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domingo, 19 de abril de 2020

Segundo Domingo de Pascua: Oración de la mañana-Laudes


Tiempo de Pascua

Segundo Domingo de Pascua


Solemnidad


Oración de la mañana


Laudes



(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. - Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. - Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya



Himno:                                                             Ofrezcan los cristianos



Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva,

a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla,

y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

"¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?"

"A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,

los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;

allí veréis los suyos la gloria de la Pascua."

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia

que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana

y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

Salmo 62, 2-9  Himno a la ley divina El alma sedienta de Dios


Ant:  Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,


por los siglos de los siglos. Amén.

Ant:  Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya. 


Daniel 3, 57-88. 56                                  Toda la creación alabe al Señor



Ant:     Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya





Criaturas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles de Dios, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del cielo, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra a su Señor,
y lo ensalce por todos los siglos.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Nieves y escarchas, bendecid al Señor;
noches y días, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra a su Señor,
y lo ensalce por todos los siglos.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
frutos de la tierra, bendecid al Señor.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel a su Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra a su Señor,
y lo ensalce por todos los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.


Ant:     Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Salmo 149       Alegría de los Santos



Ant:  Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant:  Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

LECTURAS
Primera lectura                  Libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 42-47.
Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común.

Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los após­toles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían to­dos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.
A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo, y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando.

Canto                         Salmo 117             Este el día en que actuó el Señor




Este es el día en que actuó el Señor,
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Aleluya, aleluya.

Que lo diga la casa de Israel, es eterna su misericordia.
Que lo diga la casa de Aarón, es eterna su misericordia.
Que lo digan los fieles del Señor, es eterna su misericordia.

Escuchad; hay cantos de victoria en las tiendas de los justos.
La diestra del Señor es poderosa, es excelsa la diestra del Señor.
La diestra del Señor es poderosa, es excelsa la diestra del Señor.


Evangelio                                                                             Juan 20, 19-31
 A los ocho días llegó Jesús.

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
-Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
-Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
-Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
-Hemos visto al Señor.
Pero él les contestó:
-Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
-Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás:
-Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Contestó Tomás:
-¡Señor mío y Dios mío!
Jesús le dijo:
-¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.

(Guardamos unos minutos de silencio y reflexionamos sobre las lecturas y el canto):

Ant:  Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Benedictus.

Ant:  Mete tu mano y mira el agujero de los clavos; y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.

(Hacemos la señal de la cruz y cantamos el canto de Zacarías)



Ant:  Mete tu mano y mira el agujero de los clavos; y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.

Preces

Invoquemos a Dios, Padre misericordioso, que resucitó a Jesús, nuestro Jefe y Salvador, y aclamémosle, diciendo:
-    Ilumínanos, Señor, con la luz de Cristo
Padre santo, que hiciste pasar a tu Hijo amado de las tinieblas de la muerte a la luz de la gloria,
-    haz que podamos llegar también nosotros a tu luz admirable y ayuda a tu pueblo a superar esta enfermedad.
Tú, que nos salvas por la fe,
-    haz que vivamos hoy según la fe en Ti y en nuestras fuerzas.
Tú que quieres que busquemos los bienes de todos, porque Cristo está en medio de nosotros,
-    fortalece nuestros afanes por salir todos juntos de esta pandemia.
Haz que nuestra vida, escondida con Cristo en ti, brille en el mundo
-    como signo que anuncie el cielo y la tierra nuevos.
Da, Señor, vivir al tu lado a los que de entre nosotros fueron a Ti
-    y consuela a sus familiares, que de manera tan dramática les han sido arrebatados .

Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro (Antonio Alcalde)




Padre nuestro que estás en el cielo
y en la tierra escondido y cercano
con su rostro divino y humano
en tu Hijo te muestras sin velo.

1. Nueva imagen del Padre entrañable
que derramas amor y ternura
y nos das confianza segura
pues nos amas de modo inefable.

2. Hacia Ti levantamos las manos
conocerte y amarte es la vida
nuestra dicha será compartida
por ser hijos ya somos hermanos.

3. El Espíritu Santo nos mueve
y florecen los labios en calma
con la fuerza de un grito del alma
Abba Padre a llamarte se atreve.

4. Con la Iglesia y María la Madre
bajo el soplo de aliento divino
Jesucristo nos lleva en camino
a la casa del Reino del Padre.

5. Que en el Hijo los hijos copiemos
actitudes y gestos filiales
y aprendiendo a vivir como tales
a tus brazos de Padre arribemos.


Final

Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo con el retorno anual de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, del Espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Canto a María.

Alégrate María


Alégrate, María llena de gracia, Predilecta de Dios.
Alégrate, porque el Señor está contigo. (bis)

¿Qué significa aquel saludo?  Es el anuncio del ángel:
"No temas María, darás a luz un Hijo, Él será grande"

Alégrate, María ...

"Su reino no tendrá fin, Dios le dará el trono de David
El espíritu Santo vendrá sobre ti, Tu Hijo será Santo".

Alégrate, María ...

María respondió: "Soy la esclava del Señor
Hágase en mí, según tu palabra Este es el Si que al hombre salva.…

Alégrate, María ...

Reflexión para este día

No les resultaba fácil a los discípulos expresar lo que estaban viviendo. Se les ve acudir a toda clase de recursos narrativos. El núcleo, sin embargo, siempre es el mismo: Jesús vive y está de nuevo con ellos. Esto es lo decisivo. Recuperan a Jesús lleno de vida.
Los discípulos se encuentran con el que los ha llamado y al que han abandonado. Las mujeres abrazan al que ha defendido su dignidad y las ha acogido como amigas. Pedro llora al verlo: ya no sabe si lo quiere más que los demás, solo sabe que lo ama. María Magdalena abre su corazón a quien la ha seducido para siempre. Los pobres, las prostitutas y los indeseables lo sienten de nuevo cerca, como en aquellas inolvidables comidas junto a él.
Ya no será como en Galilea. Tendrán que aprender a vivir de la fe. Deberán llenarse de su Espíritu. Tendrán que recordar sus palabras y actualizar sus gestos. Pero Jesús, el Señor, está con ellos, lleno de vida para siempre.
Todos experimentan lo mismo: una paz honda y una alegría incontenible. Las fuentes evangélicas, tan sobrias siempre para hablar de sentimientos, lo subrayan una y otra vez: el Resucitado despierta en ellos alegría y paz. Es tan central esta experiencia que se puede decir, sin exagerar, que de esta paz y esta alegría nació la fuerza evangelizadora de los seguidores de Jesús.
¿Dónde está hoy esa alegría en una Iglesia a veces tan cansada, tan seria, tan poco dada a la sonrisa, con tan poco humor y humildad para reconocer sin problemas sus errores y limitaciones? ¿Dónde está esa paz en una Iglesia tan llena de miedos, tan obsesionada por sus propios problemas, buscando tantas veces su propia defensa antes que la felicidad de la gente?
¿Hasta cuándo podremos seguir defendiendo nuestras doctrinas de manera tan monótona y aburrida, si, al mismo tiempo, no experimentamos la alegría de «vivir en Cristo»? ¿A quién atraerá nuestra fe si a veces no podemos ya ni aparentar que vivimos de ella?
Y, si no vivimos del Resucitado, ¿quién va a llenar nuestro corazón?, ¿dónde se va a alimentar nuestra alegría? Y, si falta la alegría que brota de él, ¿quién va a comunicar algo «nuevo y bueno» a quienes dudan?, ¿quién va a enseñar a creer de manera más viva?, ¿quién va a contagiar esperanza a los que sufren?

¡quédate en casa! y
¡CUÍDATE! 







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