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viernes, 19 de septiembre de 2014

NO DESVIRTUAR LA BONDAD DE DIOS
           
A lo largo de su trayectoria profética, Jesús insistió una y otra vez en comunicar su experiencia de Dios como “un misterio de bondad insondable” que rompe todos nuestros cálculos. Su mensaje es tan revolucionario que, después de veinte siglos, hay todavía cristianos que no se atreven a tomarlo en serio.
Para contagiar a todos su experiencia de ese Dios Bueno, Jesús compara su actuación a la conducta sorprendente del señor de una viña. Hasta cinco veces sale él mismo en persona a contratar jornaleros para su viña. No parece preocuparle mucho su rendimiento en el trabajo. Lo que quiere es que ningún jornalero se quede un día más sin trabajo.
Por eso mismo, al final de la jornada, no les paga ajustándose al trabajo realizado por cada grupo. Aunque su trabajo ha sido muy desigual, a todos les da “un denario”: sencillamente, lo que necesitaba cada día una familia campesina de Galilea para poder vivir.
Cuando el portavoz del primer grupo protesta porque ha tratado a los últimos igual que a ellos, que han trabajado más que nadie, el señor de la viña le responde con estas palabras admirables: “¿Vas a tener envidia porque yo soy bueno?”. ¿Me vas a impedir con tus cálculos mezquinos ser bueno con quienes necesitan su pan para cenar?
¿Qué está sugiriendo Jesús? ¿Es que Dios no actúa con los criterios de justicia e igualdad que nosotros manejamos? ¿Será verdad que Dios, más que estar midiendo los méritos de las personas como lo haríamos nosotros, busca siempre responder desde su Bondad insondable a nuestra necesidad radical de salvación?
Confieso que siento una pena inmensa cuando me encuentro con personas buenas que se imaginan a Dios dedicado a anotar cuidadosamente los pecados y los méritos de los humanos, para retribuir un día exactamente a cada uno según su merecido. ¿Es posible imaginar un ser más inhumano que alguien entregado a esto desde toda la eternidad?
Creer en un Dios, Amigo incondicional, puede ser la experiencia más liberadora que se pueda imaginar, la fuerza más vigorosa para vivir y para morir. Por el contrario, vivir ante un Dios justiciero y amenazador puede convertirse en la neurosis más peligrosa y destructora de la persona.
Hemos de aprender a no confundir a Dios con nuestros esquemas estrechos y mezquinos. No hemos de desvirtuar su Bondad insondable mezclando los rasgos auténticos que provienen de Jesús con trazos de un Dios justiciero tomados del Antiguo Testamento. Ante el Dios Bueno revelado en Jesús, lo único que cabe es la confianza.

            

MIRAR CON FE AL CRUCIFICADO

La fiesta que hoy celebramos los cristianos es incomprensible y hasta disparatada para quien desconoce el significado de la fe cristiana en el Crucificado. ¿Qué sentido puede tener celebrar una fiesta que se llama “Exaltación de la Cruz” en una sociedad que busca apasionadamente el “confort” la comodidad y el máximo bienestar?
Más de uno se preguntará cómo es posible seguir todavía hoy exaltando la cruz. ¿No ha quedado ya superada para siempre esa manera morbosa de vivir exaltando el dolor y buscando el sufrimiento? ¿Hemos de seguir alimentando un cristianismo centrado en la agonía del Calvario y las llagas del Crucificado?
Son sin duda preguntas muy razonables que necesitan una respuesta clarificadora. Cuando los cristianos miramos al Crucificado no ensalzamos el dolor, la tortura y la muerte, sino el amor, la cercanía y la solidaridad de Dios que ha querido compartir nuestra vida y nuestra muerte hasta el extremo.
No es el sufrimiento el que salva sino el amor de Dios que se solidariza con la historia dolorosa del ser humano. No es la sangre la que, en realidad, limpia nuestro pecado sino el amor insondable de Dios que nos acoge como hijos. La crucifixión es el acontecimiento en el que mejor se nos revela su amor.
Descubrir la grandeza de la Cruz no es atribuir no sé qué misterioso poder o virtud al dolor, sino confesar la fuerza salvadora del amor de Dios cuando, encarnado en Jesús, sale a reconciliar el mundo consigo.
En esos brazos extendidos que ya no pueden abrazar a los niños y en esas manos que ya no pueden acariciar a los leprosos ni bendecir a los enfermos, los cristianos “contemplamos” a Dios con sus brazos abiertos para acoger, abrazar y sostener nuestras pobres vidas, rotas por tantos sufrimientos.
En ese rostro apagado por la muerte, en esos ojos que ya no pueden mirar con ternura a las prostitutas, en esa boca que ya no puede gritar su indignación por las víctimas de tantos abusos e injusticias, en esos labios que no pueden pronunciar su perdón a los pecadores, Dios nos está revelando como en ningún otro gesto su amor insondable a la Humanidad.
Por eso, ser fiel al Crucificado no es buscar cruces y sufrimientos, sino vivir como él en una actitud de entrega y solidaridad aceptando si es necesario la crucifixión y los males que nos pueden llegar como consecuencia. Esta fidelidad al Crucificado no es dolorista sino esperanzada. A una vida “crucificada”, vivida con el mismo espíritu de amor con que vivió Jesús, solo le espera resurrección.

miércoles, 10 de septiembre de 2014



1.       Tú no eres tu trabajo. No eres la cantidad de dinero que tengas en el banco. No eres tus posesiones. Encuentra tu pasión. Busca lo que te inspire. Encuentra algo que te encante hacer y persíguelo con todo tu corazón. Puede que encuentres la forma de ganar dinero de esta manera. 
2.      El amor duele. Pero amar es mucho mejor que encerrarse en el miedo a que te hagan daño y no experimentarlo. 
3.      La comunicación y el respeto son las bases para una relación duradera. En una relación se necesitan tres cosas: ganas, amor y valores compartidos. 
4.      No te compares nunca con los demás. Es una pérdida de energía. Eres único y tienes tus propios dones para ofrecer al mundo. 
5.      Cuida tu salud: física, mental y espiritual. 
6.      No te quejes. Decide lo que vas a tolerar y llévate bien con la vida. 
7.      Establece tus límites; en el trabajo, la familia y las amistades. 
8.      Las cosas pequeñas también importan: con buenos modales se llega a cualquier parte. 
9.      Sé agradecido. Apunta las cosas por las que estás agradecido cada día. 
10.    Ten en cuenta que vas a fallar. El fracaso no es algo fatal. 
11.    Aprende las lecciones, vuélvete a levantar e inténtalo de nuevo. 
12.    Sueña cosas espectaculares. Te sorprenderás de lo que puede hacerse realidad. 
13.    Actúa con integridad en todo momento. 
14.    Llama a tus padres. Quizás te hayan puesto de los nervios, pero te han criado como mejor han sabido y podido. 
15.    Conoce tus valores. No dejes que nadie, por mucho que sea tu jefe o tu pareja, viole aquello en lo que crees. 
16.    No tienes por qué tener todo bajo control. 
17.    Mañana será otro día. Relájate. Respira hondo y con tranquilidad. 
18.    Escucha tu diálogo interno. 
19.    ¿Le hablarías así a alguien a quien quieres? 
20.   Corre riesgos y date un voto de confianza. Te crecerán las alas. 
21.    Sé servicial con los demás. Interésate por ellos. La gente siempre se acordará de lo que has hecho por ellos. 
22.    "No" es una frase completa. 
23.    No te estreses demasiado por tus decisiones. Las decisiones no tienen que ser para siempre. 
24.    Cultiva y alimenta las amistades. Con amor y cuidado pueden durar para siempre. Al mismo tiempo, no tengas miedo de cambiar de amigos. 
25.    Eres suficiente con lo que eres: perfecto en tu imperfección. 
26.    Aprende a aceptar los cumplidos. Sólo tienes que decir: "Gracias". 
27.   Atrévete a mostrar que eres vulnerable. De hecho, es el mayor acto de valentía. 
28.    Nunca estás solo. 
29.    Perdona. Primero a ti y después a los otros. Todos estamos juntos en esto. 
30.   Tu actitud siempre es una elección. 
31.    Ríete mucho. Pásatelo bien. 
32.    La magia ocurre fuera de tu zona de confort. 
33.    Aprende a quererte a ti mismo desde ahora. Cuanto más lo dejes y más mayor seas, más te costará.
34.     No te preocupes por lo que piensen otras personas. Piensan en ti mucho menos de lo que imaginas.
35.     Sigue tu intuición. Tu instinto tiene la respuesta. Siempre. 
36.    La felicidad empieza en ti. No esperes a que otra persona te haga feliz. 
37.   Trata de mantener tu estabilidad económica desde el principio. Ahorra el 10% de lo que ganes. La deuda no está nada bien. Hazte tu propia comida para llevártela al trabajo. Un cappuccino y un sándwich van sumando gastos cada día. La vida no es una carrera. 
38.    Párate y huele las rosas. En serio. 
39.    Cuando te veas agobiado, pregúntate: "¿Dentro de cinco años esto seguirá siendo un problema?". 

40.   Los cambios ocurren. Es una de las grandes verdades de la vida. Aprende a adaptarte a ellos.