DESDE EL CORAZON DE MARIA
Pareces
otro, Jesús. Como te han puesto mi hijo…. Ya ves, yo tenía miedo. Cuando te
fuiste a Cafarnaúm, te lo dije: No te metas en líos, hijo. No me hiciste caso y
hasta me arrastraste detrás de ti. Me decías, mama, tú siempre fuiste luchadora
y valiente. No hijo, que va. Tú si que
has sido un valiente. Hasta el final, Jesús hasta el final…. Como tu padre….
Si José te
hubiera visto…. Me parece oírlo: mujer, que el muchacho nos salga bien derecho
para que siempre saque la cara por los demás. Eso es lo que tenemos que
enseñarle, eso es lo que Dios quiere de él.
Lo
aprendiste hijo, lo aprendiste bien.
Ahora habrá
que volver a Nazaret, a trabajar la tierra, a buscar agua en el pozo, a sacarle
mas callos a las manos…. ¡Comadre Maria, que ahí viene el chico a verla! Ya no
volverás hijo…. Ya no volverás nunca más. ¿Y que voy a hacer yo sola sin José y
sin ti?
¿Por qué no
me hiciste caso hijo? Jerusalén es mala, no vayas a Jerusalén. Yo tenía mucho
miedo, ya ves. Pero estoy orgullosa de ti, de todo lo que has hecho. Le daba
vueltas y vueltas en mi corazón a todo lo que decías cuando estabas lejos, en
Cafarnaúm. Si hijo, yo también creo que Dios le regala su reino a los pobres, a
los que lloran.
No puedo
hijo…. No puedo hijo mío.
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