aleluya.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

- Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.

No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo. Aleluya.


Cántico: Ap 11, 17-18; 12, 10-12                                 El juicio de Dios




Ant: ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, terrible entre los santos? Aleluya.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, terrible entre los santos? Aleluya.

LECTURAS
Primera lectura                Libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 11-26.
Matasteis al autor de la vida; pero Dios lo resucitó de entre los muertos


En aquellos días, mientras el paralítico curado seguía aún con Pedro y Juan, la gente, asombrada, acudió corriendo al pórtico de Salomón, donde ellos estaban. Pedro, al ver a la gente, les dirigió la palabra:
- «Israelitas, ¿por qué os extrañáis de esto? ¿Por qué nos miráis como si hubiéramos hecho andar a éste con nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Como éste que veis aquí y que conocéis ha creído en su nombre, su nombre le ha dado vigor; su fe le ha restituido completamente la salud, a vista de todos vosotros.
Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados; a ver si el Señor manda tiempos de consuelo, y envía a Jesús, el Mesías que os estaba destinado. Aunque tiene que quedarse en el cielo hasta la restauración universal que Dios anunció por boca de los santos profetas antiguos.
Moisés dijo: "El Señor Dios sacará de entre vosotros un profeta como yo: escucharéis todo lo que os diga; y quien no escuche al profeta será excluido del pueblo." Y, desde Samuel, todos los profetas anunciaron también estos días.
Vosotros sois los hijos de los profetas, los hijos de la afianza que hizo Dios con vuestros padres, cuando le dijo a Abrahán: "Tu descendencia será la bendición de todas las razas de la tierra."
Dios resucitó a su siervo y os lo envía en primer lugar a vosotros, para que os traiga la bendición, si os apartáis de vuestros pecados.» 

Canto                                                                                    Te quiero
Salmo 33(32),4-5.18-19.20.22.
Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia.

Nuestra alma espera en el Señor;
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.
Salmo 33(32),4-5.18-19.20.22.
Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia.

Nuestra alma espera en el Señor;
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.





Tus manos son mi caricia, mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos trabajan por la justicia.
Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada que mira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía, Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca sabe gritar rebeldía.
Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero. Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo. Porque sos pueblo te quiero 


Evangelio                                                            Lucas 24, 35-48
 Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día.



En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
- «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. El les dijo:
- «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
- «¿Tenéis ahí algo de comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
- «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
-«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto.» 


 (Guardamos unos minutos de silencio y reflexionamos sobre las lecturas y el canto):

Ant: Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Magníficat.

Ant: Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Aleluya.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a cantar) 







Proclama mi alma, la grandeza de Dios se alegra mi espíritu, en Dios mi Salvador.
Porque ha mirado, la humildad de su sierva.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones.
Porque el poderoso ha obrado y hace maravillas en nosotros.
Grande es su amor para todos.  Grande es su amor y por siempre.  Grande es su amor.
Hace proezas, con su brazo. Corrige a los soberbios y con todo el corazón.
Levanta a los humildes, llena de bienes a los pobres.
Su promesa por siempre durará  Como dijo a nuestros padres.
Porque el poderoso ha obrado y hace maravillas en nosotros.
Grande es su amor para todos.  Grande es su amor y por siempre.  Grande es su amor.
Dios les bendiga, A Jesús por María  


Ant: Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Aleluya. 



Preces

Glorifiquemos a Cristo, que resucitó de entre los muertos el primero de todos, y supliquémosle, diciendo:
-    Tú que has resucitado de entre los muertos, escucha, Señor, nuestra oración.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia santa, edificada sobre el cimiento de los apóstoles y extendida hasta los confines del mundo:
-    que tus beneficios abundantes se derramen sobre cuantos necesitamos en ti.
Tú, Señor, que eres el médico de nuestros cuerpos y de nuestras almas,
-    visítanos con tu amor y líbranos de esta enfermedad que nos innunda.
Tú que experimentaste los dolores de la cruz y ahora estas lleno de gloria,
-    levanta y consuela a los enfermos y líbralos de sus sufrimientos.
Tú que anunciaste la resurrección a los que yacían en las tinieblas del abismo,
-    libra a los contaminados de la enfermedad, y da salud y paz a todos tus hijos e hijas.
Tú, Señor, que en la cruz destruiste nuestra muerte y mereciste para todos el don de la inmortalidad,
-    concede la vida nueva de tu reino a los que han muerto.

Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre:

Padre nuestro





Final

Dios misericordioso, refugio en todo peligro, vuelve tu mirada hacia nosotros que con fe te imploramos en la tribulación y concede el alivio a los que lloran, la salud a los enfermos, la paz a los que mueren, la fuerza a los trabajadores de la salud, el espíritu de sabiduría a los gobernantes y el ánimo de acercarse a todos con amor para glorificar juntos tu santo nombre

Canto a María.
Santa María del Camino






Mientras recorres la vida tú nunca solo estás,
contigo por el camino Santa María va.

Ven con nosotros al caminar. Santa María, ven. (bis)

Aunque te digan algunos que nada puede cambiar,
lucha por un mundo muevo, lucha por la verdad.

Si por el mundo los hombres sin conocerse van,
no niegues nunca tu mano  al que contigo está.

Aunque parezcan tus pasos inútil caminar,
tú vas haciendo caminos, otros los seguirán.





¡quédate en casa!  también así cuidamos unos de otros






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