Sufrimos la violencia del poder, porque no hablamos su lenguaje, no somos de su raza ni de su religión.
Oramos y perdonamos como nuestro maestro, pero también somos como los soldados que vivimos en una comunidad violenta.
Hay muertos en nuestras calles y hay violencia en nuestros hogares.
Queremos pedir perdón por todas las violencias que hacemos al mejor amigo, al mejor hermano, a nuestro Salvador y por la violencia que ejercemos sobre nuestros semejantes.
ORACIÓN DE LA MAÑANA
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