Saludo:
Buenos días:
Ayer, moría Jesús y le dábamos sepultura.
El que había dicho que era la vida, ha muerto.
El que era Camino para nuestra ruta, se ha desdibujado.
También para nosotros, como para sus amigos, su marcha oscurece nuestras esperanzas, nos sentimos como vacíos, como sin rumbo, como muertos.
Por eso, es ésta una buena hora de orar
Y lo queremos hacer desde lo íntimo de nuestra persona, de nuestro ser cristiano y de nuestra relación íntima con nuestro Dios.
Y como queremos acompañarnos, unos con otros, en estos momentos de distanciamiento obligatorio y soledad; quizá, así nos sintamos mejor.
A pesar de las dificultades, inconveniente y peligros con que nos encontramos cada día por causa del Covid 19, también está sacando de nosotros elementos humanos inestimables.
Este día en que miramos a Jesús muerto y abandonado, a María sola y desconsolada y a sus amigos desolado y arrepentidos, es una buena ocasión para valorar las actitudes de colaboración y entrega de quienes, de entre nosotros pueden echar una mano a quienes lo necesitan
Canto: Arriésgate
Silencio:
Lectura: 1ª de Juan 3, 14-16
Nosotros sabemos que
hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su
hermano, permanece en muerte.
Todo
aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene
vida eterna permanente en él.
En esto hemos
conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos
poner nuestras vidas por los hermanos.
Salmo: Amaos unos a otros
Al final, puesto que mientras estamos en
la tierra
es hora de silencio y de espera,
una reflexión para la Iglesia:
retrata en tu semblante su presencia,
que Cristo victorioso está contigo.
Bajó a
la tumba, muerto por nosotros,
bajó
desde la tumba hasta el abismo,
y fue a
anunciar la paz a los espíritus
y a dar la libertad a los cautivos.
La luz
fulgura, irrumpe en las tinieblas
y brilla
en la prisión cuando entra Cristo:
a coro
exultan, gritan los que esperan,
mirando al Gran Pastor de su destino.
La cruz
gloriosa reina en lo profundo,
en manos
de Jesús que reina vivo:
y junto
a él, primicia de los muertos,
con gloria emprenden ellos su camino.
La tumba
mientras tanto calla muda
y
aguarda en paz al ángel matutino,
la
tierra se ha cubierto de sosiego
y a Alguien se presagia en lo más
íntimo.
Iglesia
del silencio y de la espera,
no
quieras hoy hacer verdad y juicio,
retrata
en tu semblante su presencia,
que Cristo victorioso está contigo.
¡Oh
Cristo, consumado en la Pasión,
eternamente
amado como Hijo,
a ti,
principio y fin del universo,
te
alaban con amor tus elegidos!
Amén.
Video: La mayor locura de amor
Reflexión: El colibrí y la flor
Esta historia nos hace
ver y nos confirma la palabra de Jesús cuando dice a sus amigos: “nadie ama
tanto como el que da la vida por sus amigos”. La actitud del colibrí es de una entrega
total de su persona en favor de quien ama.
Crecía una flor a orillas de una fuente más pura que la flor
de la emoción.
Y el huracán troncho la de repente cayendo al agua la
preciosa flor
Un colibrí que en su enramada estaba, corrió a salvarla
solicito y veloz.
Y cada vez que con el pico la tocaba sumergíase en el agua
con la flor
El colibrí la persiguió constante sin dejar de buscarla en
su aflicción.
Y cayendo desmayado en la corriente, corrió la misma suerte
que la flor
Yo Yo soy el colibrí si tú me quieres, mi pasión es el
torrente y tú la flor.
Yo soy el colibrí si tú me quieres, Mi pasión es el torrente
y tú la flor.
Interrogantes:
Nos preguntamos por el
cumplimiento de nuestro compromiso de dar la vida por amor (como el colibrí;
como Jesús).
Silencio:
Padre nuestro: Grupo siempre así
Padre nuestro, que estás en los cielos
Y en la tierra que se muere y en
los ojos de los niños que no tienen pa' comer
Santificado sea tu nombre
Y que to' el mundo se entere de tu
mano generosa, de tu fuerza y tu poder
Venga a nosotros tu reino
Y que brille lo más limpio, lo más bueno,
lo más puro, lo mejor de nuestro ser
Hágase tu voluntad
Y se lleve la basura, la violencia
y la mentira hasta desaparecer
Así en la tierra como en el cielo
Protégenos, Señor. Ayúdanos, Señor.
Danos hoy nuestro pan de cada día
Y que la Naturaleza se reparta
entre la gente de manera natural
Como tú nos enseñaste a querer a tus hermanos y a saberlos perdonar
Así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Nos ofende la injusticia, los tiranos, los cobardes, los racistas y el dolor
No nos dejes caer en la tentación
No permitas que se enferme lo bonito, lo cristiano ni el amor del corazón
Y líbranos del mal
Bendícenos Señor, Escúchanos Señor
Amén
A María: Sola en tu
soledad
Sola, con tu soledad,
nos acompañas, María;
también
la Iglesia está sola, y espera en tu compañía, tu compañía
1. Tu
maternal regazo quedó vacío, cuando ya en el sepulcro dejaste al Hijo;
Virgen y Madre deja que
compartamos, dolor tan grande, dolor tan grande.
2. Tus
blancas manos vuelan como dos alas, van en busca del Hijo de tus entrañas.
Blanca Paloma no queremos tus
hijos dejarte sola, dejarte sola.
3. Pasarán
los tres días de ausencia larga y llegará el domingo muy de mañana.
Al Hijo amado tú verás la
primera, resucitado, resucitado.
Sábado Santo, 11 de abril de 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario