Este Santo permanece en el anonimato, es casi desconocido fuera de la familia dominicana.
Le toca nacer en el tiempo de la Reconquista, o sea, en tiempo de guerra, en Caleruega, o sea, en la Ribera del Duero, entonces famosa no solo por los vinos sino porque era la zona divisoria entre moros y cristianos.
De padre caballero, o sea , aficionado a las batallas. De madre castellana, piadosa y caritativa, también se dice que no podía ver pasar a los pobres y dolientes sin salir al encuentro para socorrerles.De ella heredó Domingo su fe sencilla, mucha misericordia y mucha compasión. Son las virtudes más conocidas del Santo.
En Palencia, donde estudiaba experimentó la pobreza en carne ajena y en carne propia. Una mala cosecha y otra serie de circunstancias provocaron un hambruna en la zona. Domingo supo lo que es pasar necesidad, quizá porque la pasó él, y sobre todo, porque vio a muchos hambrientos al borde de la muerte. La experiencia fue definitiva en su vida, se dijo "No quiero seguir estudiando en pieles muertas, mientras hay hombres y mujeres que mueren de hambre" Entonces los libros no eran de papel, sino de pergamino ¡pura piel curtida! y ¡copiados a mano! ¡Valiosos!. Domingo vendió sus pergaminos y abrió una caja de solidaridad. A esto se le llama predicar... y dar trigo.
Nunca más permanecería insensible ante la necesidad y el sufrimiento ajeno.
La familia de Domingo ha de seguir sus pasos bajo los pilares: la oración y la experiencia contemplativa; el estudio constante de la verdad sagrada; la pobreza evangélica y la solidaridad con los pobres; y la vida comunitaria.
Y juntos en Comunidad lo celebramos
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