CONTACTO

Torrelavega/Cantabria
parroquiabarriocovadonga@gmail.com

miércoles, 17 de enero de 2018

59 Campaña contra el hambre de Manos Unidas

 Con este trienio que acaba (2016-2018) dedicado a la lucha contra el hambre, Manos Unidas se ha propuesto recuperar su impulso fundacional y profundizar sobre el escándalo del hambre en el mundo, sus causas y posibles soluciones.

En 2016, con el lema “Plántale cara al hambre: siembra”, centramos nuestro trabajo en la importancia de conocer la realidad de las comunidades que pasan hambre, sus dificultades  y las situaciones coyunturales y estructurales que las mantienen. En ese primer año del trienio sembramos recursos (agua, semillas, tierra, crédito) y capacidades en las personas, de modo que puedan disponer del alimento necesario, garantizando así su soberanía y seguridad alimentarias. Sembramos responsabilidad en las instituciones en los Estados como garantes últimos de los derechos de su ciudadanía. Y sembramos también la idea de la solidaridad, es decir, el compromiso firme y perseverante por transformar la realidad del hambre y construir un mundo con mayor justicia.

En 2017 con el lema "El mundo no necesita más comida; sino más gente comprometida", volvimos sobre la cuestión del hambre, analizando la insostenibilidad del sistema alimentario actual y manifestando nuestro compromiso por un modelo global de producción agrícola y consumo sostenible, que permita ejercicio efectivo del derecho humano a la alimentación. En concreto, abordamos las temáticas de una producción agrícola para alimentar a las personas, frente al uso o destino de los alimentos como meras mercancías sujetas a la especulación; de una agricultura respetuosa con el medioambiente; de un consumo responsable basado en el aprovechamiento integral de la producción, minimizando así las pérdidas o desperdicios de alimentos. 

En 2018 con el lema "Comparte lo que importa" queremos dar un paso más compartiendo con nuestros entornos los aspectos esenciales de nuestro trabajo de los años anteriores: propuestas, iniciativas y alternativas de desarrollo sostenible que nos permiten entre todos avanzar en la erradicación del hambre en el mundo

Fundamentación de nuestra obligación de compartir 

La solidaridad nos enseña a entender que somos “nosotros”, no solo tú y yo; que formamos una comunidad global, compartimos la casa común, los bienes, las necesidades y las posibilidades. La solidaridad se realiza cuando todas las personas podemos tomar parte de lo que está a nuestra disposición.

Además, nuestra fe nos anima a compartir como modo de vida, poniendo en común, “comunicando” nuestra vida, todo lo que somos y tenemos. Los creyentes, desde las primeras comunidades cristianas, se sienten llamados a la vida en común, incluso a renunciar a los bienes propios para ponerlos a disposición de todos, de manera que nadie pase necesidad. 
La encíclica Sollicitudo Rei Socialis del Papa Juan Pablo II hace una profunda reflexión sobre la solidaridad. Ésta tiene su base en la interdependencia entre personas, pueblos o naciones. Pero tiene también una cumbre ética en el compartir que nos permite descubrir al otro como un igual en el banquete de la vida; nos ayuda a ver al “otro” (persona, pueblo o nación) no como un instrumento… sino como “semejante” nuestro para hacerlo partícipe como nosotros del banquete de la vida (SRS, 39). 
Este año queremos compartir propuestas de cambio para un mundo más justo. Eso permitirá que todos podamos beneficiarnos de esa inmensa riqueza para sumarnos de una manera decisiva y eficaz en la lucha contra el hambre y la pobreza, no dejando a nadie atrás. La razón humana y la fe cristiana nos ofrecen sólidos argumentos para ello. 
Al final, compartir bienes y compartir experiencias de cambio se convierten en las dos caras de una misma moneda: la imperiosa necesidad de humanizar la vida de millones de seres humanos que siguen subsistiendo en condiciones infrahumanas.