SE ENTREGÓ PARA MANTENER VIVA NUESTRA
ESPERANZA
Monición de entrada:
Nuestra fe y nuestro espíritu solidario, nos convocan
esta tarde en torno a Jesús que,
impulsado por su amor a la humanidad doliente, camina hacia el suplicio de la
cruz. Aquel que pasó por la vida haciendo el bien, Jesús de Nazaret, ha sido
maltratado, humillado escarnecido, torturado y condenado a muerte. El inocente
ante Dios, ha sido encontrado culpable ante los hombres. El castigo por los
crímenes que nunca cometió, fue la muerte.
Es verdad que hoy, como en tiempos
de Jesús, sigue habiendo mucho mal en el mundo y mucho dolor en corazón de los
seres humanos. Con su muerte en la cruz,
nos sigue librando del mal y, en estos momentos de dolor y angustia en el
mundo, quiere darnos ánimo y esperanza para seguir luchando juntos y así, como
una gran familia solidaria, superar y poner fin a tanto dolor y desconcierto
como ha sembrado en nuestro mundo, el coronavirus.
Hoy, ante la Cruz, queremos
renovar nuestra fe en Él. A pesar de nuestra debilidad, y nuestra falta de
compromiso con los valores del Reino, nosotros creemos en Jesús. Creemos que Él, más allá de su muerte, sigue siendo el
Dios de la vida, una vida por la que merece la pena luchar. Por eso, esta
tarde, oremos para que esa vida, fecunde y llene de bondad el corazón de todos
los hombres y mujeres del mudo y mantenga
firme y constante el ánimo de quienes, en primera línea, se sacrifican cada día
para salvar vidas y aliviar el dolor de
tantas cruces que pueblan hoy nuestro
mundo y angustian el corazón de tantas gentes de nuestro pueblo.
Oramos
, en silencio, ante la cruz.
ORACIÓN:
Señor, Dios nuestro,
siempre dispuesto a la misericordia y al perdón; que la sangre de tu Hijo
derramada por todos nosotros, nos libere de nuestras culpas, llene nuestros
corazones de esperanza y haga fuerte nuestro espíritu solidario para luchar, con
generosidad, en la defensa de la vida.
Por Jesucristo, Nuestro Señor.
Monición
a las lecturas:
En la
primera lectura, narrada por el Profeta Isaías, escucharemos la victoria del
Siervo de Yahvé el cual, despreciado y
ultrajado por los hombres, confió en Dios, su Padre y, para cumplir su
voluntad, soportó el sufrimiento con actitud humilde.
En la segunda lectura oiremos a Jesús suplicando a
su Padre para que, ante la proximidad de la muerte, le libre del dolor y el
tormento de la misma. Pero más allá de su deseo, sigue dispuesto a cumplir la
voluntad de Dios, convirtiéndose así en causa de salvación para todos. Con su
ejemplo nos enseña, cómo debe ser nuestro compromiso cristiano y nuestra
disponibilidad solidaria para ayudar a todos.
Lectura del Profeta de Isaías 52, 13-53, 12
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano; así asombrará a muchos pueblos: ante El los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor?
Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros;despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores;nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca;como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron.
¿Quién meditó en su destino?
Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malhechores;porque murió con los malvados, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el Señor quiere prosperará por sus manos.
A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará;con lo aprendido, mi Siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos.
Por eso le daré una parte entre los grandes, con los poderosos tendrá parte en los despojos;porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, y él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano; así asombrará a muchos pueblos: ante El los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor?
Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros;despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores;nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca;como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron.
¿Quién meditó en su destino?
Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malhechores;porque murió con los malvados, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el Señor quiere prosperará por sus manos.
A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará;con lo aprendido, mi Siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos.
Por eso le daré una parte entre los grandes, con los poderosos tendrá parte en los despojos;porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, y él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16;5, 7-9.
Hermanos:
Tenemos un Sumo Sacerdote que penetró los cielos —Jesús, el Hijo de Dios—. Mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo, igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno.
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su actitud reverente. El, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que obedecen en autor de salvación eterna.
Canto: Por nuestro amor, murió el Señor
Monición a la Pasión:
Hermanos:
Tenemos un Sumo Sacerdote que penetró los cielos —Jesús, el Hijo de Dios—. Mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo, igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno.
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su actitud reverente. El, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que obedecen en autor de salvación eterna.
Canto: Por nuestro amor, murió el Señor
Monición a la Pasión:
En el relato de la Pasión de Jesús, narrado por San Juan, que vamos a escuchar, se pone de manifiesto el triunfo de Jesús sobre la muerte. Con la entrega de su vida en la cruz, no solo nos libra de la condena y de la muerte eterna; nos regala, también, una nueva vida.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 18, 1-19, 42.
C. En aquel tiempo Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón,
donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía
también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces,
tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá
con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les
dijo:
—¿A quién buscáis?
C. Le contestaron:
S. —A Jesús el Nazareno.
C. Les dijo Jesús:
—Yo soy.
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles «Yo soy», retrocedieron y
cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:
—¿A quién buscáis?
C. Ellos dijeron:
S. —A Jesús el Nazareno.
C. Jesús contestó:
—Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos.
C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me
diste.»
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo
sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a
Pedro:
—Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo
llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año, el que
había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.»
Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Ese discípulo era conocido del sumo
sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó
fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera
e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:
S. —¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?
C. Él dijo:
S. —No lo soy.
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se
calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina.
Jesús le contestó:
—Yo he hablado abiertamente al mundo: yo he enseñado continuamente en la
sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a
escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he
hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús,
diciendo:
S. —¿Así contestas al sumo sacerdote?
C. Jesús respondió:
—Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado;pero si he hablado como se
debe, ¿por qué me pegas?
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.
Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron:
S. —¿No eres tú también de sus discípulos?
C. El lo negó diciendo:
S. —No lo soy.
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la
oreja, le dijo:
S. —¿No te he visto yo con él en el huerto?
C. Pedro volvió a negar, y en seguida cantó un gallo.
Llevaron a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era el amanecer y ellos no entraron en el
Pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera,
adonde estaban ellos y dijo:
S. —¿Qué acusación presentáis contra este hombre?
C. Le contestaron:
S. —Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.
C. Pilato les dijo:
S. —Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.
C. Los judíos le dijeron:
S. —No estamos autorizados para dar muerte a nadie.
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el Pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. —¿Eres tú el rey de los judíos?
C. Jesús le contestó:
—¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?
C. Pilato replicó:
S. —¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí;¿qué
has hecho?
C. Jesús le contestó:
—Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría
luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
C. Pilato le dijo:
S. —Conque, ¿tu eres rey ?
C. Jesús le contestó:
—Tu lo dices: Soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo;para
ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.
C. Pilato le dijo:
S. —Y, ¿qué es la verdad?
C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
S. —Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua
ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C. Volvieron a gritar:
S. —A ése no, a Barrabás.
C. (El tal Barrabás era un bandido.)
Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona
de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura;y,
acercándose a él, le decían:
S. —¡Salve, rey de los judíos!
C. Y le daban bofetadas.
Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. —Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa.
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato
les dijo:
S. —Aquí lo tenéis.
C. Cuando lo vieron los sacerdotes y los guardias gritaron:
S. —¡Crucifícalo, crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. —Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él.
C. Los judíos le contestaron:
S. —Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha
declarado Hijo de Dios.
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el
Pretorio, dijo a Jesús:
S. —¿De dónde eres tú?
C. Pero Jesús no le dio respuesta.
Y Pilato le dijo:
S. —¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad
para crucificarte?
C. Jesús le contestó:
—No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto. Por
eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. —Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el
César.
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en
el sitio que llaman «El Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la
Pascua, hacia el mediodía.
Y dijo Pilato a los judíos:
S —Aquí tenéis a vuestro Rey.
C. Ellos gritaron:
S. —¡Fuera, fuera;crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. —¿A vuestro rey voy a crucificar?
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. —No tenemos más rey que al César.
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él, cargando con
la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo
crucificaron;y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un
letrero y lo puso encima de la cruz;en él estaba escrito: JESÚS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDIOS.
Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a
Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego.
Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:
S. —No escribas «El rey de los judíos» sino «Este ha dicho:
Soy rey de los judíos».
C. Pilato les contestó:
S. —Lo escrito, escrito está.
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes,
una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una
pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
S. —No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quien le toca.
C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica.»
Esto hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre María la de
Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto
quería, dijo a su madre:
—Mujer, ahí tienes a tu hijo.
C. Luego dijo al discípulo:
—Ahí tienes a tu madre.
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se
cumpliera la Escritura dijo:
—Tengo sed.
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre
a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre dijo:
—Está cumplido.
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los
cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato
que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las
piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él;pero al llegar a Jesús,
viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados con
la lanza le traspasó el costado y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio y
su testimonio es verdadero y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis.
Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»;y en otro
lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a
los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. El
fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de
noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra
a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto
un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era
el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Canto: Por nuestro amor, murió el Señor
ORACIÓN UNIVERSAL
Monición a la Oración Universal:
Llenos de confianza, acudimos a Dios,
nuestro Padre, pues sabemos que no puede negarnos nada en este día en que su
Hijo dio la vida por nosotros. Por eso, seguros de ser escuchados, le
presentamos nuestra oración y le pedimos que atienda las súplicas que le
hacemos en favor de todos los seres humanos; unos seres humanos llenos de
problemas y necesidades; sobrecogidos y desconcertados por el dolor y la
angustia que ha sembrado en todo el mundo el coronavirus.
POR LA IGLESIA
Pidamos por el Papa Francisco ,los obispos y cardenales ,para que en estos
momentos de luto dolor y escasez de recursos sanitarios ,sean solidaros y con
su poder y su oración sean generosos y pongan a disposición de los gobiernos
todos sus recursos de infraestructuras y medios económicos de manera
desinteresada para paliar la pandemia .
Roguemos al Señor...POR LA PAZ
Pidamos para que en todo el mundo La Paz sea nuestra aliada, que venza los
odios ,los egoísmos y rencores políticos ,y veamos con claridad la importancia
de tener un corazón en paz entregado en hermandad sin fijarnos en diferencias
sociales o religiosas ,ayudándonos todos y centrándonos en hacer lo que se nos
está pidiendo .
Roguemos al Señor...POR LOS POLITICOS
Pidamos por los políticos para que se den cuenta de que en estos momentos no
hay rival ,para que se ayuden se unan y se respeten dando ejemplo y remando en
la misma dirección ,para que el esfuerzo de todos sea el consuelo de muchos
,para que su afán sea el bien del pueblo .
Roguemos al Señor...
POR LOS ENFERMOS
Pidamos por los que sufren, los que están
enfermos, los que aunque teniendo familia hoy se encuentran solos, porque en
esta pandemia que estamos pasando, nuestros mayores son los más desfavorecidos
atravesando graves situaciones a consecuencia de la enfermedad o de la falta de
medios, pedimos entereza también para sus familias que deben dejarlos con la
triste realidad, de que en muchos casos no van a poder despedirse de ellos.
Señor dales la fuerza necesaria para afrontar la enfermedad o la resignación.
Roguemos al Señor…..
POR LOS ESENCIALES
Pedimos Señor por todos los trabajadores
que se consideran esenciales, los sanitarios que están al frente de la
epidemia, arriesgando sus vidas sin descanso para tratar de curar o de aliviar
las de los demás, por los que están al cuidado de que todos cumplamos las
normas establecidas, y por todos los que con su trabajo, esfuerzo y sacrificio,
están pendientes de que no nos falte de nada, Señor vela por ellos sin su
colaboración no veríamos salida.
Roguemos al Señor.....
POR LOS NIÑOS
Pidamos por los niños, otras grandes víctimas de esta situación, pero que nos están sirviendo de ejemplo comportándose en muchas ocasiones con más responsabilidad que los adultos, para que los ayudemos a sobrellevarlo y les eduquemos en la fe, porque sabemos que son nuestro futuro.
POR LOS ATRIBULADOS
Para que encuentren en estos momentos de tantos sufrimientos y adversidades, la ayuda solidaria y alentadora de todos nosotros, y así superar los particulares y distintos problemas que les angustian: la pérdida del trabajo, la carencia de lo mínimo para vivir cada día, la soledad, la incertidumbre, el abandono y el dolor irreparable por la muerte de seres queridos.
Roguemos al Señor…..
POR LA UNIDAD DE TODOS
Para que ante los graves problemas provocados por la invasión del Coronavirus en todo el mundo, seamos capaces aparcando nuestras diferencias, de luchar juntos para lograr superar esta situación tan angustiosa, y devolver la esperanza a tantos hombres y mujeres sumergidos en la tristeza y el desencanto.
POR NUESTRA COMUNIDAD.
En estos días que estamos pasando en casa sin poder relacionarnos ni con la familia ni con los amigos, nos están sirviendo para valorar mucho mas lo que somos y tenemos, te pedimos Señor que nos ayudes a volver como una Comunidad mucho más reforzada y sensibilizada para poder seguir con un corazón totalmente abierto y disponible ante las necesidades de todo el que nos necesite.
ROGUEMOS AL SEÑOR....
Oremos.
Dios de la misericordia,
ante tu Hijo, muerto en la Cruz, ponemos a todos los empobrecidos y angustiados
de nuestro mundo y te pedimos que, desde nuestro propio dolor y en silencio,
sepamos descubrir en todos y en cada uno
de ellos, tu rostro doliente. Que trabajemos por bajarles de sus cruces
y abrir, de nuevo, sus vidas a la esperanza. Por
Jesucristo, Nuestro Señor
ADORACIÓN DE LA CRUZ
Monición:
La CRUZ, en la que Jesús murió, es la expresión de toda nuestra limitación humana, de la manifestación del amor de Dios y del triunfo de la verdad y de la vida. Adorar la cruz es implicarnos en la tarea de hacer que desaparezcan todas las cruces que sigue habiendo en la vida de las personas. Es manifestar nuestro compromiso de ayudar a nuestros hermanos a llevar sus cruces de cada día y en momentos difíciles y dolorosos, como los que estamos viviendo, a cargar con ellas nosotros.
CANTOS DE ADORACIÓN
COMUNIÓN
Jesús, en la cruz, entregó su vida por nosotros. Hoy, como entonces y por amor, se acerca a nuestras vidas y se da, en plenitud, cada vez que participamos de su cuerpo y de su sangre, en la Comunión.
Después del canto del PADRE NUESTRO y recordando la Cena Pascual, estaría bien que, simbólicamente, tomásemos un poco de pan y de vino, con actitud reverente, mientras escuchamos una bella y sugerente canción.
ORACIÓN POR LA PAZ
Señor,
Jesús, presencia de Dios entre nosotros.
Hermano
de todos los seres humanos; Profeta hasta la muestre, de la paz.
Paz
que nace de la justicia, que crece en la igualdad, que se
desarrolla en el amor.
Tú
te comprometes con el Reino y nos pides a nosotros
que
lo construyamos y que lo hagamos en nuestro mundo.
Tú
nos pides que nos solidaricemos con los que son despreciados,
con
los que no cuentan, con los que no tienen nada.
¡Ayúdanos
a llevar tu paz a nuestros hogares,
tu
justicia a los pobres de la tierra y tu comprensión a nuestros jóvenes!
Danos,
Señor, tu espíritu, para que empujados por Él,
nos
comprometamos con este mundo nuestro, sufriente y atormentado, escarnecido y
desorientado, por la presencia devastadora e inhumana del coronavirus y poder,
superar juntos, esta situación dramática de tantos hombres y mujeres
MONICIÓN FINAL
La historia de Jesús, no termina con su muerte en la
Cruz. Para Dios Jesús es su amor, hecho
presencia viva entre los hombres, y ese
amor no puede terminar nunc; por eso vamos a esperar, junto al sepulcro del
Señor, un poco de tiempo para vivir ese momento en el que el dolor va a ser transformado en gran alegría. Vivamos
con ese espíritu preparándonos para celebrar la Vigilia Pascual y proclamar la
resurrección de Jesús
10 de ABRIL 2020
Quédate en casa
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