Palabras del Papa Francisco a Caritas Internacional
Esta mañana, después de celebrar la Santa Misa en la capilla de la Casa de Santa Marta, el Papa Francisco recibió al Comité Ejecutivo de Caritas Internationalis con su presidente, el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, S.D.B., arzobispo de Tegucigalpa, Honduras, para la presentación de la Campaña contra el Hambre que será lanzada próximamente.
¡Muchas gracias! por lo que están haciendo, por el trabajo.
Estoy contento que estén reunidos y que tengan esperanza mirando adelante. Porque cuando miramos atrás siempre quedamos aprisionados por la dificultad de las tribulaciones, los problemas. Bueno, esas cosas que suceden en la vida y que nos hacen sufrir. Así que hay que mirar adelante como ustedes.
Institucionalmente la Caritas es parte esencial de la Iglesia. Una Iglesia sin la caridad no existe. Y la Caritas es la institución del amor de la Iglesia. La Iglesia se hace institución en la Caritas. Por eso la Caritas tiene esa doble dimensión: Una dimensión de acción; acción social entre comillas. Acción social en el sentido más amplio de la palabra. Y una dimensión mística, es decir, metida en el corazón de la Iglesia. La Caritas es la caricia de la Iglesia a su pueblo. La caricia de la Madre Iglesia a sus hijos, la ternura, la cercanía.
La búsqueda de la verdad, el estudio de la verdad católica es otra dimensión importante de la Iglesia que hacen los teólogos. Después, se transforma en catequesis y llega. La Caritas es directa, es el amor de la Madre Iglesia que se acerca, acaricia, ama. En este sentido, me permito decirles que ustedes son los testigos primarios e institucionalizados del amor de la Iglesia. Y desearles que puedan seguir haciendo esto. Y porque siento esta responsabilidad de confirmarlos en este camino es por lo que quise recibirlos, que no se fueran de Roma sin un dialogo con el obispo de Roma. Es decir, para confírmalos en la fe.
Bueno, ahora me permito sugerir si alguien quiere hacer alguna pregunta. Tenemos un poquito de tiempo.
El Cardenal Maradiaga expresa el agradecimiento y pide a los presidentes de los 5 continentes que hablen para tener un pequeño diálogo. Hablan representantes de Oceanía, Asia, África, Europa, América del Norte, América Latina y la región de Medio Oriente.
El Papa Francisco responde:
Primero que todo les agradezco.
Respecto a los panes y los peces quisiera agregar un matiz: no se multiplicaron, no, no es verdad. Simplemente los panes no se acabaron. Como no se acabó la harina y el aceite de la viuda. No se acabaron. Cuando uno dice multiplicar puede confundirse y creer que hace magia, no. No, no, simplemente es tal la grandeza de Dios y del amor que puso en nuestros corazones, que si queremos, lo que tenemos no se acaba. Mucha confianza en esto.
Cuatro cosas me quedaron muy grabadas. Primero la crisis, segundo la caricia, tercero el desarrollo y cuarto la espiritualidad. Y un apéndice que quisiera añadir: los refugiados.Institucionalmente la Caritas es parte esencial de la Iglesia. Una Iglesia sin la caridad no existe. Y la Caritas es la institución del amor de la Iglesia. La Iglesia se hace institución en la Caritas. Por eso la Caritas tiene esa doble dimensión: Una dimensión de acción; acción social entre comillas. Acción social en el sentido más amplio de la palabra. Y una dimensión mística, es decir, metida en el corazón de la Iglesia. La Caritas es la caricia de la Iglesia a su pueblo. La caricia de la Madre Iglesia a sus hijos, la ternura, la cercanía.
La búsqueda de la verdad, el estudio de la verdad católica es otra dimensión importante de la Iglesia que hacen los teólogos. Después, se transforma en catequesis y llega. La Caritas es directa, es el amor de la Madre Iglesia que se acerca, acaricia, ama. En este sentido, me permito decirles que ustedes son los testigos primarios e institucionalizados del amor de la Iglesia. Y desearles que puedan seguir haciendo esto. Y porque siento esta responsabilidad de confirmarlos en este camino es por lo que quise recibirlos, que no se fueran de Roma sin un dialogo con el obispo de Roma. Es decir, para confírmalos en la fe.
Bueno, ahora me permito sugerir si alguien quiere hacer alguna pregunta. Tenemos un poquito de tiempo.
El Cardenal Maradiaga expresa el agradecimiento y pide a los presidentes de los 5 continentes que hablen para tener un pequeño diálogo. Hablan representantes de Oceanía, Asia, África, Europa, América del Norte, América Latina y la región de Medio Oriente.
El Papa Francisco responde:
Primero que todo les agradezco.
Respecto a los panes y los peces quisiera agregar un matiz: no se multiplicaron, no, no es verdad. Simplemente los panes no se acabaron. Como no se acabó la harina y el aceite de la viuda. No se acabaron. Cuando uno dice multiplicar puede confundirse y creer que hace magia, no. No, no, simplemente es tal la grandeza de Dios y del amor que puso en nuestros corazones, que si queremos, lo que tenemos no se acaba. Mucha confianza en esto.
La crisis. Estamos viviendo una época de crisis muy grave, muy grave. Y no es solamente una crisis económica. Ese es un aspecto. No es solamente una crisis cultural, es otro aspecto. No es solamente una crisis de fe. Es una crisis en la que el hombre es quien sufre las consecuencias de esa inestabilidad. Hoy día está en peligro el hombre, la persona humana. Está en peligro la carne de Cristo. Ojo que para nosotros toda persona y más si está marginada, si está enferma, es la carne de Cristo. O sea que el trabajo de Caritas sobre todo es darse cuenta de esto.
Hay un Midrash muy lindo, de un rabino del 1200 más o menos, Edad Media, que cuenta la construcción de la historia di Babel. Y claro, a ellos les costaba mucho hacer los ladrillos. Tenían que buscar el barro, amasarlo, poner la paja, armarlo, cocinarlo. Entonces subían los ladrillos a la torre para hacerla más alta. Cuando se caía un ladrillo era un drama, castigaban a quien lo había tirado, castigaban a otro, era prácticamente un problema de Estado. Había costado tanto, era un tesoro el ladrillo. Pero si se caía un obrero no pasaba nada.
Este Midrash refleja lo que está pasando ahora. Hay desequilibrio en las inversiones financieras, gran drama, gran reunión internacional, todos se mueven. Pero, se muere de hambre, se muere de enfermedad la gente: Y bueno ¡que Dios te ayude!
Para mi este Midrash refleja lo mejor. Nuestra civilización se ha confundido y en vez de hacer crecer la creación para que el hombre sea más feliz y sea la mejor imagen de Dios (este es un mandato que tenemos), hace crecer la creación y instaura, la palabra es dura, pero creo que es exacta, la cultura del descarte. El que no sirve se descarta, a la basura. Los niños, los ancianos con esa eutanasia encubierta que se esta usando y los más marginados. Esa es la crisis que estamos viviendo. Uno de ustedes se refirió a la crisis y creo que esta es la crisis más seria.
Segundo, la caricia: La imagen que me viene es de tantas pinturas que hemos visto, de las mujeres socorriendo a los heridos de una guerra. El campo de batalla, heridos, curar, curar, curar. Hay momentos donde es tal la situación que simplemente hay que neutralizar el mal. Hay hambre: darle de comer. Después vemos como lo promovemos. Pero la urgencia del momento, están heridos, curarlos. Esta es una guerra cultural que deja muchos heridos al costado del camino. Y la caricia de la madre Iglesia es curar. Pero, decimos “a este pobre hombre no lo podemos promover”. Ahora curarlo, después vemos como lo promovemos. O sea, saber distinguir las urgencias de las necesidades más radicales. Evidentemente que es más radical la necesidad de promoción, es verdad. Pero acá hay alguien que se está muriendo. Hay que darle los primeros auxilios. La caricia de la Madre Iglesia.
Y después la caricia en la promoción. Caritas no es solamente para los primeros auxilios. Es necesario. En tiempo de guerra y de crisis hay que curar a los heridos, hay que curar a los enfermos, curar las consecuencias de tanta riqueza. Pero, también hay que promover. En cuanto se puede, promover, pero primero arreglar esto. Claro uno va viendo lo que tiene que hacer. ¡Es que se va mucho dinero en esto! Ojala se te vaya todo y tengamos que rematar las iglesias para dar de comer a los pobres.
San Juan Crisóstomo lo decía claro: “A qué vienes a adornar la Iglesia y no adornas el cuerpo de Cristo, que está pasando hambre”. O sea la caricia. Para mí, la expresión más bella de la caricia frente a una necesidad es la del buen samaritano que no dice: lo levantó, lo llevó a la posada, pagó y se fue. ¡No! Le lavó las heridas, le curó las heridas, después lo levantó y lo llevó y firmó un pagaré por lo que faltaba. Lavar las heridas del momento.
La promoción: ¿cómo lograr el desarrollo de nuestros pueblos con la promoción? Yo no sabría decirles los medios reales pero no hay que dejarla de lado. Hay que hacer crecer la imagen de Dios en esta persona a la que uno va ayudando a crecer.
Pienso en Don Bosco. Don Bosco se encontró en su parroquia, en su tierra, en un momento de crisis, de mucha crisis, de mucha pobreza, un montón de chicos que andaban por la calle por supuesto con hambre y aprendían los vicios y terminaban en la delincuencia y cuando grandes quizá en la horca. El vio eso y dijo ¡no! Y empezó con esa idea desde la escuela de artes y oficios y etcétera.
La visión de promoción es dar un instrumento para que se puedan ganar la vida. Estos santos fueron clarividentes; clarividentes en el uso de los medios de promoción. A veces pensamos: “hagamos una universidad para los más marginados”, pero empecemos por darle un oficio para que pueda trabajar. Después vamos a lo otro. Tenemos que tener esa sabiduría de la progresión en la promoción. Para mi eso es clave.
Y hablando de la actualidad de Don Bosco, nosotros en Buenos Aires tenemos muchas villas de emergencia, muchas villas, y trabajan 22 sacerdotes jóvenes en las villas. Son parroquias, cada villa es una parroquia. Y ellos después de pensar qué hacer con la juventud, dijeron que lo mejor para hoy día en los barrios periféricos es el método de Don Bosco. O sea esa visión de saber encontrar lo viable en la promoción.
Y el cuarto es la espiritualidad de Caritas. El fundamento de la espiritualidad de Caritas es el donarse a si mismo, salir de si mismo, estar al servicio continuo de las personas que viven en situación de periferia. Una espiritualidad que puede tener su inspiración en Mateo 25. Jesús, cuando lleguemos allá, no nos va a decir: ¡te felicito!, ven, entra porque estudiaste tanto bien la vida, sabes bien la teología, sabes esto, sabes aquello. ¡No! Eso esta muy bien. Pero nos va a decir: ven, porque tuve hambre y me diste de comer, estuve en la cárcel y me visitaste, estuve enfermo y viniste a curarme, estaba solo y me acompañaste. La espiritualidad de Caritas es la espiritualidad de la ternura y nosotros hemos excluido de la Iglesia la categoría de la ternura. A veces nuestra seriedad, entre comillas, frente a la pastoral, nos llevó a perder esta categoría que es la maternalidad de la Iglesia.
La iglesia es madre; fundamentalmente madre y esta categoría de la ternura para mí es el eje al cual tiene que referirse la espiritualidad de Caritas. Recuperar para la Iglesia la ternura.
Por lo tanto la función de ustedes es bipolar: por un lado ir a las periferias existenciales a ayudar, curar, promover y todo lo que dijimos, y por otro lado llevar a la Iglesia, o sea traer a las comunidades de ustedes a la iglesia, las diócesis, este sentimiento de ternura, que es más que un sentimiento, es un valor, es uno de los rasgos que la Iglesia madre no puede perder. La iglesia siempre entró en las desviaciones, en las sectas, en las herejías cuando se puso demasiado seria, es decir, cuando se olvidó de la caricia y de la ternura. Para mí la espiritualidad de Caritas va por ese lado.
Finalmente los refugiados. Los refugiados son un drama y hay que acompañarlos. Pensar que en Siria, en este momento, salen de Siria al Líbano, creo que han pasado más de un millón. Gente que viene del Irán, entró en Siria y pasó al Líbano. ¡Gente que ha dejado todo!, que están en la calle. Bueno, eso lo menciono porque es un ejemplo fundamental. Pero, en todos nuestros países hay refugiados, hay gente que entró de contrabando, que no tiene documentos; o gente que es aprovechada para el trabajo esclavo, que le quitan el pasaporte y lo hacen trabajar como esclavo. Bueno ahí, mucha presencia de ternura de la Iglesia.
Bueno dijimos que hasta las 10 y son las 10. Así que les agradezco lo que hacen, en serio. Enséñennos a todos, sean testigos de la ternura de la Santa Madre Iglesia. ¡Gracias!
Y ahora antes de saludarlos uno por uno, voy a pedirle al Señor que los bendiga. Por intercesión de Santa María, siempre virgen y el glorioso patriarca San José, Santa Teresita del Niño Jesús, de la beata Teresa de Calcuta, los bendiga Dios todopoderoso, el Padre y el Hijo y Espíritu Santo.
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