Tiempo de Pascua
Jueves de la Octava de Pascua, solemnidad
Oración del atardecer
Vísperas
(Se hace la señal de la cruz mientras se
dice:)
V/. - Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. - Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y
al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya
Himno: Qué ves en la
noche
¿Qué ves en la
noche,
dinos centinela?
dinos centinela?
1.
Dios como un almendro
con la flor despierta;
Dios que nunca duerme
busca quien no duerma,
y entre las diez vírgenes
sólo hay cinco en vela.
con la flor despierta;
Dios que nunca duerme
busca quien no duerma,
y entre las diez vírgenes
sólo hay cinco en vela.
2.
Gallos vigilantes
que la noche alertan.
Quien negó tres veces
otras tres confiesa,
y pregona el llanto
lo que el miedo niega.
que la noche alertan.
Quien negó tres veces
otras tres confiesa,
y pregona el llanto
lo que el miedo niega.
3.
Muerto lo bajaban
a la tumba nueva.
Nunca tan adentro
tuvo al sol la tierra.
Daba el monte gritos,
piedra contra piedra.
a la tumba nueva.
Nunca tan adentro
tuvo al sol la tierra.
Daba el monte gritos,
piedra contra piedra.
4. Vi los cielos nuevos
y la tierra nueva.
Cristo entre los vivos,
y la muerte muerta.
Dios en las criaturas,
¡y eran todas buenas! Amén.
y la tierra nueva.
Cristo entre los vivos,
y la muerte muerta.
Dios en las criaturas,
¡y eran todas buenas! Amén.
Salmo
29 Acción de gracias por la curación de
un enfermo
Ant: Cambiaste mi luto en danzas.
Aleluya.
Te ensalzaré, Señor, porque me has
librado
y no has dejado que mis enemigos se
rían de mí.
Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a
la fosa.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo.
Yo pensaba muy seguro:
«no vacilaré jamás»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.
A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?
¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»
Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has
vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por
siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Cambiaste mi luto en danzas.
Aleluya.
Salmo 31
Ant: Fuimos reconciliados con Dios por la
muerte de su Hijo. Aleluya.
Dichoso el que está absuelto de su
culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
Mientras callé se consumían mis
huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto un fruto
seco.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi
culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi
pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.
Tú eres mi refugio, me libras del
peligro,
me rodeas de cantos de liberación.
- Te instruiré y te enseñaré el
camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.
No seáis irracionales como caballos
y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y
brida;
si no, no puedes acercarte.
Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.
Alegraos, justos, y gozad con el
Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Fuimos reconciliados con Dios por la
muerte de su Hijo. Aleluya.
Cántico: Ap 11, 17-18; 12, 10-12 El juicio de Dios
Ant: ¿Quién como tú, Señor, entre los
dioses? ¿Quién como tú, terrible entre los santos? Aleluya.
Gracias te damos,
Señor Dios omnipotente,
el que eres y el
que eras,
porque has asumido
el gran poder
y comenzaste a
reinar.
Se encolerizaron
las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que
sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón
a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a
los que temen tu nombre,
y a los pequeños y
a los grandes,
y de arruinar a
los que arruinaron la tierra.
Ahora se
estableció la salud y el poderío,
y el reinado de
nuestro Dios,
y la potestad de
su Cristo;
porque fue
precipitado
el acusador de
nuestros hermanos,
el que los acusaba
ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron
en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra
del testimonio que dieron,
y no amaron tanto
su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad
alegres, cielos,
y los que moráis en sus
tiendas.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de
los siglos. Amén.
Ant: ¿Quién como tú, Señor, entre los
dioses? ¿Quién como tú, terrible entre los santos? Aleluya.
LECTURAS
Primera lectura Libro
de los Hechos de los Apóstoles 3, 11-26.
Matasteis al autor de la vida; pero Dios lo resucitó
de entre los muertos
En aquellos días, mientras el
paralítico curado seguía aún con Pedro y Juan, la gente, asombrada, acudió
corriendo al pórtico de Salomón, donde ellos estaban. Pedro, al ver a la gente,
les dirigió la palabra:
- «Israelitas, ¿por qué os extrañáis
de esto? ¿Por qué nos miráis como si hubiéramos hecho andar a éste con nuestro
propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de
nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis
y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
Rechazasteis al santo, al justo, y
pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo
resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Como éste que veis
aquí y que conocéis ha creído en su nombre, su nombre le ha dado vigor; su fe
le ha restituido completamente la salud, a vista de todos vosotros.
Sin embargo, hermanos, sé que lo
hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de
esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos,
para que se borren vuestros pecados; a ver si el Señor manda tiempos de
consuelo, y envía a Jesús, el Mesías que os estaba destinado. Aunque tiene que
quedarse en el cielo hasta la restauración universal que Dios anunció por boca
de los santos profetas antiguos.
Moisés dijo: "El Señor Dios
sacará de entre vosotros un profeta como yo: escucharéis todo lo que os diga; y
quien no escuche al profeta será excluido del pueblo." Y, desde Samuel,
todos los profetas anunciaron también estos días.
Vosotros sois los hijos de los
profetas, los hijos de la afianza que hizo Dios con vuestros padres, cuando le
dijo a Abrahán: "Tu descendencia será la bendición de todas las razas de
la tierra."
Dios resucitó a su siervo y os lo
envía en primer lugar a vosotros, para que os traiga la bendición, si os
apartáis de vuestros pecados.»
Canto Te
quiero
Tus manos son mi caricia, mis
acordes cotidianos;
te
quiero porque tus manos trabajan por la justicia.
Si te quiero es porque sos mi amor,
mi cómplice, y todo.
Y
en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Tus ojos son mi conjuro contra la
mala jornada;
te
quiero por tu mirada que mira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía, Tu boca
no se equivoca;
te
quiero por que tu boca sabe gritar rebeldía.
Si te quiero es porque sos mi amor
mi cómplice y todo.
Y
en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero. Y tu paso
vagabundo.
Y tu llanto por el mundo. Porque
sos pueblo te quiero
Evangelio Lucas 24, 35-48
En aquel tiempo,
contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían
reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando
de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
- «Paz a
vosotros.»
Llenos de miedo
por la sorpresa, creían ver un fantasma. El les dijo:
- «¿Por qué os
alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis
pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene
carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les
mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y
seguían atónitos, les dijo:
- «¿Tenéis ahí
algo de comer?»
Ellos le
ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les
dijo:
- «Esto es lo que
os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés
y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió
el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
-«Así estaba
escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en
su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los
pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois
testigos de esto.»
(Guardamos unos minutos de silencio y
reflexionamos sobre las lecturas y el canto):
Ant: Éste es el día en que actuó el
Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
Magníficat.
Ant: Mirad mis manos y
mis pies: soy yo en persona. Aleluya.
† (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a cantar)
Proclama mi alma, la grandeza de
Dios se alegra mi espíritu, en Dios mi Salvador.
Porque ha mirado, la humildad de su
sierva.
Desde ahora me felicitarán todas
las generaciones.
Porque el poderoso ha obrado y hace
maravillas en nosotros.
Grande es su amor para todos. Grande es su amor y por siempre. Grande es su amor.
Hace proezas, con su brazo. Corrige a los soberbios y con todo el corazón.
Hace proezas, con su brazo. Corrige a los soberbios y con todo el corazón.
Levanta a los humildes, llena de
bienes a los pobres.
Su promesa por siempre durará Como dijo a nuestros padres.
Porque el poderoso ha obrado y hace
maravillas en nosotros.
Grande es su amor para todos. Grande es su amor y por siempre. Grande es su amor.
Dios les bendiga, A Jesús por María
Dios les bendiga, A Jesús por María
Ant: Mirad mis manos y
mis pies: soy yo en persona. Aleluya.
Preces
Glorifiquemos a
Cristo, que resucitó de entre los muertos el primero de todos, y supliquémosle,
diciendo:
- Tú que has
resucitado de entre los muertos, escucha, Señor, nuestra oración.
Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia santa, edificada sobre el cimiento de los apóstoles y extendida
hasta los confines del mundo:
- que tus beneficios abundantes se derramen
sobre cuantos necesitamos en ti.
Tú, Señor, que
eres el médico de nuestros cuerpos y de nuestras almas,
- visítanos con tu amor y líbranos de esta
enfermedad que nos innunda.
Tú que
experimentaste los dolores de la cruz y ahora estas lleno de gloria,
- levanta y consuela
a los enfermos y líbralos de sus sufrimientos.
Tú que anunciaste
la resurrección a los que yacían en las tinieblas del abismo,
- libra a los contaminados de la enfermedad, y
da salud y paz a todos tus hijos e hijas.
Tú, Señor, que en
la cruz destruiste nuestra muerte y mereciste para todos el don de la
inmortalidad,
- concede la vida
nueva de tu reino a los que han muerto.
Con el gozo de
sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre:
Padre nuestro
Final
Dios misericordioso, refugio en todo peligro, vuelve tu mirada hacia nosotros que con fe te imploramos en la tribulación y concede el alivio a los que lloran, la salud a los enfermos, la paz a los que mueren, la fuerza a los trabajadores de la salud, el espíritu de sabiduría a los gobernantes y el ánimo de acercarse a todos con amor para glorificar juntos tu santo nombre
Canto a María.
Santa María del Camino
Mientras recorres la
vida tú nunca solo estás,
contigo por el camino
Santa María va.
Ven con nosotros al caminar. Santa
María, ven. (bis)
Aunque te digan
algunos que nada puede cambiar,
lucha por un mundo
muevo, lucha por la verdad.
Si por el mundo los
hombres sin conocerse van,
no niegues nunca tu
mano al que contigo está.
Aunque parezcan tus
pasos inútil caminar,
tú vas haciendo
caminos, otros los seguirán.
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